Dan último adiós a Ana Lizbeth

Familiares y amigos de la niña de 8 años acudieron a su sepelio en un panteón del municipio de Juárez, Nuevo León.

Amigos y familiares de Anita se reunieron en un panteón de Juárez. (Foto: Agustín Martínez)
Agustín Martínez
Juárez /

El sol pegaba a plomo cuando decenas de globos blancos se elevaron al cielo; era el momento de decir adiós. Se trataba del instante más difícil para todos quienes conocieron a Ana Lizbeth.

Finalmente, la pequeña de tan sólo 8 años de edad descansa ya en la morada eterna. Sus padres, todos los familiares, amistades y vecinos, acudieron a despedirla en un panteón del municipio de Juárez, Nuevo León. 

El dolor y la tristeza eran más que evidentes en el rostro de la gente, pero también la impotencia, el coraje y la indignación, por el hecho que vivió la niña a manos de un delincuente. 

Eran las 08:30 del jueves cuando el personal de una agencia funeraria recogió los restos de la pequeña en el Servicio Médico Forense del hospital Universitario. 

Al principio se dijo que el cuerpo sería velado a partir del mediodía en el domicilio familiar, de la colonia Vistas del Río, donde se colocó un toldo y un pequeño altar con veladoras en memoria de Ana Lizbeth. 


Pero no ocurrió así. La familia cercana decidió suprimir el velatorio. El traslado sería directo del laboratorio al cementerio. La cita final era en el panteón Jardines de la Sierra, ubicado entre las colonias Los Rehiletes y Lomas de San Pedro. 

Varios camiones trasladaron a los vecinos desde la vivienda de la niña hasta el panteón, en un recorrido de casi 12 kilómetros. 

Tras el arribo del cortejo y durante varios minutos, el sacerdote de la parroquia Santa Clara de Asís, Valentín Villarreal Salazar, dirigió un mensaje de aliento para los familiares de la niña.

En sus palabras les hizo ver que Ana Lizbeth se encuentra descansando en paz, en presencia de Dios y sin ningún dolor o tristeza que la llegue a aquejar. 

Instantes después y en completo silencio, los presentes se limitaron a observar el sepulcro, mientras el dolor era evidente, principalmente en los papás de la niña. 

Fuera de cámaras, algunos asistentes al funeral pidieron que el responsable del aberrante acto sea castigado con todo el peso y rigor de la ley, con el fin de que no vuelva a destrozar a una familia y a privar de la vida a más personas indefensas. 

Luego de que el cuerpo de la menor fueron depositado en la última morada, sobre la tumba colocaron múltiples arreglos y coronas florales, mientras la gente comenzaba a retirarse.

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