La semana previa al homicidio en plaza Artz Pedregal, Vanessa Linette Ballar Fallas, La Güera, se reunió dos veces con Binyamin Yeshuron Sutchi y Alon Azulay en un hotel cercano al centro comercial.
Sentados ante una mesa de la terraza de uno de los dos restaurantes del hotel Royal Pedregal, en la colonia Jardines de la Montaña, a poco más de cinco kilómetros de Artz Pedregal, negociaban la entrega del dinero que presuntamente hackers israelíes habían estafado del sistema bancario europeo y enviado a México.
Ben Sutchi dijo haber conocido a los hackers durante su estancia en la cárcel y como él había vivido en México hasta 2005, cuando fue deportado por actividades criminales, era el hombre adecuado para la misión: reunirse con una mujer en Ciudad de México, recoger el adeudo y cobrar por ello al menos cinco millones de euros, de acuerdo con declaraciones de su círculo cercano de amigos, conocidos y cómplices recogidas en investigaciones a las que tuvo acceso MILENIO.
En la mesa había un tercer hombre de camisa blanca, según se observa en una de las fotos que les tomaron, de quien aún no se sabe su identidad, ni en México ni en Israel.
De acuerdo con las investigaciones a las que MILENIO tuvo acceso, Ben Sutchi creyó hasta el último momento que la mujer era confiable, que le iba a dar el dinero: alegaba que si no quisiera pagarle no respondería sus llamadas ni se reuniría con ella.
Al menos uno de sus cercanos difería: consideraba que la mujer quería minarlos y por esos sus presumía de supuestas amistades poderosas, incluido eso de que era “amiga de generales”.
Las indagatorias no saben si se refería a militares o a grandes capos del crimen organizado en México o en Israel, donde Ben Sutchi tenía una rivalidad desde años atrás con el grupo conocido como Familia Musli.
El asesinato de los israelíes iba ocurrir un día antes: habían acordado reunirse el martes 23 de julio, pero Vanessa Linette Ballar Fallas canceló y propuso verse al día siguiente, cuando sucedió el ataque en plaza Artz Pedregal.
RLO