Después de estar preso 31 años, Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, vivirá en una casa en Atizapán, Estado de México, donde terminará de pagar la condena de 40 años por los delitos de secuestro y homicidio.
No habrá hora en la que Don Neto deje de ser vigilado por cámaras de seguridad instaladas en la parte perimetral, a la que se le hicieron adecuaciones que será monitoreada desde un centro especial.
Cuatro policías vigilarán al fundador del cártel de Guadalajara, aunque no se ha especificado si permanecen afuera o adentro de la casa, a la que Don Neto fue trasladado del penal de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco.
Para combatir los padecimientos de Don Neto, su familia podrá suministrarle los medicamentos necesarios y médicos podrán visitarlo.
No podrá salir de la casa, y en caso de hacerlo, será detectado por un brazalete electrónico que lleva puesto.
Fonseca no estará incomunicado, pues podrá hablar por teléfono y recibir visitas en la casa, donde vive con su esposa.
Además, dos veces por semana una trabajadora social visitará a Fonseca, quien fue detenido en Puerto Vallarta, Jalisco, el 7 de abril de 1985, por el secuestro y homicidio del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, Kiki, y del piloto mexicano, Alfredo Zavala.
JBH