El último día de protestas de estudiantes normalistas de Ayotzinapa derivó en la caída de la puerta 1 de Palacio Nacional; ello, mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezaba su habitual conferencia de prensa matutina.
Poco antes de las 09:30 horas del 6 de marzo, manifestantes derribaron las dos hojas del acceso ubicado en la calle de Moneda, de la Ciudad de México (CdMx) tras golpearla varias veces con la parte trasera de una camioneta tipo pickup de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Este nuevo ‘ataque’ que acaparó los reflectores se suma a la lista de agravios que el inmueble ha sufrido a lo largo de su historia.
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Cuando las puertas de Palacio ardieron
Habían transcurrido poco menos de dos mes desde que los 43 estudiantes de Ayotzinapa desparecieron el 26 de septiembre del 2014; en la también conocida como “Noche de Iguala”.
La llama de las protestas seguía viva en varias partes de la República Mexicana, mientras que en la capital se intentaba llevar los clamores de justicia hasta Palacio Nacional a oídos del entonces presidente Enrique Peña Nieto (EPN).
Así pues, en la tarde del 9 de noviembre del 2014 miles de personas volvieron a congregarse y marchar desde las instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) hasta el Zócalo capitalino.
Con pancartas de “Fue el estado” y “Muerte al mal gobierno”, y al grito de “Ayotzinapa vive, la lucha sigue” y “Vivos los queremos”, las personas recorrieron las principales avenidas de la Ciudad de México en un acto inicialmente pacífico. Pero la indignación y el coraje de un reducido grupo derivó en la quema de la puerta principal de Palacio Nacional.
Fueron alrededor de quince manifestantes (en su mayoría con las caras cubiertas) los que en un primer momento golpearon el acceso con una de las vallas metálicas que protegían la periferia del inmueble gubernamental. Ello mientras otras personas coreaban las consignas de “¡Asesino!” y “¡Fuera Peña!”.
Ante la ineficacia de los esfuerzos para abrir el portón, los manifestantes optaron por rociar gasolina e intentar prenderle fuego al acceso. Y si bien las llamas lograron iluminar la penumbra de aquella noche, bastaron de unos pocos minutos para que éstas fueran apaciguadas.
Elementos de la Policía de la Ciudad de México arribaron al punto cero para controlar la situación, sin embargo los manifestantes huyeron y se mezclaron con los asistentes al contingente que escuchaba el mitin.
Al final las autoridades lograron detener a unos cuantos y otros más puestos en libertad bajo reserva de ley, aunque en ambos casos se pusieron a objeto de investigación. En tanto el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) alistó por su parte una denuncia por los daños causados a la también llamada Puerta Mariana, fundada en el siglo XIX.
“En muchos momentos las causas dolorosas y legítimas suelen ser borradas en actos que no tienen mucho sentido, como vandalizar el patrimonio cultural”, expresó la entonces titular Teresa Franco.
Las primeras protecciones
Los anuncios de protestas han llevado a las autoridades a blindar con vallas metálicas el Palacio Nacional y edificios aledaños del cuadro del Zócalo, del centro histórico o próximos a la ruta que cada movilización tomará.
Varios Jefes del Ejecutivo Federal han quedado a expensas de las críticas de la opinión pública por blindar el edificio; en una práctica que quedó como herencia por más de medio siglo desde el sexenio del propio Gustavo Díaz Ordaz.
En pleno fervor del movimiento estudiantil, precisó el experto, la fachada del edificio fue “decorada” con carteles en contra del gobierno de Díaz Ordaz, algunos en los cuales se leían las frases “Basta de farsas y mentiras” y “Juntos venceremos” junto a caricaturas de mofa al mandatario priísta.
Desde entonces las administraciones suelen proteger al monumento colonial en cuya historia y estructura se evocan los “atentados” que ha sufrido, pese a ostentar una trascendencia histórica y antropológica. Uno de aquellos ataques data del 1 de mayo de 1984, cuando en presencia del entonces mandatario Miguel de la Madrid un individuo lanzó dos bombas molotov: una hacia la puerta Mariana y otra más al balcón presidencial.
“¡Estado feminicida!”
En febrero del 2020 varias mujeres salieron a las calles de la Ciudad de México ya no sólo en protesta (de nueva cuenta) por la “indiferencia e inacción” del gobierno ante los feminicidios, también por el tratamiento mediático que el caso Ingrid Escamilla evidenció.
Las manifestantes llegaron a Palacio Nacional en la mañana de aquel 15 de febrero exigiendo justicia por el feminicidio de la joven de 25 años, asesinada por su ex pareja en la alcaldía Gustavo A. Madero.
Pero antes de ser recibidas por personal de Atención Ciudadana, un grupo de mujeresescribió en la Puerta Mariana consignas como “Estado Feminicida” o “México Feminicida” , toda vez que el portón y el marco del mismo fueron bombardeados con pintura roja.
ASG