Estadunidenses secuestrados en Matamoros pasaron tres noches a media hora de cruce a EU

Latavia Washington y Eric Williams estuvieron dos noches en un cuarto de madera junto a los cadáveres de sus dos compañeros de viaje asesinados.

Las víctimas eran originarios de Carolina del Sur. | Samuel Cuervo
Samuel Cuervo
Matamoros /

Latavia Washington y Eric Williams, dos de los cuatro ciudadanos estadunidenses secuestrados el 3 de marzo en Matamoros, Tamaulipas, soportaron cuatro jornadas de calor intenso y noches frías en un pequeño cuarto de madera de apenas unos 10 metros cuadrados. Ahí esperaron junto a los cuerpos de Zindell y Shaeed, éste último primo de Latavia, quienes fueron asesinados a balazos cuando un grupo armado los interceptó.

Los jóvenes, originarios de Carolina del Sur, habían cruzado por el puente internacional Expreso Matamoros-Brownsville, y a 2 kilómetros de ahí ocurrió el intento de secuestro; los sicarios los obligaron a bajar de la camioneta en la que viajaban para subirlos a una pick up, pero al haber resistencia, les dispararon. Finalmente los subieron de nuevo a la pick up, aunque dos de ellos, Zindell Brown y Shaeed Woodard, ya habían fallecido.

Los norteamericanos iban en una camioneta cuando fueron secuestrados. | Samuel Cuervo

Desde el lugar del secuestro hasta la casa de seguridad donde permanecieron hay 16 kilómetros de distancia que se recorren en media hora en auto compacto , y en 20 minutos, si se tiene una camioneta como la de los captores. 

Los criminales habrían paseado a una mujer golpeada, un hombre herido, y dos cadáveres, sobre la batea de una camioneta por la avenida General Lauro Villar, una de las principales y más transitadas de Matamoros, y que es la vía general de tránsito a la Playa Bagdad. Pasaron frente a, por lo menos, una decena de cámaras de video vigilancia, hasta que se perdieron en la zona rural del poblado El Tecolote.

Las personas que los secuestraron los subieron a una camioneta.| Samuel Cuervo

El poblado parece un sitio de descanso, hay algunas casas de campo, algo de ganado y una pequeña laguna que adorna el paisaje; frente a ella, un terreno de unos 50 metros de frente por 100 de fondo, con una sola edificación: una caseta rojiza de madera prefabricada de unos cuatro metros de largo por tres de ancho, dos puertas, cuatro ventanas y un techo de lámina sencilla.Adentro, aún huele a muerte, hay una enorme mancha de sangre y diversos residuos orgánicos, todo esto, acentuado por el fuerte calor y humedad de la zona.

Casa donde fueron encontrados los extranjeros secuestrados. | Samuel Cuervo

Los escasos vecinos que hay rechazan hablar del tema, y lo poco que dicen es que apenas se enteraron de la noticia. No escucharon nada, no vieron nada y no olieron nada.

La escena del crimen es resguardada por una lona y una cinta amarilla que advierten peligro y que se trata de una “propiedad asegurada”, mientras el personal de la fiscalía realiza algunas visitas para ahuyentar a los curiosos, pero en el sitio, ya no queda nada por investigar.


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