México fue embajada para terroristas de la Mara Salvatrucha

Miembros de la MS-13 que tuvieron operaciones con cárteles mexicanos son acusados en Estados Unidos por actividades vinculadas con terrorismo.

(Moisés Butze)
Ciudad de México, México /

La pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) y sus unidades básicas, las clicas, convirtieron a México en centro de operaciones calificadas como terroristas, desde donde hicieron conexiones para obtener drogas prohibidas y armas de fuego que después trasladaron a los Estados Unidos, país en el que cometieron una gran variedad de actos violentos.

MILENIO identificó que al menos son 27 integrantes de la pandilla salvadoreña, una de las más violentas del mundo, los que enfrentan cargos por apoyar actividades terroristas. El común denominador es que estos tenían jerarquía directiva en la organización desde México y se aliaron organizaciones como Los Zetas, Cártel del Golfo, Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa desde el año 2015.

Desde el año 2020 el gobierno de Estados Unidos acusó de terrorismo por primera vez en la historia a una pandilla. Este es uno de los cargos más graves que existen en ese país, que a lo largo de décadas lo había dirigido muy particularmente a personas que consideraba hostiles vinculadas con países de Medio Oriente.

Antes de ese año jamás se asociaba a México con la palabra terrorismo, pero eso está cambiando a la luz de lo que se da a conocer en las acusaciones a estos hombres, en los expedientes puede leerse que en nueve casos figura una especie de oficina consular ilegal a la que llamaron “Líderes del Programa México”.

De hecho se refieren casos en los que, antes de enfrentar juicios en territorio estadunidense, miembros de la MS-13 ya habían sido detenidos en México por autoridades federales y extraditados inmediatamente a la Unión Americana. Esto reveló cuán establecidos estaban en territorio mexicano.

La MS-13 tiene alianzas con los cárteles mexicanos, como Los Zetas, del Golfo, Jalisco y Sinaloa desde 2015. | REUTERS

Embajadas que explotaban a migrantes

La decisión llegó en 2015 desde la “Ranfla Nacional”, nombre de algo parecido a una junta directiva de la Mara Salvatrucha, considerado el cerebro de la organización internacional que opera en El Salvador, Estados Unidos y México, entre otros países.

La Ranfla Nacional es dirigida por miembros encumbrados de la pandilla a quienes se les conoce internamente como los Doce Apóstoles del Diablo. México se volvió un punto estratégico para la organización desde el año 2007, cuando gestionaron nexos con diversos cárteles de la droga, los cuales, sin dudarlo demasiado, los abastecieron de cargamentos de estupefacientes y armas.

Dado este intercambio con los cárteles, la MS-13 convino en mandar embajadores permanentes a México, su puente directo con Estados Unidos. La Mara Salvatrucha, la pandilla que surgió desde mediados de los años ochenta en el sur de California, integrada por inmigrantes en su mayoría refugiados de guerras civiles en Centroamérica, sobre todo de El Salvador, tenía un interés especial en contar con una especie de “consulados” en México.

La Mara Salvatrucha surgió a mediados de los 80, integrada por inmigrantes refugiados de guerras civiles en Centroamérica. | REUTERS

El dedo apuntó hacia ocho pandilleros que juraron lealtad a la MS-13 mucho tiempo atrás. Sus apodos revelaban también su paso por Estados Unidos: Vladimir Arévalo, conocido como el Vampiro de Monserrat; Jorge de la Cruz, el Kruger de Peatonales; Walter Yov, el Bastardo de Park View; Juan Martínez, el Mary Jane de Hollywood y Malon Menjuvar, conocido en la pandilla como el Rojo de Park View.

El consejo directivo de la Ranfla Nacional decidió que también tenía que establecerse en México Francisco Román el Veterano de Tribus y Miguel Serrano, el Cabro de Park View. Esta célula fue bautizada como Líderes del Programa México.

Su objetivo era facilitar las comunicaciones con los líderes y miembros de la MS-13 en Estados Unidos, aumentar el poder y estatus de la organización, explotar las rutas de los migrantes en México y proporcionar ventaja estratégica y monetaria a la pandilla.

Así sucedió durante años sin que las autoridades detuvieran a los maras, que extorsionaron a miles de migrantes a los que obligaron a pagar derecho de piso por, supuestamente, “protegerlos” durante su trayecto de Centroamérica a la frontera norte de Tamaulipas.

Esta célula instaló lugartenientes migratorios ilegales que patrullaban las rutas del ferrocarril, cobraban tarifas de extorsión y arrojaban a las vías del tren llamado La Bestia a los migrantes que se negaban a pagar, donde morían o quedaban mutilados e imposibilitados para seguir su paso hacia Estados Unidos.

Durante años, los maras extorsionaron a migrantes a los que obligaron a pagar derecho de piso durante su paso por México. | REUTERS

Llama la atención las perversas alianzas que Líderes del Programa México tuvo con los Zetas y los cárteles del Golfo, el de Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa, que a pesar de su alta capacidad de violencia les permitieron operar las rutas migrantes y negociaron entregas de armas y drogas.

Esta operación de la Mara permitía que una vez que colectaba el dinero a costa de los migrantes, obtenía grandes cargamentos de estupefacientes por parte de los cárteles mexicanos. Y estos se enviaban a Estados Unidos y Centroamérica para seguir financiando a la organización delictiva. Fue precisamente así que pudo enviar mariguana, cocaína, metanfetamina y heroína a varias plazas, pero sobre todo a la ciudad de Nueva York.

Fiel a sus prácticas criminales, una vez en Estados Unidos la MS-13 cometió asesinatos e intentos de asesinato, robo, agresión, tráfico de narcóticos, extorsión, manipulación de y represalias contra testigos, entre otros.

Conspiración y apoyo al terrorismo

Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, lo más grave de lo que se acusa a la MS-13 es de ​​conspiración para suministrar apoyo material a terroristas, cometer actos de terrorismo transfronterizos, financiar acciones terroristas y llevar a cabo operaciones de narcoterrorismo en territorio estadunidense.

En sus expedientes, el Departamento de Justicia acusa a los pandilleros de ser una “amenaza extraordinaria para la seguridad nacional”.

Asimismo, su actividad criminal en México también le ha traído grandes problemas a la organización. Al tiempo que la MS-13 ha presionado al gobierno de El Salvador para evitar extradiciones, el gobierno mexicano ha accedido inmediatamente a su expulsión del país.

Al menos eso sucedió en los casos de Vladimir Arévalo, Yovani Hernández y de Marlon Menjívar, quienes fueron detenidos este 2023 por autoridades mexicanas y enviadas de inmediato a Estados Unidos, donde enfrentan en Nueva York una acusación por terrorismo.

Lo más grave de lo que se acusa a la MS-13 es de ​​conspiración para apoyar a terroristas. | REUTERS

Los Doce Apóstoles del Diablo

Hay muchos nombres de pandilleros acusados de colaborar con actividades terroristas, que coordinaron las operaciones en México. Entre ellos, Borromeo Enrique Henríquez Solórzano, El Diablito de Hollywood, miembro originario de los Doce Apóstoles del Diablo, el cerebro de la Mara Salvatrucha que evolucionó en la Ranfla Nacional.

Henríquez, hoy preso en El Salvador, envió miembros y jefes subalternos a México para desarrollar y administrar las operaciones de la MS-13 relacionadas con el narcotráfico, tráfico de armas, trata y contrabando de personas.

Luego de las acusaciones y que las autoridades revelaran la operación en México, el gobierno estadunidense se encuentra a la espera de la captura de algunos señalados como terroristas que se encuentran prófugos u otros que ya fueron detenidos en El Salvador, pero que se niegan y hacen procesos para evitar ser extraditados.

Tal es el caso de Hugo Armando Quinteros Mineros, el Flaco de Francys, quien fue arrestado el 2 de marzo del 2021 en El Salvador, u otros como Fredy Iván Jandres Parada, el Lucky de Parkview, quien actualmente aparece en una ficha del FBI como sujeto al que se le busca.

Muchos de estos acusados aún están en cárceles de El Salvador y Estados Unidos está al acecho para juzgarlos en sus cortes, con sus fiscales.

Borromeo, el Diablito de Hollywood, es uno de ellos. Como cabecilla de la banda fue uno de los que se reunió secretamente para negociar con funcionarios del gobierno de El Salvador dentro de las prisiones de Zacatecoluca e Izalco. Esas reuniones fueron reveladas por medios periodísticos en ese país.

Esas negociaciones tuvieron efecto. Así lo indicaría el caso de Elmer Canales, el Crook de Hollywood, que fue sorpresivamente liberado en 2021 por el gobierno salvadoreño a raíz de charlas secretas entre los funcionarios y los líderes de la pandilla. El periodico El Faro reveló en una investigación que Canales escapó hacia México con su esposa y que se estableció en la capital del país.

Pero pesa sobre muchos de ellos la persecución de las autoridades del Departamento de Justicia, de Seguridad Interior (DHS) y de Inmigración (ICE) por cargos relacionados con terrorismo. Según el código penal estadounidense, la pena establecida va de cadena perpetua hasta la muerte.

¿Terroristas mexicanos?

Aunque hasta ahora solo los pandilleros de la MS-13 han sido acusados de terrorismo, ya hay propuestas para agregar a la lista a quienes han sido sus socios mexicanos. En febrero del 2023 una coalición de 21 estados de ese país solicitó al presidente Joe Biden que designe a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras.

La justificación para tal designación es que tales organizaciones criminales están traficando fentanilo a ese país todos los días, y su consumo está matando a miles de habitantes a lo largo y ancho del país.

Se señala especialmente al Cártel de Sinaloa y al Jalisco Nueva Generación como los responsables de ese tráfico. Y ellos, justamente, se cuentan entre los socios de los maras que hoy ya han sido designados como terroristas.

Pandilleros acusados de terrorismo | Juan Carlos Fleicer




aag

  • Laura Sánchez Ley
  • Es periodista independiente que escribe sobre archivos y expedientes clasificados. Autora del libro Aburto. Testimonios desde Almoloya, el infierno de hielo (Penguin Random House, 2022).

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