Emilio Lozoya Austin, ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), no soportaba cada que el Ministerio Público de la Federación lo acusaba de haber huido de México y ocultarse en España.
“Yo no me fugué”, respondió enfático el ex funcionario del sexenio de Enrique Peña Nieto en cuanto tuvo oportunidad de hablar ayer durante la audiencia en la que el juez José Artemio Zúñiga determinó modificarle la medida cautelar y lo envió al reclusorio Norte.
Lozoya también hizo un gesto de desaprobación con la cabeza cuando el representante de la Fiscalía General de la República (FGR), Manuel Granados Muñoz, hizo mención a que tenía pasaporte vigente y podría ser oculto en Alemania por su esposa, Marielle Helene Eckes, de donde es residente.
Aunque el pasaporte de Lozoya está en resguardo por la autoridad judicial, Granados Muñoz sostuvo que podría obtener uno con otro nombre por las influencias que tiene el ex director de Pemex y su familia, en particular su padre Emilio Lozoya Thalmann, secretario de Estado en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
MILENIO obtuvo una copa del pasaporte vigente de Lozoya.
En cuanto pudo replicar, Miguel Ontiveros Alonso, abogado de Lozoya, aseguró que su cliente no contaba con pasaporte alemán, a lo que interrumpió en voz baja el ex director de Pemex: “Ningún pasaporte”.
Cuando volvió a tomar la palabra el agente del Ministerio Público de la Federación afirmó que en otros casos han podido evadir la justicia aun sin contar con pasaporte.
“Se sabía impune hasta este momento, no esperaba que se solicitara la prisión preventiva justificada”, lanzó Granados Muñoz.
Emilio Lozoya volvió a molestarse al tiempo que tomaba notas, aunque con el paso de la argumentación de la FGR comenzó a tomarse la frente y la parte de atrás del cuello con la mano izquierda.
"Siempre ha manifestado una actitud grosera"
Cuando su abogado volvió a rebatir el tema del pasaporte, Lozoya ya no se aguantó y en el micrófono exclamó: “¡Ni alemán ni ningún otro! Perdón su señoría, pero…”
Lozoya pasó de sonreír sarcástico cuando al inicio de la audiencia se dijo que su esposa tenía muchos recursos económicos a ponerse nervioso, tomar agua y frutas deshidratadas que metió en una bolsa blanca de Steve Madden, a visiblemente molestarse por la insistencia en que huyó de México para esconderse en España.
“Siempre ha manifestado una actitud reticente, grosera y violenta contra la autoridad”, sostuvo el agente de la FGR.
La defensa de Lozoya, a través de Miguel Ontiveros, llegó a decir incluso que en el país “requerimos más gente como él”, a lo que el representante de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Antonio López García, dijo que se había “extralimitado” en esa aseveración, a lo que el abogado reafirmó: “Hay que atreverse a denunciar a un aparato criminal de Estado organizado”.
El Ministerio Público de la Federación concluyó en una de sus últimas intervenciones sostuvo que “no estamos ante el mismo Lozoya” que fue traído a México, pues se la pasó “surfeando” entre el tema de la pandemia y el supuesto padecimiento médico que padece para no colaborar con la autoridad.
Así, Emilio Lozoya pasó de sonreír con su madre antes del inicio de la audiencia, a los nervios de todo lo que se acusaba, hasta el enojo.
Fueron las últimas horas libres del ex director de Pemex, quien ayer portó un saco color azul marino, una corbata morada y pantalón gris, que tuvo que cambiar por el uniforme beige para ingresar al reclusorio Norte.
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