Por desvanecimiento de pruebas, quedó en libertad el mexicano René Verdugo Urquidez, luego de permanecer casi 33 años preso en Estados Unidos al ser acusado de participar en el asesinato del agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena Salazar, en febrero de 1985 en Guadalajara.
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Aunque así lo determinó el juez de la Corte Federal, Jhon A. Kronstadt, el 5 de julio de 2017, fue a mediados de diciembre del año pasado cuando este hombre, de 77 años, obtuvo su libertad y las autoridades lo deportaron a la ciudad de Mexicali, Baja California, de donde es oriundo.
Hasta el momento ninguna autoridad lo ha confirmado, pero el blog que escribía y en donde narraba su caso, ya quedó inhabilitado, así como las copias del caso expuestas.
Verdugo Urquidez debía cumplir una sentencia de 240 años de prisión, pero se canceló. Incluso el 27 de octubre de ese mismo año, el mismo juzgador ordenó destruir todos los documentos del caso.
La única prueba era un cabello que como evidencia presentó Michael Malone, perito encargado de la Unidad de Investigación de Cabellos y Fibras del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés).
Al juez federal le explicó que la encontró el 12 de abril de 1985 en el interior de la vivienda de la capital de Jalisco, en donde privaron de la vida a Kiki Camarena, pero el 16 de abril de 1995, Malone fue cesado de su cargo corroborar las autoridades que sus métodos y testimonios, no eran confiables en varios casos.
Camarena Salazar y Verdugo Urquidez nacieron en Mexicali, el primero laboraba en la DEA y su paisano en la organización que comandaba Rafael Caro Quintero, quien presuntamente ordenó el asesinato de Kiki y el piloto Alfredo Zavala Avelar.
En el juicio, René aceptó que a principios de febrero de ese año estuvo unos minutos en la casa en donde asesinaron al agente de la DEA, ahí se encontró a Caro Quintero para reportarle el decomiso de un helicóptero que contrabandeaba cocaína. Según él, ahí el líder del Cártel de Guadalajara le ordenó regresar a Mexicali.
bgpa