Desaparecidos en Guadalajara claman volver a casa a través de videos de Inteligencia Artificial

Las fichas virtuales se multiplicaron en un mes, y ya hay 30 piezas más en producción. El gobierno de Jalisco, en respuesta, impide que líderes de los colectivos entren a sus eventos.

Familiares de desaparecidos usan Inteligencia Artificial para buscar a sus seres queridos. | Diseño: Mauricio Ledesma.
Guadalajara /

Las víctimas de desaparición piden regresar a casa a través de videos realizados con Inteligencia Artificial (IA). Si hace un mes comenzaron a circular una docena de piezas con estas características, actualmente más de 80 fichas virtuales invaden las redes sociales y destacados espacios de internet, además de otras 30 piezas en lista de espera, aguardando entrar en la fase final de producción.

La desesperación de los familiares de las víctimas los han llevado a innovar para mover a las autoridades a tomar en serio un problema azota al país, pero más en Guadalajara, Jalisco, donde ha adquirido dimensión de crisis humanitaria, al alcanzar más de 15 mil personas ausentes, 75 por cientos de las cuales pudieron haber sido ‘levantadas’ por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) u otras organizaciones delictivas.

Las activistas Alas de Libertad y el Colectivo de Desaparecidos Luz de Esperanza continúan trabajando a marchas forzadas para elaborar videos de IA, en los cuales desaparecidos de Jalisco exigen justicia y su regreso a casa, comenta Héctor Rodolfo Flores, quien desde hace 31 meses busca a su hijo, víctima de desaparición forzada.

El joven Héctor Flores Fernández, de 19 años, fue sustraído el 18 de mayo del 2021. Un comando armado ingresó con lujo de violencia a una habitación que el joven rentaba con su pareja en la zona de La Minerva, en Guadalajara. A ella, con embarazo de cuatro meses, le informaron que se trataba de un operativo de la Fiscalía, que mejor no se involucrara.

En los días siguientes empezó la búsqueda del paradero del detenido o ‘levantado’. Su padre, Héctor Rodolfo Flores González, indagó en los separos de la policía, en la Fiscalía, en la cárcel metropolitana, en el Servicio Médico Forense, en todos lados. Nadie le supo dar razón de su muchacho. En la Fiscalía le dijeron que se lo habían llevado “a Puente Grande”, y hacia allá fue el señor Flores. Pero nada: a su hijo se lo había tragado la tierra. Hasta hoy ninguna autoridad sabe informar en concreto qué pasó con el joven.

En sus fichas virtuales los muchachos Héctor Flores, Maximiliano Mexa, Adriana Valdez, Kenia Pérez, Antonio Becerra, Alberto García, Luis Valle, Antonio Escareño, Jonathan Cosío, Araceli Gómez y otros más cuentan su historia por medio de IA, en emotivas narraciones donde figuran comandos armados, encapuchados de la Fiscalía y donde las víctimas piden ayuda para volver a casa.

“Hoy por mí, mañana por los habitantes de Jalisco”, suelen concluir en sus videos.

Héctor Flores González soslaya que estas fichas de búsqueda virtuales son “un ejercicio muy fuerte de memoria, un shock emocional” para los familiares de las víctimas, pero también una forma de presionar al estado de Jalisco y al federal, para recordarles que a los desaparecidos no los están buscando oficialmente.

Búsqueda de personas desaparecidas. | Foto: Juan Carlos Bautista.

Estado cómplice

Para quienes buscan no les cabe duda de que existe complicidad de la entidad y del Estado mexicano en general.

“Es muy fuerte ver estos videos. Hay una lista de espera de 30 cédulas más que se están haciendo. En el caso de mi hijo, desgraciadamente, no hay grandes avances, la fiscalía del estado no lo ha mandado a la categoría de ‘forzada’, porque la detención la hizo la propia fiscalía”.

En su opinión, toda esta situación se ha hecho más visible gracias a la recomendación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, “la cual reconoce graves violaciones”.

En respuesta al pegado de fichas de búsqueda, a la elaboración de videos con IA y a las protestas airadas del Colectivo Luz de Esperanza en las calles y cerca de inmuebles gubernamentales, la administración de Enrique Alfaro ha “vetado” a los líderes de dicho colectivo –Héctor Rodolfo Flores y Liliana Meza– prohibiéndoles la entrada a Palacio de Gobierno o a actos públicos. Incluso declaró que los activistas tienen una “agenda política oculta”.

Héctor Rodolfo está consciente de que con ese tipo de declaraciones se puede ver afectada la investigación para localizar a su hijo. “El mismo gobernador y sus empleados han invitado a las familias de desaparecidos a salirse del colectivo, [ha amenazado] que sólo si permanecían fuera del colectivo sus casos irían avanzando”.

De los 300 casos que abandera Luz de Esperanza, decenas de ellos habrán de ser llevados a la Corte Interamericana de La Haya y varios de ellos ya tiene conocimiento la ONU a través de Acciones Urgentes.


La fosa más grande del país


Algunos apodan de modo oscuro a Jalisco como “el fosario más grande del país”. Así lo asumen los integrantes de Luz de Esperanza, pues aunque el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (Rnped) en Jalisco reporta 14 mil 911 personas desaparecidas y no localizadas; son más de 17 mil los casos que se tienen documentados en la entidad, principalmente en el área metropolitana de Guadalajara, incluyendo Tonalá, Zapopan, Tlaquepaque, Tlajomulco de Zúñiga, además de las zonas serranas como Tala, Mazamitla y alrededores de Lagos de Moreno.

Diversos colectivos jaliscienses hablan de cifras que están entre los 17 mil y 18 mil personas desaparecidas. “Nos tachan de locos, cuando hablamos que en el último par de años hay entre 40 y 70 desapariciones por día en Jalisco”, dice Héctor Rodolfo. Narran los activistas que son cientos de casos que no se denuncian y que sólo cuando pasa el tiempo, acaso, se llegan a documentar por parte de los colectivos.

En el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) además de las fosas clandestinas halladas en predios baldíos de Zapopan o en comunidades de Tlajomulco de Zúñiga, en San Lucas Evangelista, también es común hallar restos humanos en casas de seguridad, enterrados bajo los patios o en interiores de habitaciones, en donde restos óseos se suelen ocultar bajo planchas de concreto.

Se han dado hallazgos macabros incluso en tomas de drenaje o canales de aguas residuales, donde perros callejeros han sido descubiertos peleando por extremidades humanas.

Liliana Guadalupe Meza, la presidenta del Colectivo Luz de Esperanza en Jalisco, busca a su hijo Carlos Maximiliano Romero Meza, de 19 años. A él, un comando armado se hizo pasar por personal de la Fiscalía y lo sustrajo de su domicilio en Zapopan.

Hasta antes de su desaparición en octubre del 2021, Carlos estudiaba Diseño Gráfico en la Universidad de Guadalajara. En más de dos años de búsqueda su madre ya no sabe a quién recurrir para descubrir qué pudo pasar con él. Pero le queda una última carta: su caso está por ingresar a la Corte Interamericana de La Haya y ya la ONU lo tomó en el mecanismo Acciones Urgentes.

“Mi hijo es estudiante de la UdeG, pero supuestos elementos de la Fiscalía llegaron y me dijeron que andaba de ratero de colonia. Pero nunca me mostraron una orden de aprehensión. Lo poco que hemos logrado averiguar es que si dos policías municipales de Zapopan están involucrados en la desaparición de mi hijo. Policías que ya declararon y cuyas declaraciones se contradijeron, que han cambiado su declaración varias veces”.

Liliana Meza participa activamente en los actos de protesta para que el gobierno de Enrique Alfaro dé resultados. Meza lamenta que de 10 desaparecidos, siete de ellos no se localizan nunca más y que, quienes sí aparecen, son encontrados en fosas clandestinas o sus restos están desmembrados (“destazados”, les llaman).

“En Fiscalía encontramos siempre la misma basura, desde que llegamos revictimizan: ‘Todos los desaparecidos son delincuentes’, dicen, nos piden por la buena o nos intimidan para que dejemos de buscarlos, que si andaba en malos pasos, que si andaba en drogas…”, lamenta Meza.

La madre de Carlos Maximiliano exige que sea la Fiscalía General de la República la que entreviste a los posibles implicados en la desaparición: “Tengo amparos por las distintas violaciones en la desaparición de mi hijo, además tengo pendiente el protocolo de Estambul pues fui golpeada y herida cuando se llevaron a mi hijo”.

Aunado a la alta complicidad que hay en los cuerpos de procuración de justicia y de seguridad en Jalisco, se suma el poco presupuesto que el estado tiene para la búsqueda de desaparecidos: hay menos de 10 cuadrillas de policías investigadores, para buscar, según cifras oficiales, a casi 15 mil personas en toda la entidad.

Restos óseos en el Semefo. | Foto: Jorge González.

Búsqueda desde Estados Unidos


De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (Rnpdno) hay 114 mil 162 personas desaparecidas en México. El crimen organizado sigue siendo el responsable de la mayoría de esas desapariciones en el país.

Los estados de Jalisco (con 14 mil 930 casos), Tamaulipas (12 mil 952), Veracruz (6 mil 980), Michoacán (5 mil 608), Sinaloa (5 mil 521), Guerrero (4 mil 257), Zacatecas (3 mil 768), Guanajuato (2 mil 578) Baja California (2 mil 565) y Nayarit (1 mil 805 casos) son los que concentran mayor número de desapariciones.

Organizaciones como Los Zetas, Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cártel del Noreste encontraron a través de la desaparición de personas una forma de operar y reforzar su capital humano, para ‘levantar’ jóvenes y jovencitas con fines de esclavitud, para la venta de droga, o los entrenan con fines de sicariato y, probablemente en las zonas serranas, con fines de trata.

En su ficha virtual realizada con IA, Jonathan Alejandro Cosío Gutiérrez, conductor de mototaxi en los altos jaliscienses, narra que fue “golpeado” y “levantado” por un comando armado, cuyos miembros se identificaron como integrantes de la fiscalía. Eso sucedió en el fraccionamiento Ruiseñor, del municipio de Tala, Jalisco, cuando se encontraba con una amiga de nombre Refugio.

Los captores de Alejandro, de 31 años, a través de Refugio se comunicaron con su madre, Edna Gutiérrez, residente de El Paso, Texas, a quien le exigieron 45 mil pesos para soltar al joven.

Edna pidió tiempo. Apenas un día, para reunir el dinero y ver la forma de hacer la transferencia. Uno de los captores, de nombre Alexis Palmolive, hizo una rebaja de 35 mil pesos y cortó la comunicación. Refugio pidió a Edna no hacer la denuncia ni ir con la policía, pues “aquí (en Tala), las cosas no son así. No funcionan así”. La mamá de Alejandro Cosío tardó dos meses en animarse a poner la denuncia D-I/25459/2021, dilación alimentada con la esperanza de que su hijo fuese liberado.

Desde El Paso y con el apoyo de sus hermanos residentes en México, Edna viajó constantemente no sólo a Tala sino también a Tequila, donde al final radicó la denuncia de desaparición. También fueron a Guadalajara a buscar pistas sobre el paradero del joven.

Edna logró dar con un testigo –cuya identidad está resguardada– quien le entregó la cartera y lentes de su hijo, y que además acudió a declarar a la Fiscalía para involucrar e identificar a Alejandra Campos, “halcona” y narcomenudista del CJNG como autora intelectual del ‘levantón’ de Alejandro Cosío.

“Mi hijo tuvo una relación con una muchacha desaparecida, Ashley Campos, y la mamá, Alejandra Campos, siempre involucró a mi hijo, La joven de 17 años ya apareció hace unos meses y volvió a desaparecer, se va por su propia voluntad… cuando a mi hijo se lo llevan, ahí estaba la señora Alejandra, mientras lo golpeaban ella le decía: ‘Te dije que lo ibas a pagar’”.

La Fiscalía Regional de Tequila se niega a requerir a la señora Alejandra Campos y sólo optó por intentar localizarla “para hacerle unas preguntas”. Sin embargo los investigadores no la localizaron y dejaron inconclusa la diligencia.

Mientras tanto, Edna y su esposo han vivido un completo viacrucis en las diligencias que tienen que hacer entre la Fiscalía y el Servicio Médico Forense. Desde septiembre de 2021 viajaron desde Texas a Jalisco para hacerse exámenes de ADN y ver si el cuerpo de su hijo se encontraba en alguna fosa común o en los recientes hallazgos de fosas clandestinas. Su esposo tuvo que hacerse dos veces tales exámenes.

“Me tomé las pruebas en septiembre, mis resultados estuvieron hasta abril del 2022; no me han mandado los resultados para así poder cotejarlos en otros estados. Y ahora me entero que estuvieron traspapelados los exámenes… Pero no es sólo traspapelar un documento, estamos hablando de una vida”, narra Edna Gutiérrez.

Al ser ‘levantado’,  Alejandro Cosío dejó un hijo de 12 años, quien reside en el Área Metropolitana de Guadalajara. Edna quiere llevarse a su nieto a Estados Unidos. El gobierno de Jalisco tardó dos años en darles “la carta de ausencia” del padre –víctima de desaparición– y ahora les pide dejar pasar seis meses más, para poderla “notariar”.

“Tengo que esperar seis meses más para poder sacarle a mi nieto un pasaporte, una visa, hasta que esté notarizado. Es una burla, nos obstaculizan cualquier trámite… y claro, en la familia aún tenemos miedo”.

Colectivos buscan a personas desaparecidas. | Foto: Especial


El monumento a la ignominia

En Guadalajara, en el Sector Chapultepec, se encuentra el monumento a Los Niños Héroes, rebautizado ya como 'La Glorieta de los Desaparecidos'. Ahí hay más de 200 fichas de búsqueda de personas desaparecidas, decenas de ellas con fechas recientes.

Emanuel Serratos Virgen, de 31 años, desapareció el 9 de julio del 2022. De 1.77 metros de estatura y pelo lacio, sus padres pusieron la leyenda: “¿Lo has visto?, ayúdanos a encontrarlo”.

Ronaldo González Alduñez, de 24 años, tez morena, desapareció el 21 de junio en Tonalá, Jalisco; la Comisión de Búsqueda Jalisco ya emitió una ficha de localización.

Carmen Arceli Mendoza Díaz, de 23 años, desapareció en Guadalajara el 17 de agosto del 2020, sus familiares han dejado un post de Facebook para dejar información que pudiera ayudar con su paradero.

Fátima Lizeth Gutiérrez Ayala de 22 años, de 1.72 de estatura, tez blanca, con un tatuaje de rosas con golondrinas en uno de sus brazos, desapareció el 15 de junio del 2022 en la zona metropolitana de Guadalajara.

Sarahy Escobedo, de 19 años, desapareció el 30 de septiembre del 2020 en Zapopan, Jalisco...

Y así se podrían llenar planas de las decenas de rostros entre lonas, carteles y pegotes con rostros y nombres de los últimos desaparecidos de Jalisco, que hoy forman parte de este monumento a la ignominia.

Madres de personas desaparecidas. | Foto: Especial.

IOG

  • Noé Zavaleta
  • Reportero desde hace 23 años. Corresponsal una década de la revista Proceso en Veracruz. Fue director, subdirector, cronista, reportero y talachero de Crónica de Xalapa. Colaborador de Milenio y también del Instituto de Medios de Al Jazeera.

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