Gerardo Ortiz y Luis R. Conríquez comparten más que algunas canciones juntos. Ambos cantantes de corridos han sido vinculados con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) a través de lo que los hizo famosos: su música, algo que además ha permitido a diferentes agencias de inteligencia adentrarse en las operaciones de una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.
En junio pasado, el productor José Ángel Del Villar fue detenido por el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) por haber tenido transacciones financieras con el CJNG.
Una de sus mayores estrellas, Gerardo Ortiz, lo había puesto en el ojo del huracán luego de participar en una serie de conciertos promovidos por Gallística Diamante, una firma del empresario mexicano Jesús Pérez Alvear, señalado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos por lavar dinero para el cártel a través de conciertos. Uno de estos eventos dentro de la Feria de San Marcos, Aguascalientes.
Según el Departamento del Tesoro estadunidense, dichas operaciones significaron al menos 3 millones y medio de pesos en ganancias para Del Villar, aunque no detalla cuánto dinero habría ganado Gerardo Ortíz, ciudadano estadunidense y a quien, asegura el FBI, se le advirtió que no podía participar el eventos organizados por Gallística Diamante.
“Yo y otro agente nos reunimos con el Individuo A (Ortiz) en el Aeropuerto Internacional Phoenix Sky Harbor, en Phoenix, Arizona, mientras el Individuo A regresaba a Estados Unidos desde México. Le presenté al Individuo A una carta de la OFAC y le di a conocer que al Individuo A que como ciudadano estadunidense tenía prohibido bajo la Ley de Cabecillas del Narco llevar a cabo negocios o involucrarse en cualquier transacción financiera, directa o indirectamente, con Pérez”, se lee en la acusación en contra de Del Villar, ex mánager de Gerardo Ortiz.
Otro famoso artistas vinculado al CJNG es Luis R. Conríquez, director de Kartel Music y creador de los corridos bélicos, canciones en las que se narran enfrentamientos y la vida diaria de narcotraficantes de alto calibre.
“Una mezcla de instrospección y arrogancia vaquera”, se lee en la descripción del trabajo de Conríquez en la página de su firma discográfica, basada en California, Estados Unidos.
“Cuatro letras traigo en el pecho, cuando yo me pongo el chaleco en minim lo traigo a un lado para cuando me pongo violento”, dice la letra de una canción de Ortiz en colaboración con Conríquez, a quien inteligencia castrense identifica como un artista “exclusivo” de Ricardo Ruiz Velasco, El Doble R, líder del Grupo Élite del CJNG.
Tras rastrear un video de un evento privado de Conríquez para integrantes del Grupo Élite del CJNG, soldados pudieron identificar un rancho de Ruiz Velasco cerca de Ixtlahuacán del Río, Jalisco, una región controlada por Daniel Curiel Romero, El Locochón, encargado de dirigir el robo de combustible en la zona.
Gracias a fuentes del ejército y a vigilancia en la región, se logró establecer que la zona de Ixtlahuacán del Río está custodiada por al menos 20 sicarios del Grupo Élite, una división del cártel que habría sido diseñada para detener el avance del Cártel de Santa Rosa de Lima, en Guanajuato, y eventualmente borrarlo del mapa.
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