Los cárteles mexicanos han comenzado a inundar con fentanilo a las comunidades tribales de Estados Unidos. En los últimos años, la droga con la que más sufrieron sobredosis los indios americanos fue este opioide, desplazando a la que históricamente fallecían, la metanfetamina.
La intromisión del crimen organizado se ha visto facilitada sobre todo por la soberanía de la que gozan estos territorios autónomos, lo que lleva a la falta de elementos policiacos en las regiones alejadas de las ciudades, pero también por la pobreza, que ha llevado a los indios a convertirse en objetivo de los narcos.
Y es que aunque el Comité de Relaciones Indias y la Agencia Antidrogas (DEA) han revelado que, si bien son traficantes independientes o pandilleros quienes se han encargado de la transportación al territorio indio, fueron los narcos mexicanos quienes han suministrado estas drogas duras hasta estas regiones.
Según estudios, tanto en materia de drogas como de salud pública gubernamentales, las comunidades nativas americanas son una población vulnerable y que corre el riesgo constante de convertirse en consumidores y adictos debido a la pobreza que se vive en las más de 500 tribus que corren por todo el territorio estadounidense.
A esto se suman los altísimos niveles de desempleo y los traumas crónicos que enfrentan, explica la DEA. Sin embargo, desde el año 2020 hasta la fecha, los narcos han intercambiado la distribución de drogas como la mariguana y la metanfetamina por el fentanilo.
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Un informe sin precedentes realizado por el National Vital Statistics System del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), publicado apenas este mes, revela que a través de la revisión de 69,943 mil autopsias por sobredosis, el 33.1 por ciento de los nativos americanos fallecieron por el consumo de fentanilo, es decir, 791 personas.
Esto lo convierte en el grupo étnico con un porcentaje “significativamente más alto que todas las demás razas y grupos”, destaca el informe médico.
El Cártel de Sinaloa
La información sobre el tráfico de drogas en territorio indígena estadounidense se cuenta con la mano, no porque no exista, sino porque es solo cuando las autoridades federales colaboran en mega operativos, que la información se da a conocer. Cuando no sucede esto, son las propias policías tribales y sus cortes quienes llevan a cabo procesos judiciales que pocas veces salen a la luz.
Sin embargo, las alarmas se prendieron desde 2019, con la historia de los hermanos sinaloenses Jesús y Ángel Félix Ramírez, que a pesar de tener nombres celestiales, operaron para el Cártel de Sinaloa el trasiego de droga a territorio indígena.
La Nación Tohono O'Odham, también conocidos como papagayos, se encuentra muy cerca de la línea divisoria que separa Sonora de Arizona. Su nombre significa gente del desierto. Esta pequeña comunidad de unos 30 mil habitantes se ha dedicado desde siempre a la caza y la recolección.
Sin embargo, a pesar de estar localizada del otro lado del muro, esta región se ha visto azotada también por la pobreza. Según una acusación penal en la corte de Arizona, los hermanos fueron la cabeza de una estructura de 18 personas que, tan solo durante los días que los descubrieron, les incautaron 2 mil kilos de marihuana en la región tribal. Se desconoce cuánto lograron ingresar.
Su zona de operación se concentró en un lugar del territorio llamado Pia Oik Hills, un área donde incluso se permite el camping de turistas y exploradores, lleno de pastizales secos y cactus que se ven opacados por una montaña color negra carbón al fondo. El territorio parece tan desolado y lo convierte en perfecto para los narcos; incluso en Google maps sólo se ve un vasto territorio café sin más que tierra.
Los hombres se situaban en la cima de las colinas y se hacían pasar por exploradores, con sus binoculares vigilaban a las autoridades tribales y a la Patrulla Fronteriza, y así, en un descuido, ingresaban al territorio indígena las drogas.
“Generalmente, cada grupo de contrabandistas estaba formado por cinco personas que llevaban mochilas de mariguana y un pie guía. En promedio, cada grupo estaría transportando aproximadamente 100 kilogramos de marihuana”, resaltan los fiscales de Arizona en el acuerdo de culpabilidad de Ángel Félix, quien aceptó cooperar de “buena fe”.
Además, José Ángel Félix delató a su patrones: nada más y nada menos que el Cártel de Sinaloa, para quien llevaba un libro de contabilidad con todos los pagos a los traficantes que ingresaban la marihuana a la nación Nación Tohono O'Odham.
“Los registros telefónicos revelaron que Félix Ramírez organizaba recogidas en el área de Phoenix y entrega de alimentos para los exploradores que operaban en Tohono O ́ Odham”, dicen. En 2019 fue sentenciado a 55 meses en prisión por ingresar drogas a territorio indígena.
Según el buró de prisiones de Estados Unidos, el cabecilla fue liberado el 29 de octubre de 2021, sin embargo pasaría tres años en libertad condicionada. Terminando el año que viene y, entonces sí, será deportado a México el sinaloense de 36 años.
Aún hay otros en prisión, otros más pactaron o solicitaron su libertad por compasión a pesar de haber trabajado directamente para el Cártel de Sinaloa y llenar de drogas el territorio indigena. La mayoría eran hombres jóvenes entre los 20 y los 40 años, nacidos en Sinaloa, Sonora, Durango y Chihuahua. Pura gente del triángulo dorado.
Entra el opioide
Después de este operativo y el super golpe a la marihuana del Cártel de Sinaloa, la estructura criminal no se quedó de brazos cruzados. Este sería solo el principio de la epidemia que vendría en las zonas tribales estadounidenses con fentanilo.
Unos meses después de esta operación en 2019, el Departamento de Asuntos Indígenas y el Departamento de Interior de Estados Unidos, incautaron 30 mil pastillas de fentanilo, también en la Nación Tohono O'Odham.
Según las autoridades, un agente encubierto del Departamento de Asuntos Indígenas se hizo pasar por comprador en la región tribal, y logró la incautación de esta cantidad enorme de fentanilo, que estaba envuelta en bolsas de plástico a reventar, con pastillas blancas.
“Durante la operación, tres sujetos no indígenas fueron detenidos sin incidentes”, aclaró el Departamento del Interior para dejar claro que era el cártel mexicano quien estaba detrás la operación. Ese mismo día revelaron que otras reservas como la Apache de San Carlos en Arizona y la Spokane en Washington, se habían encontrado más drogas.
Los golpes
Los aseguramientos de los últimos meses han comenzado a arrojar un mapa de cómo operan los cárteles en las zonas tribales estadunidenses. Por ejemplo, en febrero del año pasado, en la reserva Moapa, en Nevada, tan solo en cuatro días la policía tribal logró el aseguramiento de una gran cantidad de metanfetamina, la droga que históricamente utilizaron en esta zonas, pero para sorpresa de las autoridades locales, se incautaron pastillas de fentanilo con un valor de casi 100 mil dólares.
En la misma región, la policía tribal también encontró en mayo de ese año más pastillas de fentanilo, pero ahora con un valor de 2.8 millones de dólares en las calles. La droga estaba en un camión de alquiler. Durante la búsqueda, un perro policía detectó la droga.
Mientras tanto, los fallecimientos en las comunidades por consumo del opioide van a la alza. Según el reporte publicado por el CDC, la tasa de muertes por sobredosis de fentanilo aumentaron 279 por ciento entre 2016 y el 2021.
Los índices revelan que 5.7 personas por cada 100 mil habitantes fallecieron durante 2016, mientras que 21.6 individuos perecieron en 2021. “Las tasas para hombres fueron más altas que las tasas para las mujeres entre las drogas específicas analizadas, incluyendo fentanilo, metanfetamina, cocaína”, dice.
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Destaca que los rangos de edad donde más murió gente por fentanilo fue entre los 35 y 44 años, y en segundo lugar los de entre 25 y 34 años. Las autoridades estadounidenses son firmes en que estas muertes están totalmente relacionadas a los cárteles de la droga mexicanos, mientras las autoridades en nuestro país aseguran que aquí no se produce fentanilo.
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