A los 43 años, Osiel Cárdenas sabía que había hecho un gran acuerdo con la justicia estadunidense: dentro de 14 años podría salir de prisión. Ese día llegará el viernes 30 de agosto, cuando será liberado de acuerdo con los registros oficiales de Estados Unidos.
En 2009, el capo conocido como El Matamigos, había firmado su acuerdo de culpabilidad, que incluía cinco cargos relacionados con tráfico de cocaína y mariguana, amenazas contra un agente de seguridad y lavado de dinero.
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Medio año después, el 24 de febrero de 2010, en la corte federal en Brownsville, Texas, escucharía su sentencia, no sin que antes una jueza federal le recordara los crímenes y el legado de violencia que dejó en México y Estados Unidos.
Osiel Cárdenas, El Fantasma, o El Ingeniero, llegaba a su audiencia de sentencia con la Fiscalía estadunidense tras negociar su rendición y con una recomendación de 25 años de prisión en su contra.
Como fue detenido en México en 2003, se le tomó en cuenta el tiempo cumplido en territorio nacional y por buen comportamiento en prisión, logrará salir a finales de este mes.
“Me disculpo con mi país, México, con Estados Unidos, mi familia, mi esposa especialmente, mis hijos, por los errores que he cometido. Creo que el tiempo que he pasado en prisión, he reflexionado y me he dado cuenta del mal comportamiento que he tenido, y de verdad, estoy arrepentido. También me disculpo con todas las personas que herí directa e indirectamente”, dijo durante unos minutos que se le otorgaron en la audiencia donde se le dictó sentencia.
¿Qué dicen las autoridades sobre posible liberación?
Pero la jueza Hilda G. Tagle no estaba tan convencida; tanto que, durante la audiencia, le dijo a Cárdenas que había dudado al aceptar su acuerdo de culpabilidad.
“Sus acciones han generado miedo y violencia en nuestra comunidad. Los niños no están seguros ni en sus escuelas por los enfrentamientos armados”, le dijo la jueza: “Usted era un modelo a seguir para los narcotraficantes que presumían rifles de asalto y quienes no solo son más y más jóvenes, sino más descarados.”
Sin embargo, Tagle determinó imponerle la sentencia recomendada por la fiscalía, segura de que Cárdenas Guillén obtendría la libertad y su poder se habría desvanecido.
“Creo que la sentencia que voy a imponerle asegurará que cuando salga de custodia del Buró de Prisiones, esos narcotraficantes para quienes usted era un modelo en el pasado, hayan salido adelante y, desgraciadamente, llenado sus zapatos”, le explicó, para después sentenciarlo a 25 años de prisión.
Droga escondida en jalapeños, lavado de dinero y amenazas: el acuerdo
MILENIO accedió al acuerdo de colaboración que Cárdenas Guillén firmó el 30 de julio de 2009. Los cinco cargos se desprendían de evidencia en poder del gobierno estadunidense con la que doblegaron al histórico narcotraficante.
Un memorándum que forma parte del acuerdo, enumera los delitos, entre los que se encuentra un cargamento de 271 kilos de cocaína escondido en pallets de chiles jalapeños dentro de un tractor en Falfurrias, Texas, ligado a Cárdenas.
También se tenían otros siete cargamentos de cocaína, así como evidencia del lavado de dinero que llegaba a México, relacionado con la venta de las drogas.
Secuestros y amenazas a la autoridad
Dos agentes del FBI y de la DEA aún lo recordaban, diez años después. Era Matamoros, Tamaulipas, y el primer milenio estaba por concluir. Estaban por reunirse con una fuente que les daría información sobre el cártel del Golfo, pero se encontraron con el jefe.
Osiel Cárdenas Guillén, con un comando armado hasta los dientes, los retuvo y les advirtió que no los quería volver a ver ahí.
Joe Dubois, de la Administración para el Control de Drogas y Daniel Fuentes, del Buró Federal de Investigaciones, viajaron el 9 de noviembre de 1999 a Matamoros, Tamaulipas, desde el consulado de Estados Unidos en Monterrey, Nuevo León, donde estaban asignados; cuando viajaban en su vehículo oficial, fueron rodeados y detenidos por varios vehículos.
Un colaborador del cártel del Golfo, Juan Carlos de la Cruz Reyna, fue el primero en acercarse a los agentes. Apuntaba con un rifle al agente de la DEA.
“Cárdenas Guillén, quien también estaba armado, se acercó a la ventana del agente Fuentes. Cárdenas Guillén y otros amenazaron con asesinar a los agentes Dubois y Fuentes si no salían del vehículo”, se detalla en el memorándum de rendición.
Los agentes, por supuesto, no bajaron. Se identificaron como funcionarios estadunidenses y comenzaron a forcejear con los narcos para que no les abrieran las puertas del auto.
“Eventualmente, Cárdenas Guillén permitió a los agentes y a su pasajero irse tras una advertencia de que no regresaran a Matamoros.”
En mayo de 1999, un alguacil del condado de Cameron, en Texas, logró convertirse en un agente encubierto y logró que se le confiara transportar a Houston, Texas, un cargamento de mariguana. Cuando lo hizo, amenazó con no entregar la droga hasta que recibiera los 100 mil dólares que le prometieron, por lo que recibió una llamada desde México: era Osiel Cárdenas.
“Cárdenas Guillén amenazó con asesinar a Rodríguez y a su familia si la mariguana no se le entregaba a su gente en Houston. Cárdenas Guillén le dijo a Rodríguez que podía tomarle un día, una semana o un año, pero que lo encontraría a él y a su familia y los mataría (...) le dijo que no le importaba si era un policía, informante o agente de la DEA.”
El agente no tuvo más remedio que entregar la droga, que sumaba poco menos de una tonelada. Una milla después, la persona que recibió la mariguana, fue detenida junto al cargamento.
Está acusado en México
El Buró Federal de Prisiones (BOP) de Estados Unidos prevé que el 30 de agosto, Cárdenas Guillén será liberado. En México tiene varias acusaciones pendientes por crimen organizado y tráfico de drogas, sin embargo, será el gobierno estadunidense el que determine si deportará al histórico criminal, o permitirá su estadía en ese país con el modelo de libertad supervisada.
RM