A ocho años de distancia, aquella casa que sería el ultimo escondite de Joaquín El Chapo Guzmán, en Los Mochis, Sinaloa, se ha convertido en un basurero clandestino, en el que personas con adicciones y en situación de calle pasan los días sin que nadie les diga nada.
Luego de sellar aquel famoso túnel que la Marina Armada de México encontró detrás de un espejo, y que daba al drenaje subterráneo, las autoridades dejaron el inmueble en el olvido, como muchas otras mansiones decomisadas al narco en México.
El 11 de julio del 2015, El Chapo se fugó del penal de Almoloya de Juárez, habría emprendido una huida que finalizó el 8 de enero del 2016 y, aunque, fue un impresionante operativo que terminó en un feroz enfrentamiento a balazos, su detención fue producto de la casualidad.
De los hechos existen varias versiones; una de ellas es que la Marina implementó el operativo “Cisne Negro” para capturar a El Cholo Iván, su lugarteniente y escolta personal.
El Cholo fue ubicado en una modesta casa, en la esquina de la calle Río Quelite y bulevar Jiquilpan, una vivienda en un sector no muy lujoso de Los Mochis, Sinaloa, en una tranquila zona en la que incluso vivía la madre del gobernador en turno, Mario López Valdés, y a un par de cuadras de una de las plazas comerciales más grande de la ciudad.
Nadie se daba cuenta, o nadie decía nada, hasta la madrugada del 8 de enero del 2016, cuando el comando especial de la marina irrumpió el inmueble a punta de bala, uno de los pocos operativos del cual se han hecho públicas las imágenes.
El inmueble es de apenas unos 60 metros cuadrados, pero fue remodelada de tal modo que parece un laberinto en su interior, cuenta con una entrada principal de doble puerta y una cochera, dos plantas y un sinfín de huellas de aquel feroz enfrentamiento a balazos.
Paredes agujeradas, quemadas, restos de muebles quemados y vidrios quebrados ahora se mezclan con una gran cantidad de basura, heces fecales, restos de ropa y de utensilios para drogarse.
Ocho años después, aquella fortaleza que le dio la opción al capo de huir momentáneamente de sus perseguidores por un túnel secreto, hoy es un basurero clandestino y sitio de personas con adicciones que la tomaron como hogar.
Y es que, una vez detenido, encarcelado y extraditado "El señor de la montaña”, la vivienda fue asegurada por las autoridades que la resguardaron por un tiempo, hasta que taparon la entrada al túnel.
Actualmente la casa no cuenta con ningún tipo de sellos de las autoridades, cualquier persona puede entrar y salir de ella.
Por ello, incluso se ha vuelto un punto “turístico” para algunos visitantes de la ciudad, pues al pasar de los años, sigue siendo la prueba fehaciente de que, en México, es más fácil esconderse a la vista de todos.
ROA