Las cuatro mexicanas acusadas por 80 personas en una corte en Nueva York, Estados Unidos, en el caso Nxivm pueden ser requeridas por el juez a pagar multas o entregar bienes inmuebles para resarcir el daño que reclaman las víctimas en caso de que el fallo sea a favor de los demandantes.
De acuerdo con expertos en la materia consultados, la ley norteamericana asienta que para que alguien gane una demanda civil tiene que probar su caso por una “preponderancia de pruebas”, es decir, que el juez debe creer que la demanda es más fuerte que los argumentos que presente la defensa.
Señalan que en este caso, de acuerdo con lo que señala la ley estadunidense, no será difícil para los abogados de las “víctimas” comprobar su acusación, ya que todos los cargos tienen relación con la demanda penal que halló culpable a Keith Raniere, cuya sentencia será leída en la Corte del Distrito Este de esta ciudad el 17 de abril.
Rosa Laura Junco de la Vega, Daniela Padilla, Loreta Garza y Mónica Durán formaban parte del primer círculo de “esclavas” de Keith Raniere, posición desde la cual estaban enteradas de la operación de la empresa criminal, motivo por el cual fueron incluidas en los cargos de crimen organizado.
Las mexicanas Junco, Padilla, Garza y Durán aparecen en cinco de los diez cargos que completan la acusación; en los Cargo I y II por violar la ley RICO y participar, directa o indirectamente, en la operación de la empresa por “abusar física y psicológicamente de personas y participar, entre otros actos delictivos, en fraude postal y electrónico, estafando a los demandantes con grandes sumas de dinero, trabajo forzoso y esclavitud sexual forzada.
En el Cargo III aparecen en esquemas de esclavitud, tráfico sexual, trabajo forzoso y trata de personas, en el IV de Negligencia per se por la práctica no autorizada de profesiones que requieren permiso e involucran asesoramiento. Finalmente se les incluye en el Cargo VII por “ayudar e instigar, actuar en consecuencia y conspirar” respecto a quemar un tatuaje en la cintura de otras.
Rosa Laura Junco, Loreta Garza, Mónica Durán y Daniella Padilla “ayudaron, incitaron y solicitaron participar en la escandalosa ceremonia sin que los demandantes supieran en ese momento que iban a ser marcados con las iniciales de Raniere”.
Testigos en Monterrey, Nuevo León han visto recientemente Rosa Laura, Loreta y Daniela, acudiendo a eventos sociales con otras más del primer círculo de esclavas de Raniere, como Mariana Fernández y Carola Garza. “Se les ve demacradas y confundidas” dijo otra de las fuentes consultadas.