Habitantes de El Limón de los Ramos, sindicatura Villa Adolfo López Mateos, al norte de Culiacán, presenciaron y documentaron el ingreso de civiles armados al corazón del poblado.
Las imágenes muestran una caravana de camionetas con aparente blindaje artesanal avanzando en fila, sin prisa y sin encontrar resistencia.

Los civiles, equipados con armas largas y vestimenta táctica, recorrieron calles y callejones. Minutos después de su llegada, comenzaron a escucharse las primeras balaceras.
Según testimonios de vecinos, al menos seis viviendas fueron atacadas en distintos puntos del pueblo. Las ráfagas de alto calibre irrumpieron en la comunidad.
Las cámaras de los celulares capturaron la crudeza del momento. En uno de los videos se escucha con nitidez el estruendo de los disparos. Las grabaciones circularon casi de inmediato en redes sociales y grupos vecinales.
Un episodio similar ocurrió el 19 de junio en esa misma zona rural de Culiacán, cuando un enfrentamiento entre grupos armados rivales paralizó por momentos la carretera libre México 15, a la altura de El Limón de los Ramos. El saldo de entonces fue de tres personas muertas.
En el lugar fueron asegurados dos vehículos también con reporte de robo: una motocicleta y una camioneta. Dentro de esta última se localizaron granadas, cartuchos, armas largas y equipo táctico.
La zona ha sido escenario de una disputa persistente entre células del crimen organizado, conflicto que se intensificó a partir del 9 de septiembre de 2024, fecha en la que inició una nueva oleada de violencia en Sinaloa.
Desde entonces, más de mil 500 personas han sido asesinadas en distintos episodios de esta guerra que ha salpicado tanto a zonas urbanas como a comunidades rurales.
¿Por qué es estratégica esta zona?
El Limón de los Ramos no es sólo una comunidad rural más en el norte de Culiacán. Su ubicación —a unos 30 o 40 minutos del centro, sobre la carretera libre México 15— la convierte en un punto neurálgico para el tránsito hacia sindicaturas clave como El Tamarindo, Mojolo, El Espinal y otras comunidades de Villa Adolfo López Mateos.
Este tramo carretero, históricamente, ha sido mucho más que una vía de comunicación: ha funcionado como corredor para el traslado de armas, droga y personas, además de servir como ruta de escape tras operativos o enfrentamientos en la ciudad.
La zona está rodeada de amplias tierras de cultivo, caminos de terracería y ranchos dispersos que ofrecen las condiciones ideales para ocultarse, montar campamentos temporales o mover recursos logísticos sin ser detectados con facilidad. Las brechas que cruzan el monte son utilizadas para desviar convoyes y evadir retenes.
Existen reportes de que, en distintas sindicaturas cercanas, operan bodegas y casas de seguridad utilizadas para almacenar armas, vehículos, equipo táctico e incluso para mantener retenidas a personas. Son espacios diseñados para operar fuera del radar, pero cerca del epicentro urbano.
El Limón de los Ramos no es sólo territorio: es una plataforma de resguardo, movilidad y repliegue, sin exponerse por completo en la mancha urbana. En una guerra donde el terreno define la ventaja, esta comunidad es una ficha clave en el tablero del conflicto.
ROA