Jessica Hernández García, la chica embarazada que murió el años pasado, cuando una pareja intentó extraerle a su bebé, y Mario Olivo Acuña, el joven estudiante que fue descuartizado, eran amigos, los dos fueron engañados por sus homicidas para poder consumar sus intenciones, sin embargo los familiares de ella tienen 14 meses esperando justicia, pues sus asesinos todavía no tienen sentencia.
Ambos estuvieron juntos en la Secundaria Número 8, ubicada en la zona norte de Tampico, la hermana de Jessica y sus compañeros de escuela confirmaron que eran amigos, tienen fotos juntos, pues se siguieron viendo después de que terminaron la escuela.
A jessica la reportaron como desaparecida el 27 de marzo, ella tenía apenas 20 años, y estaba esperando a su primer bebé, estaba casi a término, por lo que se hicieron movilizaciones para clamar a las autoridades que se apresurara su búsqueda.
La joven embarazada había salido de su casa ilusionada porque una persona que la contactó a través de Facebook le regalaría ropa para su bebita.
Tras las investigaciones las autoridades lograron dar con Cynthia Fátima “N”, quien la había citado en su domicilio para hacerle entrega de la ropita, sin embargo todo era una trampa, donde el plan era matarla para sacarle a su bebé. Entonces le generó una herida en el abdomen, querían sacar con vida al nonato, sin embargo generaron la muerte de ambas.
JACM