La violencia y la crisis migratoria que se vive en la frontera entre México y Estados Unidos ha revivido la petición de fiscales y políticos estadunidenses de nombrar a los cárteles mexicanos como Organizaciones Terroristas Extranjeras (OTE) y ha puesto en la mesa de la discusión cuáles podrían ser las consecuencias.
Los argumentos de los fiscales estadunidenses se basan en que los cárteles mexicanos amenazan la seguridad nacional, ya que más allá de la venta de drogas han desarrollado un grupo de Fuerzas Armadas para protegerse de sus competidores argumentando que el gobierno mexicano ha sido incapaz de controlarlos.
El gobernador de Texas, Greg Abbot, planteó en una orden ejecutiva en septiembre de 2022, que la designación de los cárteles como terroristas podría ayudar a su detención, enjuiciamiento y desarticulación.
El político estadunidense, quien milita en el Partido Republicano, también envió una carta al presidente Joe Biden y a la vicepresidenta Kamala Harris para solicitar la clasificación de terrorismo federal para organizaciones delictivas que producen y distribuyen fentanilo, entre las que destacan el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
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Ante la crisis de salud pública que atraviesa Estados Unidos por el consumo del potente opioide sintético, el gobernador de Texas consideró que más estadunidenses han muerto por sobredosis con fentanilo en 2021 que por todos los ataques terroristas ocurridos en el mundo en los últimos 100 años.
La propuesta de Abbott no solo escandalizó a otros políticos estadunidenses sino que también llegó a tensar la relación diplomática entre México y el país de las barras y las estrellas.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se opuso rotundamente ante las consecuencias que la designación pudiera traer para ambos países. Esta no fue la primera vez que funcionarios estadunidenses han planteado la propuesta como una medida para avanzar en el combate a las drogas que han librado desde décadas atrás.
Las ocasiones que EU ha buscado designar como terroristas a cárteles mexicanos
Una de las propuestas más antiguas para designar como terroristas a cárteles mexicanos en Estados Unidos data del año 2011 y fue hecha por el congresista Michael McCaul.
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En aquellos años, el político republicano buscó colocar a seis cárteles de la droga mexicanos en la lista de las Organizaciones Terroristas Extranjeras e incluía a la organización de los Arellano Félix, Los Zetas, la organización de los Beltrán Leyva, la Familia Michoacana, el Cártel de Sinaloa y el Cártel del Golfo
De acuerdo con los argumentos expuestos en el portal de Michael McCaul, representante del Distrito 10 de Texas, la designación permitiría a Estados Unidos limitar los intereses financieros, inmobiliarios y de viajes de los cárteles, así como imponer castigos más severos a cualquiera que brindara apoyo material a los grupos de la delincuencia organizada.
Dentro de los argumentos utilizados por McCaul para sustentar su propuesta expuso que, si bien los cárteles mexicanos no están impulsados por una ideología religiosa, sí operan de la misma manera que AlQaeda, los talibanes, Hezbolá, con quienes comparten un deseo y tácticas para ganar influencia política y económica.
Aunque la propuesta del también ex fiscal federal realizada en 2011 no fue aprobada, esto no implicó que quedara en el olvido, pues a finales de noviembre de 2019 el ex presidente Donald Trump intentó nuevamente designar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas tras el ataque a la familia LeBarón en Sonora que dejó como saldo tres mujeres y seis menores de edad sin vida.
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Políticos republicanos como Chip Roy, Brian K. Fitzpatrick, Dan Crenshaw, Roger Marshall y Jodey C. Arrington han intentado retomar la propuesta como una herramienta para combatir a la delincuencia organizada.
El terrorismo para Estados Unidos
Información del Departamento de Seguridad de Estados Unidos apunta que la principal amenaza relacionada con el terrorismo continúa proviniendo de delincuentes solitarios o pequeñas células de individuos motivados por una variedad de agravios extranjeros o nacionales comunmente cultivados a través del consumo de cierto contenido en línea.
"La convergencia de ideologías extremistas violentas, narrativas falsas o engañosas y teorías de conspiración han contribuido y seguirán contribuyendo a una mayor amenaza de violencia en Estados Unidos", se lee en un boletín del Departamento de Seguridad Interna.
Las organizaciones terroristas extranjeras y los actores de amenazas nacionales continúan amplificando narrativas cuyo objetivo es sembrar discordia y socavar la confianza pública en las instituciones gubernamentales.
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Bajo ese tenor, los extremistas violentos -inspirados por una gran variedad de agravios e ideologías- continúan atacando lugares concurridos como centros comerciales o instalaciones de acceso público, así como algunas sedes gubernamentales, estatales y lugares de culto.
De acuerdo con estas características descritas por el Departamento de Seguridad de Estados Unidos no coinciden del todo con los cárteles mexicanos, premisa que analistas han utilizado para desestimar la propuesta elaborada por políticos republicanos que buscan designarlos como terroristas.
Las consecuencias de la designación
En un análisis sobre la propuesta impulsada realizado por InSight Crime se plantea que el hecho de no considerar a los grupos delictivos como Organizaciones Terroristas Extranjeras no ha impedido que los organismos de seguridad de Estados Unidos lleven a cabo investigaciones o que se les enjuicie por cargos relacionados con el terrorismo, como se ha sucedido con las pandillas de la Mara Salvatrucha (MS13).
Uno de los principales riesgos que señala el análisis es la acción militar proactiva que Estados Unidos podría tener en contra de los grupos de delincuencia organizada, lo cual violaría el derecho internacional en caso de que se lleve a cabo en territorio mexicano, desatando así una crisis diplomática con México.
Además las estrategias antiterroristas militarizadas pueden ser poco efectivas ya que los grupos de la delincuencia organizada y los terroristas tienen motivaciones radicalmente diferentes.
InSight Crime detalla que los terroristas tienen un objetivo político mientras que los cárteles mexicanos usan la violencia con ánimos de lucro. Así al eliminar a un mando o líder terrorista es posible debilitar o desmantelar sus redes. Sin embargo, la situación es distinta para los grupos delictivos ya que al eliminar a un alto mando no acaba con la demanda de distribución de drogas y servicios ilícitos que ofrece ya que podría surgir un nuevo grupo o rival criminal.
Los investigadores Jason M. Blazakis y Colin P. Clarke plantearon en un artículo de opinión para Los Angeles Time que agregar más grupos terroristas a la lista de Estados Unidos podría superar la capacidad de la comunidad de inteligencia para recopilar información sobre las amenazas terroristas extranjeras más relevantes como el Estado Islámico o Al Qaeda.
Ambos analistas también recordaron que las actividades delictivas de los cárteles ya se encuentran totalmente arraigadas en Estados Unidos, de modo que existen ciudadanos estadunidenses operando en nombre de distintos cárteles desde la distribución de drogas hasta operaciones logísticas de mayor complejidad.
Estados Unidos actualmente está aplicando algunos recursos legales usados para terroristas en cárteles e integrantes de la delincuencia organizada de México como negar el acceso a su sistema financiero.
ATJ