Liberan a policías que 'pusieron' al hijo de Humberto Moreira

El ex subdirector operativo y el supervisor que fueron detenidos por el asesinato de José Eduardo Moreira Rodríguez fueron liberados por orden de un juez que detectó violaciones al debido proceso cometidas por la procuraduría estatal.

Los policías que lo citaron antes del crimen acaban de ser liberados por orden de un juez federal. (Especial)
Rubén Mosso
Ciudad de México /

Hace ocho años José Eduardo Moreira Rodríguez, hijo del ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, fue asesinado por Los Zetas. Los policías que lo citaron antes del crimen acaban de ser liberados por orden de un juez federal que detectó violaciones al debido proceso cometidas por la procuraduría estatal, que después dejó el caso en manos de la Procuraduría General de la República (PGR).

MILENIO tuvo acceso a la sentencia dictada por Juan Marcos Dávila Rangel, juez Tercero de Distrito en Coahuila, quien ordenó la liberación de Rodolfo Castillo Montes y de Víctor Landeros Sifuentes, La Iguana, ex subdirector operativo y supervisor, respectivamente, de la Policía Municipal de Ciudad Acuña.

Las declaraciones de testigos, así como de operadores de Los Zetas, indican que José Eduardo no estaba involucrado en actividades ilícitas.

José Eduardo Moreira Rodríguez fue asesinado en noviembre de 2012. (Especial)

Eduardo confiaba en Rodolfo Castillo Montes porque trabajó en la campaña de su padre, Humberto Moreira, rumbo a la gubernatura.

El 3 de octubre de 2012, Castillo Montes recibió en su teléfono un mensaje de un oficial que trabajaba en la base líder del municipio, quien le pidió reunirse con él. El mensaje decía: “29 en libramiento sur poniente”, que significa tenemos que vernos en el libramiento sur poniente.

Rodolfo acudió al lugar y el uniformado que lo citó se encontraba acompañado de otro policía. Le dijeron que tenía que ir al estacionamiento de una tienda “Oxxo” sobre la avenida libramiento sur poniente y avenida Eje Central, en el fraccionamiento Santa Rosa.

El subdirector preguntó de qué se trataba y por qué no le decían en ese momento. El oficial le mencionó que se trataba de “una diez papa”, es decir, “un asunto personal”.

Una vez en el lugar, Rodolfo narró que vio que se estacionó junto a ellos una camioneta Jeep Cheeroke color negro, con vidrios polarizados, de la cual después descendieron tres hombres armados, miembros de Los Zetas. Le pidieron que los acompañara.

Sobre la marcha le dijeron a Rodolfo que tenía que localizar a Eduardo, sobrino del entonces gobernador Rubén Moreira. Le pidieron el favor porque sabían que lo conocía muy bien y eran amigos.

Le comentaron que querían a Eduardo para plantearle un problema relacionado con su trabajo, ya que se desempeñaba como coordinador de Programas Sociales de la Secretaría de Desarrollo Social de Coahuila.

Para “no tener problemas”, Rodolfo llamó por teléfono a Eduardo y lo citó en la misma tienda Oxxo donde se había encontrado con Los Zetas. “Qué pasó patrón, necesito verlo ahorita en el Oxxo…enfrente de una gasolinera que están construyendo”, le dijo a Eduardo, quien aceptó y llegó solo.

Eduardo le preguntó para qué lo quería. El subdirector le respondió que no sabía, “porque los señores que estaban con él le iban a tratar un problema”.

En tono amenazador Miguel Ángel Rodríguez Díaz, Alfa Metro, jefe de plaza, le dijo a Eduardo que los acompañara y lo encañonó con un arma de fuego. Después le dijeron al subdirector que se fuera, que luego lo verían.

Como a las nueve de la noche Rodolfo escuchó por vía radio que en la carretera que conduce al Ejido de Santa Eulalia, municipio de Zaragoza, encontraron abandonada la camioneta del “patrón”, es decir, de la víctima. Le advirtieron que tuviera cuidado de andar de “panochudo”, es decir, de “puto”, porque se lo iba a cargar la chingada.

Rodolfo se imaginó que habían matado a Eduardo, por lo que se dirigió inmediatamente al lugar; ahí se dio cuenta que le dieron tres balazos, uno con arma corta y dos con arma larga. Rodolfo después se comunicó con el alcalde y con su director para reportar que se había cometido un crimen.

El motivo del asesinato

Un zeta que fue jefe de plaza en Nuevo Laredo, Tamaulipas, declaró que el hijo del ex gobernador fue asesinado porque el Grupo de Armas y Tácticas Especiales (Gates) de Coahuila mató a Alejandro Treviño Chávez, sobrino de Miguel Ángel Treviño Morales El Z-40, líder de Los Zetas, quien detuvo en Piedras Negras.

“…esto me lo comunicó el propio Comandante 40, ya que por medio de un teléfono Blackberry que yo traía, él me lo comunicó por un mensaje, en el que me dijo que habían matado los Gates a su sobrino, pero solamente me dijo eso, y después de una horas ese mismo día el Comandante 40 me volvió a mandar un mensaje…me dijo: 'ay deje tirado al sobrino', y después yo concluí que fue el sobrino del gobernador, esto porque empezó a salir en las noticias…”

Sentencia determina ilegalidad en la detención

En la sentencia, el juez señaló que los dos mandos policiacos fueron detenidos ilegalmente por la Procuraduría General de Justicia de Coahuila, además de que se les hizo declarar de manera ilegal el 6 y 7 de octubre de 2012 y los arraigó por 40 días.

Indicó que la reforma constitucional de 2008 introdujo la figura del arraigo exclusivamente para delitos de delincuencia organizada y quedó reservada para las autoridades federales. La PGR atrajo el caso hasta el 30 de noviembre de dicho año, pero al ser ilegal la detención, los testimonios dejaron de tener validez.

Además, otros testimonios fueron invalidados, porque no existen imputaciones directas que los vinculen con el crimen organizado.

Ambos fueron acusados por delincuencia organizada, y secuestro con la finalidad de cometer homicidio.

DMZ

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