El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) respaldó los hallazgos y dijo que concuerda con los resultados obtenidos por el laboratorio de Genética de la Universidad de Medicina de Innsbruck, Austria, quien confirmó una coincidencia genética entre uno de los restos recuperados en la Barranca de la Carnicería y la familia de
Jhosivani Guerrero de la Cruz, normalista desaparecido.
En ese sentido, el EAAF aseguró que concuerda con los resultados del dictamen emitido ayer por la Fiscalía General de la República (FGR) sobre la identificación de Jhosivani, uno de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos la noche del 26 de septiembre de 2014.
De este modo, Jhosivani Guerrero se suma a los estudiantes Christian Alfonso Rodríguez Telumbre y Alexander Mora Venancio, previamente identificados por el instituto de genética de la misma universidad.
A este respecto, la organización confirmó que realizó un dictamen de genética complementario, con cálculos estadísticos adicionales sobre probabilidad de parentesco y genética poblacional, que arrojó un porcentaje de parentesco superior al 99. 99 por ciento, esto significa que el resto óseo analizado tiene al menos mil millones de probabilidades más de pertenecer al estudiante desaparecido que a una persona no relacionada a esta familia.
El equipo forense detalló que el resto óseo que se utilizó para los exámenes genéticos corresponde a una vértebra lumbar encontrada en octubre del 2020 por la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el caso Ayotzinapa de la FGR, encabezada por Omar Gómez Trejo.
También señalaron que entre los nuevos resultados encontrados por Innsbruck “otro resto óseo (fragmento de calcáneo) reasoció genéticamente con los familiares” del estudiante Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, de 19 años. Por lo que, la organización confirmó que los familiares de Jhosivani y Christian ya fueron informados sobre los resultados del EAAF.
El EAAF trabajó en coordinación con los peritos de la FGR para el estudio de toda la evidencia recuperada hasta el momento, sin embargo, señalaron que la mayoría de los restos se encuentran “severamente fragmentados” por exposición a altas temperaturas.
“La exposición al calor, la intemperie y la fragmentación de restos dificulta, y puede llegar a imposibilitar, la recuperación de material genético. Por estas razones, solo pudieron seleccionarse 14 muestras óseas del total para ser enviadas al laboratorio de genética de la Universidad de Innsbruck en Austria”, explicó el EAAF.
En este sentido, Mercedes Doretti, miembro fundadora y directora para Centro y Norte América del EAAF, precisó que resultados obtenidos son dolorosos para los familiares Jhosivani Guerrero de la Cruz, pues a diferencia de la coincidencia genética de los restos de Joshivani Guerrero encontrados por la Procuraduría General de la República (PGR) en 2015, estos son concluyentes.
“Los resultados de 2015 se alcanzaron por la coincidencia genética mitocondrial hallada por el laboratorio de Innsbruck entre la muestra recuperada entonces y los familiares de Jhosivani Guerrero de la Cruz. Esa coincidencia era baja en términos estadísticos, por debajo del umbral de certeza necesario para considerarla aceptable”, afirmaron.
Los nuevos resultados obtenidos por el laboratorio de Innsbruck sobre la muestra en cuestión se alcanzaron gracias a la recuperación de ADN nuclear, que es “resultante de la combinación única de un padre y una madre, y pueden alcanzar valores de probabilidad de parentesco de 99,99% o superiores”.
Desde octubre del 2014, el EAAF actúa como perito independiente a pedido de los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos y las organizaciones que los acompañan. Esta colaboración la realiza junto con el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan que acompañan y representan legalmente a los familiares de los 43 estudiantes.
La investigación del EAAF no encontró evidencia física para sostener la incineración de 43 cuerpos en el basurero de Cocula la noche en septiembre del 2014, tal como sostenía la versión oficial de los hechos o “verdad histórica”, sostenida por autoridades de aquel momento.
Junto con las investigaciones del GIEI, ONG y otros actores, el informe del EAAF sobre el Basurero de Cocula permitió a las familias de las víctimas solicitar redirigir la búsqueda hacia otras líneas de investigación, y abogar por una investigación completa sobre las irregularidades graves ocurridas en un inicio de la causa.
En el año 2017, con autorización de los familiares de los 43 estudiantes, el EAAF comisionó -junto con el Centro PRODH- la reconstrucción de la escena del crimen de la noche del 26 al 27 de septiembre del 2014 en Iguala (Guerrero), a Arquitectura Forense (Forensic Architecture), ONG inglesa que investiga violaciones a los derechos humanos utilizando plataformas digitales interactivas.
En conjunto se desarrolló una cartográfica interactiva para explorar la narrativa oficial, sus conflictos e inconsistencias sobre lo ocurrido esa noche, comparándola con aquella proveniente de sobrevivientes y testigos. Desde el 2014 hasta la fecha, el EAAF continúa participando en las búsquedas forenses y análisis de pruebas sobre los estudiantes desaparecidos.