El cristal migró de norte a sur: Consumo alerta a los Centros de Integración Juvenil de México

El crimen baja el precio de esta droga estimulante y amplía un mercado interno entre jóvenes que la consumen para bajar de peso.

El consumo del cristal trae serios problemas para las vida de las personas.
México /

Genaro probó el cristal a los 10 años. Su primera droga fue esta metanfetamina que, cuatro años después, casi lo destruye. Como estudiante y albañil, la fumó para escapar del rechazo de amigos en la escuela y, después, con el pretexto de rendir más.

Con apenas 14 años de edad su cuerpo no soportó el malestar. Se ponía más agresivo y por eso, este 2024, imploró ayuda en una unidad de los Centros de Integración Juvenil (CIJ). Su historia, que podría ser cotidiana en alguna ciudad fronteriza del norte del país, ocurrió, en realidad, en el otro extremo: en Tapachula, Chiapas. La punta sur.

El personal de los CIJ en esta ciudad está sorprendido porque, por primera vez, de enero a septiembre de este año notaron un cambio considerable del consumo de cristal. Las unidades de los CIJ del norte ya no tienen la mayor demanda de solicitudes de atención psicológica y apoyo médico por consumo de cristal.

Ahora, en el sur, esta droga peligrosa, adictiva y de fácil acceso es la de mayor impacto, sobre todo en menores de 11 a 15 años.

“Es la droga de inicio para muchos jovencitos. Empiezan a más temprana edad por el bajo costo. Con los mismos compañeros de la escuela la consiguen”, señala la psicóloga Ana Lydia Ovanda Gordillo, directora del CIJ Tapachula.
El cristal llegó de norte a sur al país (Ariel Ojeda).

Los datos de los Centros de Integración confirman el viraje del norte al sur. Las entidades sureñas registran tasas arriba de la media nacional.

Estados con mayor consumo de metanfetaminas

Durante el primer semestre de 2024, Yucatán, Tlaxcala, Querétaro, Chiapas y Puebla fueron los primeros cinco estados donde la población que recibió tratamiento en los CIJ reportó tasas de consumo de metanfetaminas por arriba de la media nacional (de 45.3%), con porcentajes arriba de 50 y hasta 64 por ciento.

Otros estados con tasas mayores a la media nacional en ese periodo son Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Michoacán y Morelos.

En las terapias de Tapachula, adolescentes confiesan que compran la dosis de cristal en 50 y hasta en 20 pesos. Los vendedores les dicen que van a rendir más, que van a bajar de peso. 

Los pacientes adultos aseguran que les ayuda a aguantar mejor las faenas como albañiles, jornaleros o cuando trabajan con maquinaria pesada. Antes consumían cocaína, pero la cambiaron por cristal.

Las personas pueden drogarse desde 20 hasta los 50 pesos (Octavio Hoyos).

Producción y consumo de cristal aumentan

David Bruno Díaz Negrete, director normativo de los CIJ, confirma que el consumo del cristal arrancó en el norte, se extendió por el país y, ahora, mientras en los estados norteños el consumo ha disminuido y está por debajo de la media, en el sur crece de manera importante.

El sur lidera los casos de la gente que busca tratamiento por cristal, droga cuyos efectos nocivos surgen enseguida. Daña los sistemas nervioso y cardiovascular, el hígado, los riñones; además, altera la conducta, produce alucinaciones, episodios de conducta violenta, ansiedad, insomnio y un largo etcétera.

“El fenómeno no ha terminado de crecer. No hemos llegado todavía al punto en donde se estabilice. Dentro de la población de usuarios de droga que buscan tratamiento, probablemente todavía veamos una tendencia creciente, aunque no va a crecer indefinidamente”, expone el experto.

—¿Qué explicaría que, en el sur, más gente busque tratamiento por cristal?—, pregunta MILENIO.

“Es hipótesis, pero podríamos atribuirlo al costo menor. Es un poco lo que ocurría con los inhalables, por ejemplo, y por eso más jóvenes del sur tienen acceso a las dosis, al polvo blanco”, dice Díaz Negrete.

Otra hipótesis, señala, es que el cristal puede venderse adulterado, lo cual empeora el fenómeno: los usuarios piensan que consumen cristal puro, cuando en realidad son mezclas de muchas sustancias.

Los CIJ son centros de rehabilitación de personas drogadictas. (Rolando Riestra).

Díaz Negrete recuerda que el cristal pasó de San Diego a Tijuana y que las rutas por la cuales se distribuye una droga poco a poco generan el consumo en las entidades. Surge un mercado interno originalmente no contemplado.

“Eso ocurrió con la cocaína, que venía inicialmente de Colombia, buscando el mercado de los Estados Unidos, y se generó un mercado interno en México. El cristal ahora se produce en México. Va al mercado de Estados Unidos, pero ya se consume en todo el país y brotó este fenómeno en el sur”, advierte.

Los cárteles de la droga, recuerda, crecieron en los estados del sur bajo la lógica de buscar mercados internos, pero, además, se conjugan factores de condiciones de vida de los jóvenes y su preferencia por esta droga, a veces por moda, por presión de amigos.

Muy atrás quedaron los datos de los CIJ del segundo semestre de 2006, cuando los estados del norte del país reportaron un consumo de metanfetamina por arriba de la media nacional, que entonces era solo de 15.3 por ciento.

Por aquella fecha, en cinco estados la población con tratamiento en CIJ reportó consumo de metanfetamina muy por arriba de la media nacional, con porcentajes entre 53.8 y 79.1 por ciento. Las entidades eran:

  • Baja California.
  • Durango.
  • Colima.
  • Sonora.
  • Baja California Sur. 

Pero también estaban en la lista:

  • Nayarit. Jalisco.
  • Michoacán.
  • Sinaloa.

Yucatán: mejor prevenir a tiempo entre menores

Julián, de 14 años, fumó cristal con sus amigos en un parque en Mérida y, tiempo después, llevó la sustancia a la secundaria para compartirla con sus compañeros. Lo descubrieron y las autoridades escolares lo canalizaron a la unidad de los CIJ en la ciudad.

En terapia, Julián contó que fumó cristal para mostrar a su pandilla que él era hombre y que podía con eso y más.

“Como CIJ, intensificamos los programas preventivos, sobre todo, en las escuelas, con las que estamos haciendo alianzas: si detectan casos, que los canalicen, para dar la atención de manera inmediata. El tratamiento se da cuando alguien lo pide de manera voluntaria”, explica la doctora Isabel Delgado, integrante del CIJ de Mérida.

Ahora, indica, en Yucatán, ponen más atención a lo preventivo en jóvenes de entre 13 y 17 años.

Los responsables del CIJ de Mérida afirman que el consumo de metanfetaminas en Yucatán inició en comunidades con población que había migrado a Estados Unidos.

En Yucatán el consumo de drogas empieza desde que son menores de edad (Araceli López).
“Cuando regresan de allá, ya saben preparar metanfetamina o cristal. Todo este cambio puede deberse, también, a la migración de otros estados a Yucatán. Somos vecinos de una entidad que tiene mucha fluctuación de población, como Quintana Roo”, indica Delgado.

En el primer semestre de 2024, Yucatán se convirtió en la entidad que reportó la tasa más alta de consumo de cristal en la población con tratamiento en los CIJ. Y desde 2021, el estado ya figuraba en los CIJ como una de las entidades con consumo de metanfetamina por arriba de la media nacional, que entonces fue de 50.4 por ciento.

Sin embargo, en el segundo semestre de ese año, los primeros cinco estados donde la población con tratamiento reportó tasas de consumo de cristal por arriba de la media nacional fueron Oaxaca, Baja California Sur, Colima, Tlaxcala y Baja California, con porcentajes arriba del 70 por ciento.

Oaxaca, Baja California Sur, Colima, Tlaxcala y Baja California son algunas de las entidades con mayor consumo de cristal (Araceli López).

En ese tiempo, seguían en los primeros lugares algunas entidades del norte. Ahora, con el cambio al sur, los trabajadores de los CIJ en Yucatán se enfocan en las campañas de prevención. Y tienen un reto, pues descubrieron que, como solía pasar en el norte, muchos consumidores no solicitan tratamiento porque juran que no les hace falta.

RM

  • Guillermo Rivera
  • Guionista y periodista. Autor de investigaciones y crónicas que se han publicado en diversos medios, como 'Milenio' y Televisa. Reconocido dos veces con el Premio Nacional de Periodismo (2016 y 2023) y nominado al Premio Gabo.

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