Ellos son los oficiales del macabro hallazgo del Día de Muertos. Los restos de dos menores que un joven transportaba en un diablito en bolsas plásticas. Con 15 años de experiencia, contaron con la suerte o el azar para descubrir parte de lo sucedido a los adolescentes quienes, según las primeras hipótesis, fueron víctimas de La Unión Tepito.
En plena calle a medianoche, un joven empujaba un diablito con unas cajas con bolsas de plástico, en un movimiento accidental, algunas se caen, pero cuando va a recogerlas, una de ellas se rasga y los oficiales descubrieron que no era pollo lo que contenían las cajas.
Transcurría una noche como cualquier otra, eran alrededor de las 00:15 de la madrugada del 1 de noviembre, dos oficiales llegaban al cruce de las calles de República de Chile y Belisario Domínguez, no tenían idea de lo que encontrarían.
Los agentes Guzmán y Cuevas llegaban a esas desoladas calles de la colonia Centro para hacer cortes a la vialidad, fue ahí cuando se encontraron con un hombre de playera blanca, pantalón y tenis oscuros y un chaleco que empujaba un diablito.
“A la hora que llegamos para hacer el corte a la de circulación, cuando vemos a un tipo que venía jalando un diablito con unas cajas tipo de pollero, esas donde se guarda el pollo”, dice uno de los uniformados.
Pero, de repente, desde la patrulla, las miradas de los oficiales y el hombre se cruzaron, momento en el que “el tipo quiere aventar el diablo, lo suelta, se le caen las cajas de plástico y, al interior, traían unas bolsas negras”.
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Los oficiales, como en cualquier otra acción, descendieron de su unidad para ayudar al hombre, fue Guzmán quien se acercó para ayudar a recoger las bolsas, pero conforme se acercaba más y más, notó una actitud extraña, el sujeto se movía muy rápido, al parecer tenía prisa por irse del lugar.
Entonces, cuando el individuo trata de meter una de las bolsas de plástico a la caja, se le rasga, es ahí cuando los peores pensamientos pasaron por la mente del policía, al ver “piezas de carne muy blanca” por lo que le pidió a su compañero no perderlo de vista.
“Reviso bien por donde se le rasgó la bolsa y alcanzo a ver una pieza como de un hombro, un brazo humano y también lo que es la parte entre la oreja y la nuca”.
Fue ahí cuando Guzmán sintió cierto grado de asombro e incertidumbre, no se imaginaba algo de tal magnitud, por lo que pidió apoyo para detener al hombre que se identificó como Edgar “N”.
Su compañero, el oficial Cuevas, cuenta que es inexplicable la sensación del momento, que no se había sentido así, “te impacta demasiado ver algo así”.
Sobre el detenido, los agentes que llevan 15 y tres años en la policía de la Ciudad de México lo describen como una persona desaliñada que, a pesar de la situación, nunca opuso resistencia. Es más, su semblante lucía relajado y permaneció callado durante su traslado a la Fiscalía Especializada en Homicidios.
Esta semana, se confirmó que los restos humanos hallados por estos dos elementos pertenecen a Alan y Héctor, dos menores de 12 y 14 años de una comunidad indígena, vistos por última vez el 27 de octubre, y presuntamente asesinados por integrantes de La Unión Tepito, uno de los que operan en la capital.