Para los feligreses de la parroquia Cristo Salvador, el sacerdote Francisco Javier es un santo, un hombre milagroso que cura enfermos.
El cura, en más de una década al frente del templo construyó una red de apoyo social con un comedor gratuito y despensas para familias pobres.
En la parroquia, su figura está lejos del presunto asesinato que pesa en su contra. Por eso sus seguidores salen a manifestarse y orar, porque aquí nadie cree que el sacerdote sea capaz de cometer un crimen.
“Es pésimo lo que le están haciendo al padre. Lo conocemos de hace muchos años y nos consta que es un santo. Siempre lo voy a querer, en las buenas y en las malas. Si creen que lo van a tumbar están muy equivocados”, advirtió una feligresa.
Las horas del jueves fueron largas para los creyentes. Unos se manifestaron ante la Procuraduría de Justicia capitalina; otros se mantuvieron en la parroquia para orar y hacer pequeñas procesiones a fin de exigir la libertad del sacerdote.
La mayoría culpa a las publicaciones en redes sociales y en medios de comunicación de promover una mala imagen del cura. Quienes dan la cara aseguran que Francisco Javier es un hombre bueno, que ayuda a la gente y que siempre se involucró con los habitantes de la colonia.
“Conocimos a Leo, conocemos al padre Francisco, lo que están haciendo es un atropello”, sostuvo otra de las creyentes.
Al religioso se le atribuyen buenas obras, como construir un templo en donde antes solo había láminas y era un terreno irregular. La devoción por el hombre, a quien describen como alegre y carismático, llega hasta señalarlo como milagroso y sanador.
“Gracias a las oraciones del padre, mi mamá en tres ocasiones, estando muerta, prácticamente resucitó. Ya tenía las tres cuartas partes de su cerebro muerto, los doctores no se explicaban y lo único que dijeron fue: ‘el de arriba es el que tiene la última palabra’”, manifestó la señora Leticia.
En la parroquia Cristo Salvador no tienen duda de que el padre será absuelto. Aquí, lo único que quieren es que regrese su milagroso párroco. “Cuando me enfermé me ayudó mucho, fue muy amable conmigo. Me hizo mucha oración, me apoyó. Por eso precisamente iba a venir a verlo, porque otra vez estoy enfermando”, explicó una mujer afectada de los riñones.
Según los primeros reportes oficiales, el sacerdote asesinó a Hugo Leonardo Avendaño a bordo de la camioneta de la víctima.