Durante el año 2020 fueron asesinados 14 activistas defensores del medio ambiente, derechos humanos y de la comunidad transexual, que luchan por los derechos del grupo LGBT+.
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Los homicidios en materia ambiental se suscitaron en los estados de Michoacán, Oaxaca, Chihuahua, Morelos, San Luis Potosí y Veracruz.
El 13 de enero Homero Gómez, defensor del santuario de la mariposa monarca, fue reportado como desaparecido por la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Michoacán, que pidió a las autoridades investigar el trabajo del ecologista como una de las probables causas.
Mayte Cardona, vocera del organismo, aseguró que Homero Gómez —que protegía miles de hectáreas de bosques en el estado—, “seguramente estaba afectando intereses de personas que se dedican a talar de forma ilegal en la zona”.
Días después, el 27 de enero, Raúl Hernández Romero salió de su casa camino a su trabajo como guía turístico en santuarios de la mariposa monarca, también en Michoacán, pero ya no regresó.
A tres días de no sin saber su paradero, la fiscalía emitió un reporte de búsqueda. Tiempo después, llegó un reporte a las autoridades de un cadáver ubicado en el predio Las Balsitas, municipio de Ocampo, que se encontraba con marcas de golpes y una herida profunda en la cabeza, confirmando el asesinato de Hernández Romero.
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En marzo, tres activistas fueron asesinados en el país. Primero fue Paulina Gómez, defensora del territorio sagrado de Wirikuta, que despareció el 19 de marzo en San Luis Potosí y fue encontrada muerta tres días después. Tras ella, Benito Peralta, presidente del comité de seguridad de la comunidad indígena de San Jerónimo Amanalco, fue hallado sin vida.
El 23 de marzo Isaac Medardo Herrera, defensor de la reserva natural Los Venados y representante legal de los 13 pueblos en defensa del manantial Chihuahuita, fue asesinado afuera de su domicilio en el municipio de Jiutepec, Morelos.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) denunció que un grupo de hombres armados llegó a su domicilio, tocó la puerta y cuando Medardo Herrera abrió, le dispararon.
Un estudio realizado por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), señaló que en 2018 se registraron 95 casos de criminalización en México, donde el encarcelamiento freno las voces de diversos activistas.
El CEMDA aseguró que en 2019 funcionarios locales, policías y guardias nacionales fueron responsables de poco más del 40 por ciento de los ataques. El otro 40 por ciento de los casos, no se denunció al agresor.
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A pesar de la contingencia sanitaria causada por la pandemia del covid-19, los asesinatos se siguieron efectuando. El 8 de abril de este año Adán Vez Lira, ambientalista que llevaba más de dos décadas dedicado a la defensa del territorio y observatorio de aves en La Mancha, Veracruz, fue muerto en la carretera La Mancha-Palmas de Abajo.
Días después, hombres armados allanaron la casa de Juan Zamarrón, en Chihuahua, y lo asesinaron con disparos de cuerno de chivo.
Zamarrón pertenecía a uno de los ejidos madereros que están siendo afectados a gran escala por la tala clandestina, en contubernio con los narcotraficantes, autoridades y algunos aserraderos.
El 7 de mayo pasado, Eugui Roy Martínez fue asesinado en el corredor de la casa de su familia, muy cerca de las cajas con ranas, serpientes y otros animales que monitoreaba como parte de sus actividades de investigación en la sierra sur de Oaxaca, una de las “zonas calientes” del estado con presencia de tala clandestina, caza furtiva y conflictos territoriales.
DIVERSIDAD
También el grupo de activistas trans, que defienden la comunidad LGBT+, fue afectada pues al menos seis de ellos fueron asesinados por crímenes de odio.
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El 30 de marzo Karla Valentina Camarena, mujer transgénero, fue asesinada por disparos de arma de fuego en el municipio de San Felipe, Guanajuato.
La activista y coordinadora de la Red Mexicana De Mujeres Trans del Estado de Guanajuato, fue hallada sobre la Avenida Diligencias por elementos de la Policía Municipal.
En agosto, Jeanine Huert, fue hallada muerta en su hogar, ubicado en Tijuana, Baja California; ella era una conocida activista por los derechos de las personas transexuales, transgénero, travestis, trabajadoras sexuales y personas con VIH de la frontera norte de México.
Un mes después, en Chihuahua fue hallada muerta la activista trans Mireya Rodríguez Lemus que se encontraba al interior de una casa en la colonia Solar del Valle del municipio Aquiles Serdán; Una semana después, Leslie Rocha fue hallada sin vida en su departamento de Ciudad Juárez envuelta en una sábana y con múltiples huellas de violencia.
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En octubre Itzel Durán, transexual de 19 años, fue asesinada en el interior de su casa en Comitán, Chiapas, donde fue apuñalada por dos hombres que entraron a la vivienda.
Itzel participaba en concursos de belleza y fue nombrada Nuestra Belleza Gay 2015-2016 en Comitán.
En el mismo mes, Alessa Flores fue asesinada en Ciudad de México. Era una activista transexual que defendía el trabajo de sus compañeras que ejercen la prostitución, oficio que calificaba de cansado, triste y mal pagado, “donde los transfeminicidios ocurrían”.