Juntan a ‘El Mochomo’ con ‘El Chapo’ en la Supermax de Colorado

'El Mochomo' fue enviado a una de las cárceles más rígidas del sistema penitenciario en Norteamérica, la famosa “Alcatraz de las Montañas Rocosas”.

'El Chapo' y 'El Mochomo' estarán en la misma cárcel. (Especial)
Juan Alberto Vázquez
Nueva York /

Según datos de la Oficina Federal de Prisiones (BOP, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, el mexicano Alfredo Beltrán Leyva fue trasladado al penal de alta seguridad, Florence ADMAX USP (United States Penitenciary Administrative Maximum), donde se halla recluido también Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, desde que fue sentenciado en julio del 2019.

Antes de que se completara este traslado, Beltrán Leyva, El Mochomo, esperaba una respuesta favorable a la petición que envió en marzo del 2021 al juez Richard León (quien lo condenó a cadena perpetua en abril del 2017), rogándole ser liberado bajo el First Step Act, que algunos litigantes definen como “liberaciones por compasión” y que da a ciertos presos capacitación laboral y sentencias abreviadas por comportamiento positivo.

En lugar de ser liberado, El Mochomo fue enviado a una de las cárceles más rígidas del sistema penitenciario en Norteamérica, la famosa “Alcatraz de las Montañas Rocosas” o “El agujero del Infierno”. Antes de su cambio a Colorado, Beltrán Leyva purgaba su condena en el Centro Penitenciario Hazelton, ubicado en el Condado de Preston, en Virginia.

Además del El Chapo Guzmán, en la Supermax de Colorado, se encuentra Ted Kaczynski el “Unabomber”, Dzhokhar Tsarnaev, el atacante del Maratón de Boston, Zacarías Moussaoui conspirador en los ataques del 11 de septiembre, Terry Nichols, cómplice del ataque con bomba en Oklahoma City, el ex agente del FBI Robert Phillip Hanssen y Eric Rudolph, quien en 1996 puso una bomba durante las olimpiadas de Atlanta en 1996.


En la Florence ADMAX los reclusos permanecen aislados 23 horas al día y reciben su comida en su celda de 2.1 x 3.6 metros que cuenta con una ventana de 10 centímetros al fondo. Los guardias sacan a los reos una hora diaria al patio en una circulación programada y vigilada con cámaras. Antes de salir, los reclusos deben poner las manos detrás de la espalda a través de la ventana de la puerta para que puedan ser esposados. Luego se deben arrodillar para poder bloquearle los tobillos y colocarles una cadena abdominal. Al caminar rumbo al patio, dos guardias sostienen sus brazos y un tercero va detrás con una M16 rumbo a un túnel cuyas puertas de acero se abren y se cierran a medida que avanzan.

Dicha prisión maneja un sistema de puntos en el que los presos pueden ir ascendiendo a unidades superiores tras de buen comportamiento. En la Unidad de Control, la más segura de las cinco y donde instalan a los recién llegados, se permite una llamada telefónica al mes y no se permite recibir visitas o correos, ni ver televisión o ir de compras. A los seis meses, el preso bien portado puede pasar al siguiente nivel donde se le permiten más llamadas, una televisión en su celda (con un programa específico) y el derecho a gastar hasta 215 dólares al mes en la tienda de la prisión donde se venden alimentos y ropa.


En la celda de concreto, hay una losa que funge como cama, un lavabo, un retrete y una mesa tipo escritorio, todo en acero inoxidable, además de un taburete de cemento y un estante como para un televisor. Ahí mismo existe una regadera con controles para el flujo y duración del agua.

Construida en 1993, los habitantes de Florence ayudaron a juntar los 160 mil dólares que costó el terreno. Una vez en operación, el “Alcatraz de las Rocallosas” generó 800 empleos permanentes y mil temporales para los cuáles se capacitó a muchos de los que viven ahí.

A mediados de mayo, Joaquín El Chapo Guzmán escribió una misiva publicada por varios medios en la cual se quejaba de varias cosas incluida la comida que recibe en Florence. 

Dijo que era “cruel e injusto” el trato recibido el cual le está causando “problemas psicológicos y de salud”, ya que ni siquiera se le permite “tener contacto o alguna clase de comunicación con otros presos”.

Ahí permanecerá El Mochomo, quien hace poco más de un año escribió en inglés y de su puño y letra preguntando a León “sobre la ley del primer paso. Me gustaría saber si las leyes se aplican en mi caso”.

Quizás su traslado al citado penal de alta seguridad sea una respuesta a su petición. 

ledz

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