Hace casi 10 años la fiscalía de Estados Unidos señaló a Mario Cárdenas Guilén, El M-1, líder del cártel del Golfo, de conspirar para traficar cocaína hacia su país, y ahora, luego de que la Fiscalía General de la República (FGR) lo entregara en extradición, enfrentará la acusación en una corte federal de Texas, en la que lo imputarán por encabezar un esquema millonario, con lo que parece cerrarse uno de los capítulos más violentos y sanguinarios de la historia de las organizaciones criminales en México.
Mario Cárdenas Guillén, también conocido como Metro 1 o El Gordo, era el sucesor de su hermano Antonio Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, al frente del cártel del Golfo, luego de que este último fuera abatido por las fuerzas armadas durante un tiroteo de más de ocho horas en Tamaulipas.
El expediente judicial en su contra presentado ante la Corte de Distrito Este de Texas, señala que desde el 2000, Mario participó y conspiró con el cártel del Golfo para mover cocaína hacia Estados Unidos.
De acuerdo con el caso, dentro del cual se busca decomisarle sus ganancias derivado del tráfico de cocaína, El M-1 obtuvo al menos 40 millones de dólares.
Debido a que la acusación se presentó en 2012, y que a Mario lo detuvieron en 2019, es altamente posible que una vez que se notifique de su extradición y se comience en proceso en su contra, se actualicen las estimaciones de sus ganancias y su tiempo de operación. Se espera que, de ser encontrado culpable, tenga una condena de al menos 10 años, pero que incluso podría ser de por vida.
Entre 1999 y 2000, con Osiel Cárdenas al frente del cártel, se dio una nueva dinámica de violencia y terror con sus cárteles rivales y la población civil, a través secuestros y ejecuciones para dominar territorios y robar plazas, utilizando a su brazo armado Los Zetas, un grupo conformado por soldados de élite que tenían la encomienda de combatir a los grupos del narco, pero terminaron uniéndose a ellos.
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En 2003, Osiel fue detenido, y cuatro años después extraditado a Estados Unidos, donde lo acusaron de tráfico de cocaína y mariguana, amenazar a agentes federales y lavar dinero. Fue condenado a 79 años de prisión y a pagar una multa de 50 millones de dólares.
En tanto, Tony Tormenta se hizo cargo de los negocios de su hermano al interior del cártel del Golfo, pero sin Osiel al frente, el cártel de Los Zetas se independizó e inició su propia empresa criminal, con la experiencia y los recursos de una organización criminal, y la capacitación e inteligencia de las fuerzas armadas.
En medio de la guerra con Los Zetas y la persecución por parte de autoridades federales, Tony Tormenta fue abatido en noviembre de 2010 en un largo enfrentamiento con soldados y marinos en Tamaulipas, muy cerca de la frontera con Estados Unidos.
Su hermano Mario quedó al frente del cártel del Golfo y, entre 2010 y 2012, lideró un exitoso negocio de tráfico de cocaína, con operaciones basadas en Coahuila, Tamaulipas, Monterrey, Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Puebla y Parte de Veracruz, hasta que en septiembre de 2012 fue detenido por marinos y agentes de la entonces Procuraduría General de la República. Fue hasta 2019 cuando se giró la orden de aprehensión con fines de extradición a Estados Unidos.
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