Rhonita y Howie Miller pensaban pasar el Día de Acción de Gracias en Galeana, Chihuahua, pero la tragedia que cobró la vida de ella, cuatro de sus hijos, así como otras dos mujeres y dos pequeños más, empañó lo que sería una gran celebración para la comunidad mormona que radica en México, pero que tiene sus raíces en los peregrinos que llegaron de Inglaterra en el barco Mayflower.
Los lugares de nueve integrantes de las familias Miller, Langford y Johnson, con sangre LeBarón, estuvieron vacíos y muchos de los parientes que cada año viajan a Chihuahua y Sonora para reunirse decidieron quedarse en Estados Unidos.
En la casa de los Miller no hay mucho qué festejar. Adrián LeBarón, papá de María Rhonita, recuerda que su hija deseaba viajar de La Mora a LeBarón para estas fechas, pero le arrebataron la vida y no pudo cumplir su deseo.
“No puedo pensar en Howie, mi yerno y sus hijos. Él iba a estar en La Mora con su esposa y sus siete hijos, sus dos cuatitos, comiendo granadas y nueces, iba a estar aquí y luego le pasó esto... Yo no sé si él va a poder sentarse, dar las gracias sinceramente", afirma sentado a la mesa, mientras da una mordida al pavo que prepararon en la casa de su hijo Fernando, hermano de Rhonita.
A diferencia de él y varios más de la familia, hay otros sobrevivientes que aún están en proceso de recuperación. El pequeño Cody perdió a su madre en aquella emboscada y aunque ya está fuera del hospital su recuperación es lenta por los balazos que recibió en la cara y que le destrozaron parte de la mandíbula. Por ahora no puede comer pavo ni puré de papas o pay de calabaza porque su boca está cerrada con alambres.
En otra casa de la comunidad LeBarón, Julián cena con su esposa, hijos y madre. Él da la bendición a la cena y agradece a Dios el milagro de que haya ocho sobrevivientes de aquella emboscada. "No sé cómo sobrevivieron, yo mismo vi cómo una de las camionetas recibió 200 balazos".
Pero con los funerales en La Mora no terminó la tragedia de las familias; las inusuales lluvias en Bavispe, provocaron el desbordamiento del río y no pudieron cosechar la nuez, por lo que miles de nogales terminaron por perderse en el agua. "El funeral no les permitió levantar la cosecha y apenas cuando lo iban a hacer, comenzó a llover y se perdió todo", cuenta Julián Lebarón, quien asegura que se perdieron más de 40 toneladas de nuez.
Después de la cena de Acción de Gracias, una decena de Lebarón, Johnson, Langford y Miller harán sus maletas para viajar a México. El domingo portaran una manta con las manitas de los sobrevivientes pintadas de colores y exigirán justicia no sólo para ellos, también para las miles de víctimas silenciosas que no son escuchadas o el miedo paraliza sus voces.
Con esa misma consigna llegarán el lunes a Palacio Nacional, después de un ofrecimiento y confirmación que se dio sólo mediante intercambio de mensajes de WhatsApp. A las 10 de la mañana escucharán el informe que, esperan, les dé el presidente Andrés Manuel López Obrador de lo ocurrido la trágica mañana del 4 de noviembre cuando las balas truncaron la vida de tres mujeres y seis niños y marcaron por siempre la de decenas más, como ocurre en casi todos los rincones del país, donde la violencia acaba de tajo con la libertad.
RLO