También son miles, al igual que la caravana de migrantes centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos, aunque a diferencia de aquellos, éstos, que también caminan con pesadas mochilas a la espalda y corren por la 'frontera' entre el Estado de México y la CDMX, buscan también su propósito... llegar al Metro Indios Verdes.
Desde las primeras horas, hombres, mujeres y niños de todas las edades tuvieron que caminar varios kilómetros, sorteando autos, camiones y mentadas provenientes de los desesperados automovilistas, que buscaban abrirse paso, aunque nada impediría que con los minutos, aquel pedazo de tierra de San Juan Ixhuatepec, en el municipio de Tlalnepantla, se convirtiera en un gigantesco estacionamiento.
¡Papá , estoy cansada y ya tengo hambre!, se escucha decir a una pequeña , de escasos 5 años, que es llevada de la mano por aquel hombre flaco, barba desaliñada y calzado polvoriento, señas de que ya había recorrido un gran tramo entre aquel 'río humano'.
Más adelante, la 'caravana' mexiquense frena un poco su agitado paso, y es que un grupo de quizá 50 personas, algunos encapuchados, los culpables de cerrar la vía de acceso a la ciudad, custodiaban con sus miradas a los 'viajeros,' que apresurados guardaban sus celulares o se juntaban a otros caminantes ante el temor de algún robo.
"Dicen que traen cuete, hágase para acá", le comenta un señor a una asustada joven, que se cubre del sol con un paraguas, metros antes de cruzar aquella valla de piedras, palos, pedazos de ventana y basura, y donde por medio de consignas 'exigen justicia' por el actuar de los policías una noche antes, donde en un operativo para capturar a 4 supuestos delincuentes, unos 100 elementos de la SSP capitalina, terminó en enfrentamiento entre los colonos y provocó el cierre de la autopista México-Pachuca esta mañana.
" Y la pinche Policía, dónde está. Sólo sirven para robar, como siempre", le comenta molesto un solitario hombre a una señora, que sólo le medio sonríe y apresura el paso para evitarlo.
Más adelante, entre los caminantes se escucha un grito. "Churros, churros a 12 pesitos, lleve sus churros" grita un hombre que comienza a hacer lo que comúnmente decimos "su agosto" y que en pocos minutos terminó, quizá, la venta del día.
Los que logran alcanzar el propósito de llegar al metro, agotados por la larga jornada matutina y con el rostro cansado, se acercan a los puestos que se encuentran en el paradero con el propósito de hidratarse.
jamj