Enrique Bonilla Ruiz, uno de los sobrevivientes del colapso ocurrido en la Línea 12 del Metro continuará recibiendo atención médica y otros servicios por parte del gobierno de la Ciudad de México, porque un Tribunal Federal desechó el recurso con el cual las autoridades del Sistema de Transporte Colectivo (STC) buscaban echar abajo dicha medida.
En mayo, Germán Cruz Silva, juez Segundo de Distrito en Materia Administrativa, concedió de oficio una suspensión de plano a Bonilla Ruiz, después de que señaló que no ha recibido apoyo tras sobrevivir al accidente ocurrido el 3 de ese mes.
El juzgador ordenó a las autoridades capitalinas brindar al quejoso atención médica oportuna, idónea y de calidad, le provean los servicios médicos quirúrgicos y medicamentos que procedan, y le den la atención psicológica que requiera.
Sin embargo, Fernando Fuentes González, quien se ostentó como apoderado del STC de la Ciudad de México interpuso un recurso de queja contra el fallo emitido por el juez, donde se ordenan acciones a la Directora General de ese organismo, Florencia Serranía Soto, y otras autoridades.
Ahora, el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito señaló que de las constancias con que cuenta, no se advierte que Fuentes González haya sido designado como delegado de dicha autoridad por algún funcionario facultado para ello.
“Consecuentemente, como Fernando Fuentes González carece de legitimación para interponer el recurso de queja en representación de la Directora General del Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México, procede desechar ese medio de defensa”, determinó.
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Los magistrados señalaron que la potestad para representar o sustituir a las autoridades responsables en el juicio de amparo se confirió, exclusivamente, a los servidores públicos y sólo puede derivar de las normas generales que otorguen expresamente esa atribución.
Enrique Bonilla ha manifestado públicamente que presenta molestias en la columna, piernas y la cabeza, pero no cuenta con los recursos para atenderse en un hospital.
También tiene problemas para conciliar el sueño y por los recuerdos de lo sucedido. “Yo cada que me acuerdo, no puedo con eso, ya que logré salir (del vagón que se desplomó) con locura, desesperación, oyendo gritos, de cómo rascaban la ventana”, detalló.
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