En Torreón, Paulina Díaz lleva poco más de un mes recibiendo mensajes de contenido sexual, además de amenazas de muerte y violación por parte de un joven que en redes sociales se hace llamar Jesús Jovi, el cual obtuvo su número por medio de una oferta laboral, pero lamenta no ser la única víctima, pues hay cerca de 20 mujeres a las que les hace lo mismo.
La afectada narró que todo comenzó cuando publicó en sus redes sociales una vacante que había vigente en la compañía de telefonía en la que trabaja, momento en el que el joven la contactó para pedirle su número telefónico, bajo la escusa de obtener más información sobre el puesto, después de lo cual comenzó el acoso.
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¿Qué dicen las autoridades sobre este caso de acoso?
Paulina refiere que no deja de recibir mensajes de hasta seis números diferentes durante el día, a todas horas, incluso en la madrugada, vía mensaje de texto y por Facebook, los cuales van desde insinuaciones sexuales hasta amenazas de muerte
Incluso ya interpuso una demanda en el Centro de Justicia para las Mujeres, pero personal del lugar le explicó que sólo podrían dar una plática al acosador para que dejara de hostigarla, sin embargo, agregó que no es un caso aislado, ya que el joven cuyo nombre real es Jesús Eduardo, se dedica a acosar a otras jóvenes emprendedoras que colocan su número con el fin de obtener ventas a través de redes sociales.
“Hasta la fecha no he tenido respuesta de las autoridades, hace poco salió la publicación de otra jovencita, ella publicó que vendía tamales y de ahí la empezó a acosar, no somos una, somos como 20 mujeres que nos acosa, ya me empiezan a buscar para apoyo, me mandan evidencias, ya tiene varias denuncias en el Centro de Justicia para las Mujeres pero no han hecho nada”, recalcó.
Familia del agresor asegura que está mal de sus facultades mentales
Es por esta razón que las afectadas exigen a las autoridades que se actúe de acuerdo a la Ley de Protección de las Mujeres, pues ejerce violencia psicológica, donde incluso notificaron que la familia del agresor está enterada y lo escudan diciendo que tiene discapacidad motriz en una de sus manos.
“Una compañera que estuvo con el en el Cbtis dice que van y le reclaman a sus familiares y ellos se excusan con que está mal de sus facultades mentales… nosotros queremos que lo presenten ante las autoridades y que pague por el acoso… yo tengo 43 años y en la noche me la he pasado llorando con el miedo de salir y verlo, porque no hay enemigo pequeño”, lamentó la víctima.
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