Fotoperiodista asesinada con candidata en Oaxaca pensaba renunciar

La periodista Soledad Jarquín dijo que su hija le contó que descubrió cosas de su jefe que no tenían coherencia; además, busca que le regresen la computadora y cámara de su hija.

La fotoperiodista María del Sol Cruz Jarquín
Ciudad de México /

La fotoperiodista María del Sol Cruz Jarquín, quien fue asesinada el sábado pasado con la candidata Pamela Zamari en Oaxaca, pensaba renunciar al regresar tras descubrir “cosas que no le gustaban” en la Secretaría de Asuntos indígenas, afirmó su mamá, la periodista Soledad Jarquín.

“Yo lo platiqué con mi hija hace un mes, cuando ella me contó cómo estaban las cosas en la secretaría y que la estaban mandando a cubrir la campaña del candidato del PRI. Le dije ‘por qué no renuncias’; me dijo ‘deja ver, va a ser un mes, voy a regresar y voy a renunciar, ya no me gusta estar en la secretaría’, ella fue descubriendo cosas que no le gustaban”, dijo en entrevista con Ciro Gómez Leyva para Grupo Fórmula.

María del Sol Cruz Jarquín fungía como jefa de comunicación social de la Secretaría de Asuntos indígenas y, de acuerdo con su mamá, obligada por el titular de la dependencia, Francisco Javier Montero López, a cubrir la campaña de su hermano Hageo Montero López, candidato del PRI a la presidencia municipal de Juchitán.

El sábado fue asesinada junto con Pamela Zamari, candidata a segundo concejal por la coalición Todos por México, quien es hija de Juan Terán Regalado, presunto líder de una organización delictiva que opera en el Istmo de Tehuantepec. También murió Adelfo Guerra, primo de la candidata.

“Hoy voy a poner una denuncia. Voy a seguir investigando o dejárselo en manos de autoridades, pero voy a seguir presionando para que haya justicia para mi hija”, dijo.

Mencionó que ha pedido le entreguen la computadora y la cámara de su hija pero nadie le da dado respuesta.

María del Sol tenía 24 años y estudió en la Universidad de Medios Audiovisuales, escuela a la que iban los tres estudiantes de cine que fueron levantados, asesinados y sus cuerpos disueltos en ácido en Tonalá, Jalisco.

“Estaba muy contenta. Le gustaba salir a las comunidades de Oaxaca y tomar fotos”, recordó.

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