Libre, 'El Transformer', eslabón de Ayotzinapa, quinto camión y Chicago

Noche de Iguala

El líder de Guerreros Unidos en esa ciudad pagó fianza de 200 mil dólares mediante un acuerdo secreto entre fiscales, abogados defensores y un juez de EU.

Una de las piezas calve del caso Ayotzinapa se encuentra libre | Diseño: Especial
Ciudad de México /

A finales del año pasado y a través de un acuerdo secreto que implicó un pago de 200 mil dólares, el gobierno de Estados Unidos dejó libre bajo fianza a Pablo Vega Cuevas, alias El Transformer, líder del cártel de Guerreros Unidos en la zona de Chicago.

Vega Cuevas es pieza clave para esclarecer el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa en septiembre de 2014. Al día siguiente de la noche de Iguala, El Transformer ordenó a lugartenientes del grupo criminal que hicieran “un plantón todos lo de transporte y que sea en contra del presidente, que se haga una demanda colectiva en contra del gobernador y procurador y el presi también”.

Las comunicaciones de WhatsApp interceptadas por las autoridades estadunidenses revelan su talante de “jefe”, razón por la cual el presidente Andrés Manuel López Obrador le pidió personalmente a la vicepresidenta Kamala Harris el expediente de aquellas conversaciones, para esclarecer el papel del “quinto camión” donde viajaban algunos estudiantes, uno que presuntamente llevaba un cargamento de heroína hacia Chicago, donde operaba Pablo Vega Cuevas y otros miembros de la banda delictiva.

El resumen del expediente al que tuvo accesoMILENIO,muestra que “el acusado debe cumplir con todas las condiciones de la libertad previa al juicio”, sin mencionar si le fue colocado un brazalete o dispositivo de rastreo.

El Transformer entró en una prisión estadunidense en diciembre de 2014, unos meses después de la tragedia de Ayotzinapa, y está procesado por cargos de delincuencia organizada y tráfico de drogas, no necesariamente relacionados con la desaparición de los estudiantes, pero su testimonio en cortes mexicanas podría dar claridad de la conexión Iguala-Chicago.

En su Informe Ayotzinapa III, realizado sobre el caso en febrero de 2022, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) señaló que era “importante reiterar la necesidad de que se recepcione información directamente de Pablo Vega Cuevas, quien hace parte de la organización y precisamente fue el que estuvo el día 27 de septiembre de 2014 preguntando por los hechos de los 43”.

MILENIO consultó la “fianza de comparecencia” y otros documentos judiciales que muestran que, pese a su peligrosidad y nivel de conocimiento sobre el tráfico de drogas binacional, El Transformer no está preso y en cambio espera sentencia desde algún lugar de Estados Unidos.

Un líder en Chicago

Abril de 2014. Las autoridades estadunidenses le seguían la pista a este hombre moreno de ojos rasgados, pelo a ras de cabeza y un pendiente en la oreja derecha. Comenzaban a intervenir sus comunicaciones para intentar descubrir cómo Vega Cuevas había logrado distribuir tanta droga en el estado de Illinois, Estados Unidos.

A través de intercepción de llamadas telefónicas y casi por casualidad, la Administración de Control de Drogas de ese país (la DEA) descubrió una serie de chats que a la postre serían fundamentales para intentar esclarecer una de las desapariciones masivas más aterradoras en la historia de México.

Los agentes de inteligencia de la agencia antidrogas vincularon a Vega Cuevas con otras dos personas en México, José Ángel Casarrubias Salgado, alias El Mochomo o El Soldado del Amor, y su hermano Adán, que tenía por apodos El Tomate o El Silver.

Ellos formaban parte la cúpula de Guerreros Unidos –escisión del cártel La Familia Michoacana–, una banda guerrerense antaño operada por un tío de los hermanos Casarrubias en franjas del sureste de México y que en aquellos años había manifestado cierto declive.

Por medio del espionaje la DEA llegó a esta escucha telefónica: “Se nos metieron los contras con los ayotzinapas y hubo una vergaseraaa”. Hablaban de los 43 estudiantes que fueron desaparecidos una noche de septiembre del 2014 en Iguala, Guerrero, y que durante nueve años el gobierno mexicano ha buscado esclarecer las causas y ubicar a los responsables, para lo que aún no se tienen respuestas completas y satisfactorias.

Según la última versión de las autoridades, los dirigentes de Guerreros Unidos, que en ese entonces mantenían el control de Iguala, pensaron que entre los estudiantes había infiltrados de Los Rojos, un grupo rival de narcotraficantes en esa plaza.

“Las instrucciones originales eran de quemar a los estudiantes pero al ser muchos decidieron repartírselos por lo que el Chuky [un lugarteniente] les metió machete y los metieron en bolsas para que cada grupo se deshiciera de ellos como quisiera”, se dice en una de las comunicaciones entregadas por las autoridades estadounidenses a sus contrapartes mexicanas.

Fianza y se va a su casa

A pesar de que la Fiscalía de Illinois ventiló estas reveladoras conversaciones, y que incluso el gobierno del presidente López Obrador solicitara la colaboración del Departamento de Justicia estadunidense para entregar documentación que se sume al proceso judicial, a Pablo Vega Cuevas le fue permitido seguir su proceso en arresto domiciliario por medio de un acuerdo que tanto fiscales como abogados defensores y un juez en ese país acordaron poner bajo llave.

En un extracto del documento número 489 de este caso judicial, se confirma que el 9 de noviembre de 2023 se celebró una audiencia pública en Illinois en la que el juez Jorge L. Alonso concedió una petición sin oposición para que Pablo Vega pudiera llevar su caso fuera de prisión, no sin antes pagar una fianza de comparecencia que alcanzó el monto de 200 mil dólares.

MILENIO encontró, a través de un resumen de la Corte, que Vega Cuevas pagó los 200 mil dólares a través del recibo 4624292872, expediente judicial 1:14-cr-00705-1, radicado en la Fiscalía del Distrito Norte de Illinois, movimiento reflejado con actualizaciones en la Corte el 15 de noviembre del 2023. 

“Por las razones expuestas en el expediente, se concede la petición sin oposición del demandado de liberación en espera de sentencia. Ingrese la orden que establece las condiciones de liberación y una fianza de comparecencia garantizada”, por la cantidad citada.
“El acusado debe cumplir con todas las condiciones de la libertad previa al juicio. Se ordena al Marshal de los Estados Unidos que libere al acusado Pablo Vega Cuevas después de que se pague la fianza y después del procesamiento”, asentó el juez.

Esto se hizo a través de algo llamado “fianzas de comparecencia” que son aquellas que realizan los acusados por delitos penales, bajo promesa de regresar a dar seguimiento en futuros procedimientos judiciales.

Si bien la Fiscalía del Distrito Norte de Illinois reveló en una pequeña síntesis que Vega Cuevas aún no recibe sentencia, se anticipa que tras la fianza y luego de que los fiscales revelaran que el acusado ha cooperado con las autoridades, este no alcanzará las penas máximas.

Vega enfrenta cargos por delincuencia organizada y tráfico de drogas, pero no por ser parte de la organización que presuntamente desapareció a 43 estudiantes en México. Ese es un tema de otro país.

Un guerrero lejos de Ayotzinapa

Apenas unas semanas antes de lo ocurrido en Guerrero, un juez emitió la orden de arresto para dar con Pablo Vega. Fue detenido en Estados Unidos finalmente en diciembre de ese año, cuando en México ya había ocurrido la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela Normal Isidro Burgos.

Desde entonces pasó sus días en un centro de detención en Illinois, localizado a unos 250 kilómetros de la ciudad de Chicago. El 11 de diciembre del 2014 el narcotraficante se presentó acompañado de su abogado, Robert Louis Rascia, del despacho Rascia & Himel Ltd. A partir de entonces se dieron varias idas y venidas entre la Corte y el centro de detención.

Vega comprobó cómo sus colaboradores Arturo Martínez, Alexander Figueroa, Eliseo Betancourt-Pereira, Wilfredo Flores-Santos, Roberto Sánchez, Jose Rodríguez e Isaías Mandujano llegaban a acuerdos de cooperación con los fiscales luego de ser objeto de intercepciones de llamadas por parte de los agentes.

En 2016, apenas soportando el encierro, El Transformer se declaró culpable de cargos relacionados con tráfico de drogas en camiones de pasajeros de México a Estados Unidos. “En julio de 2013 y hasta octubre de 2014 el detenido participó importando venta al por mayor de heroína desde México hasta Illinois. Recibía órdenes de Guerreros Unidos desde México a través de comunicaciones electrónicas. [La heroína] Era enviada en camiones de pasajeros con compartimentos ocultos”.

Su sentencia estaba prevista para diciembre de ese año, pero por distintas razones se fue aplazando a medida de que se presentaban más reportes de investigación. Vega quiso salir en libertad condicional, pero no se lo permitieron. Se pospuso su sentencia para 2017 y tampoco llegó. Después vendría la pandemia del coronavirus y fue inviable. Finalmente, en 2021, Vega Cuevas reiteró su aceptación de culpabilidad por narcotráfico.

A la par, en mayo de ese mismo año, el presidente Andres Manuel López Obrador reveló que habían solicitado a Estados Unidos un expediente que podría estar ligado al caso Ayotzinapa; aunque no reveló más detalles todo apuntaba a que era el caso donde figuraban los mensajes de Pablo Vega.

Ahora El Transformer se encuentra en un domicilio desconocido. En virtud de una orden judicial todos los documentos que revelan las condiciones de la liberación han sido clasificados y sellados, así que tras nueve años Vega Cuevas se encuentra a la espera de una sentencia que, se prevé, podría ser reducida.

En uno de los chats interceptados en septiembre de 2014 Vega fue premonitorio, sabedor de la gravedad de lo que había ocurrido en la lejana tierra guerrerense de Ayotzinapa: “Es una pendejada, eso nos va a costar el negocio”. Pero parece que a él le costará mucho menos que a las familias en México que siguen en un interminable peregrinar.

Esas 43 familias que desde aquel funesto septiembre de 2014 buscan a sus jóvenes, siguen esperando el esclarecimiento del paradero de sus muchachos. Una trágica historia que probablemente El Transformer conozca de primera mano.

FR 

  • Laura Sánchez Ley
  • Es periodista independiente que escribe sobre archivos y expedientes clasificados. Autora del libro Aburto. Testimonios desde Almoloya, el infierno de hielo (Penguin Random House, 2022).

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