Las autoridades buscan eliminar cualquier recuerdo de los cárteles en la Tierra Caliente michoacana. En el Aguaje, por ejemplo, decidieron cubrir con pintura azul las paredes en casas y comercios marcados con las siglas de los cárteles que durante años dominaron la plaza.
Hasta hace unas semanas todavía, antes del ingreso de fuerzas federales y estatales a esta zona serrana, decenas de propiedades o incluso en el piso o en señalamientos de tránsito, los grupos criminales literalmente marcaron su territorio.
En el Aguaje, la disputa entre Cárteles Unidos y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, se mostraba hasta con pintas en el arco que da la bienvenida a esta ranchería perteneciente al municipio de Aguililla.
En el piso destacaba, por el tamaño de las letras, FM (Familia Michoacana), y un poco más adelante, y con un texto más pequeño, Los Viagra y Los Cinta. Pero en el arco, además de las huellas de bala, dominaban las pintas con las siglas CJNG.
Ya al interior de esta comunidad “la gente de El Mencho” marcó cuanta pared pudo, muestra también de que, después de una cruenta guerra de años, finalmente ganó el control de la plaza.
Pero, luego de la incursión del Ejército, Guardia Nacional y la policía estatal de Michoacán, hace casi dos semanas, las pintas del narco han desaparecido.
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Al recorrer esta ranchería, llama la atención, además de las calles vacías, la cantidad de casas y negocios cubiertos con pintura azul queriendo olvidar la presencia y dominio del crimen organizado.
El padre Isaac Barajas asegura que, a pesar de este operativo de las fuerzas federales y estatales de seguridad, los desplazados del Aguaje no han vuelto a sus hogares.
El cura está encargado de la iglesia y de la feligresía porque el sacerdote anterior falleció a causa de covid-19, y hasta el momento el obispo de Apatzingán, Cristóbal García, no ha podido encontrar -por falta de personal, dicen-, un nuevo religioso que se establezca aquí.
Aunque dice que el Ejército “nos ha tratado bien", el padre Isaac les pide que “no nos abandonen”.
"Ahorita es un terreno que no tiene dueño pero puede llegar un momento en que si el gobierno se retira de aquí, puede ser un escenario de guerra nuevamente", advierte.
El cura, establecido en la región de Chila, cuna de El Mencho, asegura que de por sí clamaron durante tres años por ayuda del gobierno para que “hiciera un trabajo como el de ahora y nos dejaron".
“Dicen que nunca es tarde para que lo ayuden a uno”, exclama en entrevista con MILENIO.
Por su parte, el padre Gilberto Vergara, párroco de Aguililla, reconoce el patrullaje “continúo” y los retenes como parte del operativo de seguridad en la región, pero afirma que todavía “estamos a la expectativa de cuál es el plan integral del gobierno".
“Por ahorita tenemos presencia y yo creo que es bueno en el sentido de que eso nos está dando cierta seguridad".