El inicio de la mayor ola de violencia en la historia de Colima, registrada en 2022, estuvo focalizada en la zona metropolitana de Colima-Villa de Álvarez, pues su origen es la pelea por el control de este territorio entre el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cartel Independiente de Colima, un grupo local antes aliado de ellos.
Sin embargo, en el primer trimestre de este 2023 se ha presentado un desplazamiento de los hechos delictivos hacia otros municipios: Comala (único pueblo mágico de Colima), Coquimatlán, y principalmente Manzanillo y Tecomán, ubicados en la costa del estado y focos de violencia en años anteriores al 2022.
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Durante la Semana Santa, cinco personas fueron asesinadas y calcinadas en incendios provocados en una casa abandonada y en un automóvil, en el municipio de Manzanillo; en este mismo periodo, en Tecomán un niño de tres años quedó gravemente herido en un ataque que cobró la vida de un hombre; y dos elementos de la Guardia Nacional fueron baleados, en un ataque armado de sicarios.
Manzanillo es uno de los principales puertos de América Latina, puerta de México con la región de Asia-Pacífico y se ha consolidado como punto de ingreso de precursores químicos que se utilizan para drogas; su importancia para el crimen organizado se ha visto alimentado con el boom del fentanilo.
Tecomán, por su parte, colinda al sur con el estado de Michoacán y es justamente esa zona limítrofe la que ha sumado una cantidad importante de asesinatos y desapariciones forzadas, como la del defensor de Derechos Humanos, Ricardo Lagunes; y el líder de la comunidad indígena de Aquila, Antonio Díaz, vistos por última vez el 15 de enero pasado.
Al comparar los homicidios del primer bimestre de los años 2021, 2022 y 2023 es evidente que la dinámica delictiva se desplazó a la capital y sus alrededores en 2022, como ya se ha explicado; y este 2023 los mayores aumentos están sucediendo en los municipios de la costa de la entidad.
Estadísticas
De 2021 a 2022 los mayores aumentos de asesinatos se registraron en la zona capital y norte del estado: Cuauhtémoc pasó de cero a diez asesinatos; Minatitlán de cero a tres; Colima aumentó 180 por ciento (de 26 a 73); y Villa de Álvarez un 40 por ciento (de 27 a 38).
Por su parte, al comparar 2022 con 2023 las estadísticas de homicidios dolosos quedan así: Armería aumentó un 200 por ciento (de dos a seis); Manzanillo un 22 por ciento (de 32 a 39); y Tecomán un 625 por ciento (de cuatro a 29 asesinatos). Estos son los tres municipios costeros de la entidad.
MILENIO solicitó en reiteradas ocasiones a la Coordinación de Comunicación Social de la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz y la Seguridad en Colima una entrevista con el vocero, Francisco Javier Almazán, para conocer la explicación que las labores de inteligencia dan a este comportamiento y los ajustes que se han hecho a la estrategia de seguridad. Sin embargo, no se obtuvo respuesta.
El discurso de la gobernadora, Indira Vizcaíno Silva, ha sido de responsabilizar a los municipios de su labor en la prevención de los delitos, pues en 2022 los municipios más violentos eran gobernados por la alianza PRI-PAN-PRD.
Sin embargo, con el comportamiento presentado el primer trimestre de este 2023, los municipios con mayor aumento de asesinatos son gobernados por Morena, el partido de extracción de la mandataria.
FLC