El 4 de agosto, una joven de 18 años logró escapar de su agresor. Dentro de un departamento en la colonia El Arbolillo, alcaldía Gustavo A. Madero, su tío la había amagado con un cuchillo, y no sólo a ella, sino también a su mamá y abuela diciéndoles que las mataría. Aquella chica corrió y apretó el botón de pánico de un poste del C2.
Personal del centro de emergencias indicó a la policía lo que sucedía y en minutos, los oficiales Huerta y Hernández, de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México, salvaron a aquellas tres mujeres aunque ello implicó casi morir desangrados.
Eran casi las nueve de la noche . Tras llegar al punto, los policías resguardaron de inmediato a aquella joven y le dijeron que subiera a la patrulla para que los llevara a su casa y así rescatar a sus familiares. La muchacha se notaba muy alterada y estaba llorando.
Ilustración: Moisés Butze
“Decía que salváramos a su mamá y a su abuelita, ya que pudo escaparse porque su tío estaba muy agresivo con ellas. Su mamá y su abuela estaban dentro del domicilio”, contó a MILENIO el policía Huerta.
No obstante, el agresor ya la estaba esperando, pero al notar la presencia de los policías, comenzó a golpear con el cuchillo la ventana de la patrulla y en segundos, el oficial Huerta, quien conducía la unidad, se echó en reversa para salvaguardar la integridad de aquella joven.
El policía solicitó el apoyo de más compañeros, quienes al llegar y ver la situación, persuadieron al hombre para que bajara el cuchillo, pero no funcionó y comenzó a agredir al oficial Huerta, quien disparó al suelo para dispersar al agresor y que se rindiera.
“Cuando nos ve, empieza a agredirme a mí, se me abalanza queriéndome picar, por lo que desenfundo el arma y hago una detonación. Mi compañero, el oficial Herrera, al ver que no cede la agresión, le dice comandos verbales para que desistiera”.
Ilustración: Moisés Butze
El elemento Herrera, quien se percató que aquel hombre con el cuchillo estaba amenazando a su compañero, trató de disuadirlo con comandos verbales en reiteradas ocasiones ya que, pese al disparo para disuadirlo, seguía atentando contra la integridad del policía Huerta, quien logró resguardarse junto a la patrulla.
“El agresor nunca desistió, incluso amenazó con el cuchillo a mi compañero, quien se alcanza a resguardar a un costado de una de las unidades que se encontraba en el lugar. La detonación fue hacia el suelo y en ningún momento fue hacia la persona. El agresor nunca desistió, inclusive lo amenazó con el cuchillo. Es cuando yo le empiezo a gritar y que suelte el cuchillo, que desista de actuar y que se tirara al suelo, pero en ningún momento hizo caso.
“Me empieza a amenazar y con el cuchillo en la mano se me abalanza. Ya cuando lo tenía demasiado cerca y el riesgo era inminente, desenfundo mi arma de carga y efectué dos detonaciones hiriendo a la persona en la pierna izquierda. En todo momento, tanto mi compañero como yo, nunca intentamos que el agresor saliera herido, nunca fue lo primero que pensamos (…) al ver que el hombre no cesaba y al ver que estaba en peligro la vida de mi compañero y la mía, no me quedó otra que actuar de esa manera”, relató el policía Herrera.
Mientras aquella escena ocurría, el policía Huerta resguardaba en la patrulla a la joven que pidió ayuda. “Lo único que el agresor respondía era ‘los voy a matar, no me importa, los voy a matar; sigues tú, ahora vas tú’. En ningún momento tenía un lenguaje coherente”, narró el policía Herrera.
Ilustración: Moisés Butze
Estando en el suelo, el agresor quería cortarse el cuello, por lo que el oficial Herrera le quitó el cuchillo y su compañero Huerta lo esposó de inmediato. Una vez que el agresor fue puesto bajo custodia, la abuela y mamá de la joven fueron rescatadas, mientras que el hombre fue traslado a un hospital en calidad de detenido.
El policía Herrera, con ocho años como oficial, cuenta que aunque ha atendido emergencias por violencia familiar, no le había tocado atender un llamado de “algo que se saliera tanto de control”, en tanto su compañero, el oficial Huerta, quien lleva dos años en la SSC, es la primera vez que se enfrenta a una situación así; “estoy satisfecho por lo que hice, por salvar a las tres mujeres que estaban en riesgo porque nosotros también tenemos familia”, manifiesta.
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