La declaración del jurado que encontró culpable a Joaquín El Chapo Guzmán, en la Corte de Distrito de Nueva York, en Estados Unidos, no significa el fin de la era de los grandes capos en México, porque en nuestro país aún operan personajes por encima del ex líder del cártel de Sinaloa, quien desde hace años tenía un papel secundario dentro de la mencionada organización criminal.
Así coincidieron en señalar Javier Oliva Posada, investigador de la UNAM y especialista en temas de seguridad nacional y fuerzas armadas, y Eruviel Tirado, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas.
En entrevista con MILENIO, Oliva Posada mencionó que en territorio nacional operan capos como Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, líder del cártel de Jalisco Nueva Generación; Ismael El Mayo Zambada, cabeza del cártel de Sinaloa; además de que se tiene conocimiento de al menos tres líderes, de la conformación original del cártel de Los Zetas, que están activos.
Pese a que existen versiones de que Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, otro de los líderes míticos del cártel de Sinaloa, murió en 2014 por un supuesto infarto, dicha versión no ha sido comprobada.
Otro de los legendarios que volvió a la actividad, apuntó Oliva, es Rafael Caro Quintero, identificado como uno de los fundadores del cártel de Guadalajara, quien recuperó su libertad tras un amparo, mismo que después fue revocado y que hoy permanece prófugo. Estados Unidos ofrece una recompensa de 20 millones de dólares por él.
Oliva aseguró que desde hace años El Chapo tenía un papel secundario en la organización por dos motivos: una por la persecución en su contra por parte del Estado, y la otra por la guerra que enfrentaba contra sus enemigos, situación que le dificultó la operación u organización.
Mencionó que desde hace años, al interior del cártel de Sinaloa se dio un reacomodo donde los hijos de El Chapo asumieron un papel protagónico.
Eruviel Tirado comentó que en la actualidad hay otros nombres que siguen sonando en nuestro país como líderes del narcotráfico de organizaciones importantes.
“Quizá podría marcarse como un hecho o un punto de inflexión en el fenómeno de la historia del narcotráfico que con la captura de él (El Chapo) y de otros capos, eso ha dado lugar a una transformación y a una evolución del fenómeno en términos del liderazgo y del control de las organizaciones.
“Desde hace rato ya sabemos que las organizaciones grandes ya no son tantas, sino que se han multiplicado y que además de ser estructuras verticales, ahora son estructurares horizontales que se han diversificado y se especializan en diversas actividades ilícitas en el territorio nacional”, expresó.
Tirado subrayó que algunas organizaciones hoy se dedican a la trata de personas, otras a la extorsión, unas más al trasiego de drogas, es decir, existe un “portafolio de actividades delictivas”.
Dijo que la captura de El Chapo y de otros personajes, detenidos antes que el ex líder del cártel de Sinaloa, implicó que el narcotráfico y el crimen organizado se fueran transformando.
“Y eso viene desde la época de (Felipe) Calderón, en donde la estrategia punitiva estaba concentrada en la captura de los líderes de los cárteles, sin considerar que eso es lo que trajo como consecuencia pues un aceleramiento en la sucesión de las organizaciones y en la atomización de esas mismas.
“Tenemos varias ejemplos, en Jalisco, Michoacán, en el Pacífico o en el Noreste del país, con el cártel del Golfo; las grandes organizaciones se han dividido y diversificado, pero no necesariamente por lo que está ocurriendo con El Chapo”, explicó.
Tirado añadió que tal vez el caso Joaquín Guzmán Lorea “marque un hito”, pero no necesariamente lo que le sucedió en Estados Unidos, sino que en México se enfrenta un fenómeno distinto desde hace diez años.