La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana dio a conocer que de agosto a la fecha ha decomisado 34 envíos por paquetería, principalmente de drogas, como fentanilo y crystal; la tercera parte, al momento de su llegada a la ciudad del destinatario.
Además de estupefacientes ha detectado tráfico de fauna silvestre, piezas arqueológicas, municiones y armas; en este último caso es todavía más difícil, porque se envían por piezas que después se ensamblan en talleres clandestinos.
Y es que resulta operativamente imposible revisar cada uno de los 250 millones de paquetes que se movilizan al año en México, 13 mil millones en Estados Unidos y 87 mil millones en el mundo, de acuerdo con datos de 2018.
La Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) tiene las herramientas legales para identificar el origen de las armas que entran de manera ilegal a México desde Estados Unidos, pero “ha sido incapaz de determinar al comprador de 53 por ciento”, según el estudio Firearms Trafficking, presentado al Congreso estadunidense con datos de 2009 a 2014.
Este documento señala que los grupos criminales han encontrado una forma de evadir los controles en la venta de armamento. “Agentes de la ATF y oficiales del gobierno mexicano han encontrado una nueva complicación, ya que se trafica con partes de armas que son llevadas a México para ser ensambladas más tarde”.
Los oficiales de la ATF ilustraron la complejidad del problema con un par de casos de 2014: “Uno fue en Guadalajara, donde la Policía Estatal de Jalisco confiscó cientos de recibidores (partes de pistolas) y piezas de un sofisticado equipamiento que se usa para completar el ensamble de rifles. El otro en Tijuana, donde la policía confiscó 25 rifles que estaban en proceso de ser armados con partes estadunidenses”.
Entre los aseguramientos reportados por la SSPC hay cargadores, municiones e incluso armas completas: el 21 de agosto pasado, de Tijuana a Jalisco fueron enviadas cuatro armas cortas y siete cargadores calibre 9 milímetros, ocultos entre filtros automotrices, mediante una empresa de paquetería.
De las cuatro empresas consultadas por MILENIO, solo DHL comentó que si bien invierte en tecnología e infraestructura en los 220 territorios en los que tiene presencia, a fin de prevenir envíos ilícitos, está en “disposición de colaborar de manera cercana con las autoridades, proporcionado toda la información necesaria para prevenir la movilización de objetos y sustancias que pongan en riesgo la seguridad o salud de los ciudadanos”.
RLO