En los últimos dos años el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, encargado de las finanzas federales de ese país, además de supervisar las instituciones de banca y ahorro, ha demostrado que va con todo contra de 22 traficantes o facilitadores de fentanilo –el opioide que es utilizado para ser mezclado con drogas prohibidas–, a quienes incluyó en una lista negra que se traduce en el bloqueo de propiedades, de cuentas bancarias y que les impide hacer transacciones en el sistema financiero.
Al realizar una revisión en las bases de datos de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), MILENIO descubrió que durante los años 2022 y 2023 las autoridades estadounidenses se concentraron en bloquear movimientos económicos de ciudadanos mexicanos relacionados con tráfico o transacciones de fentanilo, la sustancia que más preocupa a las autoridades de Estados Unidos.
Paralelamente a los golpes mediáticos contra complejos inmobiliarios y otras operaciones de los grandes capos, la lista negra se diversifica y los esfuerzos se concentran en células que hasta ahora habían pasado desapercibidas, incluso para las autoridades mexicanas. Los nombres de los involucrados apenas empiezan a ser mencionados en algunos comunicados de prensa de las agencias de seguridad gubernamentales.
La mayoría de los mexicanos señalados son originarios de Jalisco y Sinaloa, origen que podría vincularlos con los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que son los que controlan tanto el tráfico de fentanilo como el lavado de activos derivado de las ganancias ilegales obtenidas por esta droga sintética.
Uno de los nombres más sonados es el de José Ángel Rivera Zazueta, El Flaco, quien fue lugarteniente de Ismael El Mayo Zambada. Las autoridades estadunidenses lo consideran uno de los principales traficantes de fentanilo que tejió una red que se extiende hasta China con la cual se hace de los insumos necesarios para la producción de esta sustancia que de manera legal también es usada médicamente como un potente analgésico.
Según el Departamento del Tesoro, El Flaco, nacido en Sinaloa, trabajó de cerca con empresas químicas chinas y con la firma transportista especializada Shanghái Fast-Fine Chemicals, que envió precursores de drogas a organizaciones que producían fentanilo en México.
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José Ángel Rivera trabajó en conjunto con el también mexicano Nelton Santiso Águila y el guatemalteco Jason Antonio Yang López, quienes lo ayudaron en la adquisición e importación de precursor de fentanilo y productos químicos de China a México con destino a Estados Unidos.
De hecho, la operación mundial incluye nodos en Centro y Sudamérica, Europa, África, Australia y otros países de Asia. Su negocio se basa en importar hacia México químicos que se usan para fabricar drogas de diseño que incluyen al fentanilo combinado, el éxtasis o MDMA, metanfetaminas, 2C-B y ketamina.
Actualmente los gobiernos de México, Canadá y Estados Unidos revelaron que trabajarán para trastocar la transferencia, facilitación y oferta global de fentanilo ilícito, precursores químicos, y el equipo usado en su producción antes de que lleguen al hemisferio occidental.
El gobierno estadunidense también ha revelado que redoblará las sanciones para interrumpir las actividades financieras de los cárteles y se coordinará con empresas nacionales e internacionales de transporte para interceptar la droga.
Especialmente ciudadanos mexicanos se convirtieron en el blanco de las autoridades del Tesoro estadunidense, quienes les imposibilitan, por ahora, el acceso a sus cuentas registradas en el sistema financiero.
De igual manera el gobierno estadounidense, desde 2022 y lo que va del 2023 tiene especial interés en desactivar más operaciones del Cártel Jalisco Nueva Generación por su amplia presencia en el mercado de fentanilo sobre todo en la costa este de ese país, donde incluso utiliza prácticas de amedrentamiento típicas del narco en México para eliminar competidores por el enorme negocio que deja el comercio de esta droga el tráfico y producción de fentanilo desde Jalisco, específicamente desde el turístico Puerto Vallarta, desde donde controla el grupo criminal.
De El Chapo a sus “ratones”
Estados Unidos abre su persecución no sólo contra Ovidio Guzmán Salazar, apodado El Ratón, hijo del capo Joaquín El Chapo Guzmán, sino que va también en pos de los otros miembros del clan. Según las acusaciones oficiales del gobierno estadunidense, al menos desde 2019 las redes a cargo de Ovidio distribuyen cocaína, metanfetamina y mariguana.
Pero los otros dos juniors del tristemente célebre narco, Jesús Alfredo Guzmán Salazar e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, también lograron traficar grandes cantidades de cocaína, metanfetamina y precursores químicos que se importan de Asia y países de América Central y del Sur, incluidos Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Panamá, Costa Rica, Honduras, Guatemala y por supuesto, México.
Esto lo han logrado “utilizando diversos medios, incluidos aviones de carga, aeronaves privadas, submarinos y otros sumergibles y semisumergibles como buques, portacontenedores, buques de suministro, lanchas rápidas, embarcaciones de pesca, autobuses, vagones de ferrocarril, remolques de tractor, camiones, automóviles y transportistas privados y comerciales interestatales y extranjeros”.
Sin embargo desde hace meses se sumó otra acusación contra El Ratón: la de ser uno de los principales traficantes de fentanilo, operación ilegal en la cual se agregan sus hermanos Jesús Alfredo e Iván Archivaldo.
Tales operaciones de los juniors del cártel de Sinaloa no hubieran sido posibles sin la participación de otros seis mexicanos que el Departamento del Tesoro boletinó como cómplices en la estructura de los sinaloenses. Se trata de los hermanos Ludim Zamudio Lerma y Luis Alfonso Zamudio, así como el hijo de uno de ellos Ludim Zamudio Ibarra. También están en la lista negra los operadores de laboratorio, incluidos Ernesto Machado Torres y José Santana Arredondo Beltrán.
La familia Zamudio puso a disposición de Ovidio Guzmán y su gente, precursores químicos ilícitos a través de algunas empresas fachadas en México, como Aceros y Refacciones del Humaya, Farmacia Ludim, así como Operadora Parque Alameda, Operadora del Humaya, y negocios inmobiliarios vinculados con el clan llamados Operadora Zait e Inmobiliaria del Río Humaya.
Fentanilo de colores: el peligroso arcoíris
Hace algunos meses, en el último trimestre del 2022, la Administración de Control de Drogas, la DEA, descubrió una variante del fentanilo superadictiva y mortal, fabricada en los laboratorios del narco para que parezca un caramelo y así lo consuman niños y jóvenes: el fentanilo arcoiris.
El objetivo de los cárteles es hacer una droga más atractiva, volver adictos a los más jóvenes y empezar un ciclo en el que vuelven clientes frecuentes a los usuarios más ingenuos y vulnerables.
El Departamento del Tesoro identifica que en el oscuro negocio de esta superdroga está involucrado otro cártel: la Nueva Familia Michoacana y sus líderes Johnny Hurtado Olascoaga apodado El Pez, y José Alfredo Hurtado Olascoaga, El Fresa. Ambos se encuentran prófugos y son parte de la lista negra del Tesoro, lo que implica que nadie puede hacer negocios con ellos en Estados Unidos o retirar dinero de sus cuentas bancarias.
La Nueva Familia Michoacana “también está detrás de la presencia cada vez mayor en Estados Unidos del fentanilo arcoíris que, según la DEA, se presenta en forma de píldoras/polvos que vienen en una variedad de colores”, dijo el Tesoro de Estados Unidos en noviembre del 2022.
La Nueva Familia Michoacana es la sucesora de La Familia Michoacana original; opera en aproximadamente 35 municipios mexicanos en Michoacán, Guerrero, Morelos y el Estado de México, pero se expande hacia otras regiones de México y genera ingresos por vía del narcotráfico, la minería ilícita y la extorsión.
Pero la lista de los objetivos continúa. Las autoridades de Estados Unidos, ante la crisis que desata la muerte de sus ciudadanos por sobredosis de diferentes drogas, empieza ya a mirar a traficantes menores pero que han operado el trasiego de precursores químicos desde China y que contribuyen en la operación y montaje de laboratorios en parajes del territorio mexicano, como Sinaloa, pero también incluso dentro del mismo territorio estadunidense.
DMZ