El nombre de Juana Barraza Samperio dejó su huella en el Distrito Federal. Aquella mujer nacida el 27 de diciembre de 1958 en Pachuca de Soto, Hidalgo pasó a la historia como la asesina serial de mujeres de la tercera edad más buscada por la policía y fue detenida en la colonia Moctezuma Primera Sección, delegación Venustiano Carranza (hoy alcaldía), pero a decir de los elementos de seguridad, la mujer aficionada a la lucha libre se mostró tranquila, como si el asesinar abuelitas no fuera algo que le preocupara.
Netflix estrenó La Dama del Silencio: El caso de La Mataviejitas, la cual recrea la historia de una mujer que aprovechaba la vulnerabilidad de señoras de la tercera edad a quienes se acercaba con el pretexto de ofrecerles servicios de lavado y planchado, pero tras ganarse su confianza las asaltaba y mataba. En 2008 fue sentenciada a 759 años de cárcel por ser penalmente responsable del delito de homicidio contra 16 mujeres de la tercera edad, así como de 12 robos a casa habitación.
Ana María, su última víctima
El 25 de enero de 2006, dos policías llamados José Ismael Alvarado y Marco Antonio Cacique, a bordo de patrulla VCA3 2050, vigilaban en la colonia Moctezuma Primera Sección, con un objetivo prioritario: detener a La Mataviejitas, apodo que se le dio a la asesina, quien en pese a los retratos hablados de ella, no se tenía certeza de cómo era.
Aquel día un joven que los vio les pidió ayuda para detener a una mujer a quien venía siguiendo. Ese hombre era Joel López, inquilino de una señora de la tercera edad llamada Ana María de los Reyes, a quien encontró muerta en la sala y en ese instante tuvo de frente a la mujer que momentos antes había asesinado a la señora.
"Ese pequeño instante fue de mirarnos a los ojos, nunca hubo un diálogo con ella, esta mujer se da la media vuelta, sale muy tranquilamente por la salita, yo me acuerdo que fui lentamente como siguiéndola, salgo y en ese momento mi impulso fue gritar '¡Detengan a esa mujer!'", relata Joel, el inquilino de la señora.
Cuando los policías andaban por las calles Zaragoza y José Jasso, el joven los vio y les dijo que metros más adelante estaba una señora de rojo quien salió de la casa de Ana María y que sería la misma que la asesinó. Los elementos se abocaron a perseguirla y pese a que Juan Barraza Samperio intentó huir, los oficiales lograron detener a la mujer que por varios años había causado terror en los ciudadanos.
"Yo me doy cuenta que la persona (Juana Barraza) voltea y empieza a correr más fuerte, yo le acelero y le digo a mi compañero, sabes qué, bájate y pásate del otro lado porque si se nos mete al Metro ya no la vamos a agarrar", contó el oficial José Ismael Alvarado.
Al ser presentada ante las autoridades ministeriales, la mujer confesó los motivos por los que había cometido tales asesinatos. De hecho, hizo una demostración con unas medias sobre la forma en cómo atacaba y hasta las autografió, pero ante el subsecretario de Seguridad Pública, Gabriel Regino, y Jesús Briones, mando en ese entonces de la misma institución, dijo:
"La verdad perdí la cabeza. Empezamos a discutir yo y la señora, respecto al dinero. Del sueldo que ella me daba. Llegué a su domicilio y estaba ahí entrando abriendo su puerta, venía del mercadoa señora y le dije que si me ocupaba para lavar o para arreglarle su casa. Me dijo 'no, ahorita no hija'; le dije regáleme un vasito de agua".
Maltrato y abuso sexual
Una vez dentro de la vivienda, dice que empezó a ver el interior, pero no le robó nada. Cuando le preguntaron por qué agredió a la señora, Juana Barraza comentó que lo hizo porque al platicar sobre cuánto le pagaría por ayudarla, la señora le dio una tarifa que para ella se le hizo muy poco y eso, dijo, la enfureció.
Barraza Samperio declaró que tomó una liga que estaba en una mesa dentro de la casa y con ella la apretó por el cuello. Asimismo, comentó que ella fue maltratada de niña por parte de su mamá de quien dijo le pegaba. " Siempre me maldecia, me regaló con un señor grande y yo fui abusada. Sí, por eso odiaba a las señoras. Sé que no es excusa y que no merezco perdón ni de Dios ni de nadie. Yo lo hice", confesó llorando.
Gabriel Regino, ex subsecretario de Seguridad Pública, recuerda que cuando la vio por primera vez, Juana Barraza le manifestó que se dedicaba a varias cosas y el deporte que le gustaba era la lucha libre. Al ver su complexión, el funcionario no tuvo duda de que ella era la asesina de muchas mujeres pues las indagatorias referirían que la persona agresora era alta y de cuerpo corpulento.
Juana Barraza Samperio fue recluida en el Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla, pero el 23 de julio pasado fue trasladada al Hospital General Xoco, para ser revisada al sufrir fractura de fémur tras una caída ocurrida.
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