Una jueza federal amparó a una adolescente del estado de Morelos que fue víctima de violación a partir de los 13 años por parte de la pareja de su madre, víctima a la que se practicó una cesárea a las 31 semanas de gestación porque no quería ser mamá.
La bebé producto de la violación sobrevivió, por lo que ahora se le quiere obligar a comparecer para que ratifique su voluntad de dar en adopción a la bebé.
De acuerdo con el expediente, la menor que hoy tiene 15 años también fue víctima de violencia por su propia madre, quien no le creyó que fue abusada por su pareja; la llamó “ofrecida” y la golpeó, además de que pretendía hacerla mentir diciendo que fue agredida por tres personas en un estacionamiento.
El expediente judicial detalla que la adolescente no supo en qué momento quedó embarazada, ya que fue hasta que le diagnosticaron una severa gastritis, la que puso en peligro su salud, no solo a ella sino a la bebé.
Su padre biológico acompañó a la menor y pidió que se le practicaran el aborto, ante la insistencia de la menor de que no quería ser mamá.
Ahora, Martha Magaña López, titular del juzgado Quinto de Distrito en el Estado de Morelos, concedió un amparo a la menor que ordena a la jueza Cuarto Familiar de Primera instancia del Primer Distrito Judicial en la citada entidad, que deje sin efecto las actuaciones en las que llamó a juicio a la adolescente y a su padre para autorizar el trámite de adopción de la bebé que hoy tiene un año seis meses.
La jueza federal señaló que llamar a comparecer a la menor, es revictimizarla.
En este caso se analizaron las pautas de la Norma Oficial Mexicana NOM-046-SSA2-2005 tratándose del aborto por violación, aspectos sobre la maternidad infantil obligada y el derecho a la adopción. La juzgadora tomó en consideración que, al momento de realizar el aborto por medio de cesárea, tanto la adolescente como su padre, tenían pleno consentimiento de las consecuencias.
Magaña López señaló que obligar a una adolescente a llevar adelante un embarazo que es producto de una violación se califica en el derecho internacional como tortura.
La sentencia establece que una maternidad es forzada cuando no fue buscada ni deseada, particularmente si esto sucede a una niña menor de catorce años, como es el caso.
La jueza federal subrayó que el deseo de la mujer o la niña de interrumpir el embarazo es el indicador más claro de que no desea ser madre.
Martha Magaña determinó que no es legalmente válido que se revictimice a la adolescente al citarla en el procedimiento de adopción de la bebé, toda vez que, en su oportunidad, tanto a ella como a su padre, decidieron recurrir al aborto por cesárea a las 31 semanas de gestación.
El fallo indica que la decisión tomada en su momento por la adolescente y su padre tuvo por objeto ponerle fin a las agresiones sexuales a las que fue sometida, por lo que el Estado, a través de una instancia judicial no puede revictimizarla.
Por lo que hace a los derechos de la bebé, la juzgadora determinó que el procurador de Protección de Niñas, Niños Adolescentes y la Familia del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia Morelos debe continuar con el procedimiento de adopción.
La jueza señala que con base a precedentes de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), relativos al tema del mantenimiento del vínculo biológico, cuando un bebé o infante es sujeto de adopción debe privilegiarse el derecho que tiene a ser integrado a una familia y, por ende, prima la necesidad de estar en un hogar; de ahí que no es posible que el derecho de los padres biológicos se sobreponga a la estabilidad que encuentra un infante en una familia adoptiva.
La juzgadora establece que no pasa por alto la voluntad del abuelo de la bebé, en el sentido de que no quiere que sea sujeta a adopción.
Sin embargo, además de que en su momento firmó un consentimiento para que su hija se sometiera a un aborto, lo cierto es que no tiene la intención de hacerse cargo de los cuidados y apego de la recién niña, sino tenerla hasta que su hija tenga la madurez legal para hacerse cargo de ella, lo cual evidentemente genera una revictimización de su propia hija.
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