‘El H’ terminaba de comer su tamal cuando lo agarraron

En un restaurante de mariscos, Héctor Beltrán Leyva y Germán Goyeneche ordenaron aguachile, tostadas de ceviche y caldo de camarón; "al menos su última comida, fue una gran comida", dijo el dueño.

Mario Cabrera, el propietario de “Mario´s” los atendió personalmente.
“Cuando ('El H') probó mi comida me dijo ‘no sabes el cliente que te acabas de ganar’”, recuerda Mario.
Sergio Enrique Contreras
San Miguel de Allende, Guanajuato /

Un minuto bastó para agarrarlo, pero ya le seguían la pista desde hace meses.

Héctor Beltrán Leyva comía con el empresario Germán Goyeneche Ortega en un restaurante de mariscos. Dicen que origen es destino. El sencillo lugar sirve sus platillos frescos al estilo Sinaloa, el estado donde nació 'El H'.

Alrededor de la 1:30 de la tarde del miércoles, Beltrán Leyva y Goyeneche llegaron al lugar ubicado en la calle Stirling Dickinson a bordo de una camioneta Mercedes Benz con placas de Querétaro. Se sentaron en una de las cinco mesas del lugar. Ordenaron aguachile de callo de hacha, especialidad de la casa y unos refrescos. Eran los únicos clientes.

Mario Cabrera, el propietario de "Mario´s" los atendió personalmente.

"Cuando probó mi comida me dijo 'no sabes el cliente que te acabas de ganar'", recuerda que así le dijo uno de los hombres, sin saber que era uno de los más buscados por autoridades mexicanas y estadunidenses. Era la primera vez que lo veía.

También comieron tostadas de ceviche, caldo de camarón y como cortesía de la casa, Mario les sirvió un tamal. A Beltrán Leyva le tocó relleno de elote. Sería el último platillo que probaría en libertad. "Al menos su última comida, fue una gran comida", suelta Mario con cierta satisfacción.

Aproximadamente a las 2:45 de la tarde llegaron dos parejas. El propietario les ofreció la mesa circular para que estuvieran más cómodos, pero ellos prefirieron una cuadrada que tenía una mejor ubicación, justo a menos de dos metros de distancia de su presa. Nadie sospechó que su presencia tenía relación con la de los otros comensales, pues ni siquiera parecían policías.

No ordenaron platillos fuertes, solo unas entradas y unas limonadas. A doña Jose, madre de Mario, le llamó la atención una de ellas. Era guapa, joven, alta y fuerte. Fue la que finalmente esposaría al líder del cártel que lleva sus apellidos.

San Miguel de Allende, un pueblo tranquilo, no perdió la calma ni en un operativo para capturar a uno de los narcotraficantes más buscados en México y EU.

"Nosotros no vimos nada", comentó un elemento de Seguridad Municipal.

Ni él, ni autoridad local alguna fueron partícipes del operativo. Ni siquiera el destacamento militar que está a unos metros de la Presidencia Municipal o la oficina de la PGR de la localidad. Nadie fue informado.

El alcalde Mauricio Trejo Pureco está de vacaciones luego de rendir su Segundo Informe de actividades. Una fuente de la administración sanmigueleña confirmó que nadie fue informado y que la autoridad federal ordenó no emitir declaración alguna. "Fue al estilo gringo, un comando externo operando todo desde el principio hasta el final", dijo.

Beltrán Leyva terminaba de comer su tamal. Estaba contento y tranquilo. Tenía la guardia baja y aseguran testigos que no iba armado. Dicen que ni él ni su acompañante. En el momento clave los dos hombres y las dos mujeres que se identificaron como agentes de las Fuerzas Armadas de México cortaron cartucho de sus armas cortas y las apuntaron a 'El H' y a Goyeneche. No les dieron oportunidad de reaccionar.

En ese momento entraron elementos de la Marina con armas largas y sitiaron el restaurante.

"Yo sentí que era el final", relata 'El Güero', cocinero de "Mario´s".

Doña Jose estaba sentada en la mesa de la entrada y entró en una crisis nerviosa. A sus 85 años jura que nunca había presenciado algo de estas dimensiones. Todavía se le llenan sus ojos de lágrimas.

"Tranquila jefita, estamos haciendo nuestro trabajo. No va a pasar nada", le dijo uno de los agentes.

A Mario, a los meseros y al personal de cocina les pidieron apartarse hasta el área de preparación de alimentos y les prohibieron sacar algún dispositivo o teléfono celular para captar imagen.

Beltrán Leyva no opuso resistencia alguna y agachó la cabeza sobre la mesa tal como se lo ordenaron. Goyeneche Ortega quiso argumentar algo pero fue interrumpido con un severo y eficaz "¡Cállate, cabrón!".

Esposados y con la cabeza gacha los sacaron rápidamente para subirlos a una camioneta de la Marina. Fue una operación quirúrgica.

Una vez asegurados, un elemento regresó a cubrir la cuenta de lo que consumieron los elementos que intervinieron y a ofrecer una disculpa a doña Jose. La nota de Beltrán Leyva y de Goyeneche Ortega quedó sin pagar. El vehículo donde llegaron, un día después seguía en el estacionamiento.

En cosa de un minuto el capo originario de Badiraguato, Sinaloa y su supuesto operador financiero, un connotado empresario de la localidad ya estaban en manos de la justicia.

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