El piloto del jet Hawker con matrícula XB-RCF sabía que no iba a aterrizar en Chetumal, a pesar de que así lo indicaba el plan de vuelo. Unas 400 millas antes de descender viró hacia el Caribe y desapareció. Doce horas después, ya cargado con tonelada y media de cocaína, se sabría después, fue identificado en aguas internacionales frente a las costas de Colombia, con rumbo al norte.
En Chetumal desapareció gracias a que apagó su equipo identificador o transponder y evitó comunicación con la torre de control; sin embargo, los radares mexicanos del Sistema Integral de Vigilancia Aérea (SIVA) de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) lo siguieron hasta que desapareció y su huida fue clasificada como vuelo ilícito.
El SIVA, que tiene 16 años de operación, es el sistema con el que el Ejército y Fuerza Aérea Mexicana resguardan el espacio aéreo del país, especialmente contra los intentos del narcotráfico por trasladar droga de Sudamérica a México y de aquí, a Estados Unidos.
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Tan sólo en lo que va de este gobierno, el sistema ha permitido asegurar aeronaves, drogas, dinero y armas que podrían tener valuados en 15 mil millones de pesos.
"Se han decomisado 134 aeronaves, 70 han sido dentro de México y fuera del país 64; de ahí hemos tenido los aseguramientos de aproximadamente 30 toneladas de drogas de las cuales están distribuidas entre lo que sería cocaína, fentanilo y en el noroeste mariguana", señala el coronel Smith.
SIVA se integra de cuatro radares en el sureste del país, uno en el norte y otros tantos que son aerotransportados en plataformas sobre aviones, además cuenta con el apoyo de los radares de la Agencia Federal de Aviación ubicados en todos los aeropuertos del país y la colaboración internacional con naciones como Guatemala, Belice, El Salvador, Colombia y Estados Unidos con quienes comparte información en caso de registrar alguna alerta de vuelo ilícito hacia el Caribe. Esta última fue fundamental para el aseguramiento del martes 27.
"Cerca de las 23:00 horas del lunes 26, radares de otras naciones detectaron una aeronave con todas las características de un vuelo ilícito en aguas internacionales del Caribe, frente a las costas de Colombia", relata el Coronel Jorge Thomas Smith Zamora, del SIVA.
En ese momento se activaron los protocolos del SIVA y a la una de la mañana del martes 27, que el jet ingresó al espacio aéreo mexicano, pilotos mexicanos recibieron la orden de despegar dos aviones Embraer 145 con plataformas aéreas que llevaban los radares para identificar la aeronave que no se identificó.
“Estos aviones tienen 240 millas o 500 km de alcance, ubicaron el blanco y vectorearon al jet, es decir indican la ubicación del objetivo, intentaron comunicarse con el piloto pero no respondió. Al no ser identificada se le denominó como ilícita".
"A 45 kilómetros de Chetumal ya había un área semipreparada para que aterrizara pero el mando territorial de la a la 34 Zona Militar activó la ocupación de pistas y áreas de probable aterrizaje, lo que obligó a que la aeronave realizara su descenso en el Aeropuerto Internacional de Chetumal, Quintana Roo a las cuatro de la mañana", señala el coronel Smith.
De acuerdo con este mando, el crimen organizado no ha aumentado sus incursiones en el espacio aéreo a causa del cierre de fronteras por la pandemia por covid-19; no obstante, el promedio mensual de alertamientos generalmente aumenta de 10 a 15 en los últimos meses del año.
“Lo que sí ha variado un poco es la modalidad; anteriormente utilizaban aeronaves monomotores o bimotores, pero durante este año cambiaron a ese tipo de aeronaves de mayor rendimiento o jets”, señala el Coronel Smith.
En el jet interceptado el martes 27 se decomisaron 54 bultos de droga con un peso aproximado de mil 500 kilos de cocaína, lo que en el mercado podría valer casi 393 millones de pesos; también se detuvo al piloto, de origen argentino.
DMZ