Los resultados de las audiencias en el penal de Chiconautla sobre el presunto multihomicida de Ecatepec y su esposa mantienen en ascuas a este municipio, conocido como Capital del feminicidio.
Una de las primeras en reaccionar es Isthar, de las principales activistas que idearon la marcha de protesta y quien está pendiente de las noticias sobre el caso que ha trascendido fronteras. Isthar aprieta la mandíbula y suelta: “Hay miedo, hay enojo y hay coraje contra el asesino y por la incompetencia de las autoridades”.
La “activista de clóset”, como se define, y otras vecinas se organizaron, luego de que autoridades descubrieran el supuesto epicentro de las desapariciones en esta colonia, Jardines de Morelos, y ataron cabos sobre la trama de mujeres desaparecidas, sin sospechar que se confirmaría el aumento de feminicidios en este municipio, donde ya suman 21 de los 168 casos en todo el estado desde 2017, una realidad que la lleva a lanzar preguntas:
“¿Por qué todo esto es posible? ¿Quién lo permite y de dónde vienen estos ‘monstruos’”? “¿La culpa es del gobierno o de la sociedad?” “Desde que tengo memoria —añade Isthar, de “veintitantos años”— he compartido noticias del municipio como el número uno en feminicidios y considerado como el más peligroso para vivir. Según las estadísticas, somos el más poblado del estado y el segundo con más habitantes del país”.
Una vez más Isthar se cubre el rostro con las manos y se acoda sobre la mesa. “No son los únicos”, sospecha, refiriéndose a los presuntos culpables. “Esas dos personas no pudieron hacer tanto. Quienes los conocían decían que eran tranquilos; que ella era alegre”.
En Facebook puede verse una imagen de la sospechosa, de pie, sobre la acera de la casa donde vivía, con un puesto de esquites; también vendía ropa usada y quesos. Había gente que no le compraba esquites, pues desconfiaba de su higiene personal.
Isthar piensa que los habitantes de la colonia Jardines de Morelos son de clase baja, “porque si fuéramos de clase media, no viviríamos aquí”.
Sin embargo, hay muchas escuelas particulares, se le comenta, y ella añade: “Y también institutos bilingües”.
Entre los colegios llama la atención uno con nombre de prestigio; sin embargo, no cumple con los requisitos de otros de la misma empresa en colonias de clase media de Ciudad de México.
En los límites de Jardines de Morelos con Avenida Central, una extensa arteria que parece dividir el municipio, hay centros comerciales, así como cadenas populares de restaurantes y conocidas tiendas departamentales.
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En la colonia Jardines de Morelos, donde atraparon a los presuntos multihomicidas el pasado 7 de este mes, hay una avenida que parece marcar la diferencia de una zona bien cuidada a otra colindante, más extensa, que carece de agua, con banquetas rotas y terrenos baldíos, en uno de los que encontraron restos humanos en bolsas de plástico.
Uno de esos montículos, según información oficial, era usado por la pareja formada por Juan Carlos, de 38 años, y su esposa Patricia, de 44, para tirar partes de cadáveres que destazaban en un departamento de la calle Playa Tijuana, mismo predio donde vivió una de las víctimas.
La basura se mezcla entre la maleza. El terreno fue delimitado con una cinta amarilla, de la que cuelgan letreros manuscritos: “Porque soy madre, hija, mujer, hermana, un ser humano, no merezco ser asesinada”.
Uno más: “Ecatepec está de luto. ¡Queremos justicia! Necesitamos que el asesino dé hubicaciones (sic) y nombres de todas las mujeres que brutalmente asesinó. ¡Ni una muerta más! Nos están matando. Son más de 3,000 desaparecidas en Ecatepec”.
En la ventana de una casa vecina está amarrado un anuncio en tela plastificada con la figura de un rostro barbado. Es un letrero de “la parroquia de Todos los Santos, Diócesis de Ecatepec”. Y abajo: “¿Ya lo tienes tú?” “Un encuentro vivo con CRISTO para tener vida nueva”. Encima, un manuscrito: “Casa de oración, jueves 10.00 AM”.
En uno de los grupos en redes sociales de Jardines de Morelos, publicado en Facebook, está el perfil de Juan Carlos: el torso con una imagen de la Santa Muerte. En otras, cuchillos de caza y pistolas.
El 25 de septiembre, Juan Carlos publicó un meme, La psique de un homicida: “Y recuerden amigos, caras vemos, trastornos mentales no sabemos... Hasta la próxima”.
Y un día antes de que lo detuvieran —según un hallazgo de vecinos— colocó en su perfil un diálogo atribuido a Charlie y Snoopy.
—Un día vamos a morir, Snoopy.
—Cierto, Charlie, pero los otros días no.
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—¿Por qué te inicias como activista?
—Porque no quiero ser indiferente. Pasan tan cerquita y aun así decimos: “A mí no me va a suceder”. Y decidí no ser indolente con lo que pasa a mi alrededor.
—¿Desde cuándo?
—Siempre compartía células de búsquedas, como Alerta Amber; sin embargo, cuando vi que era un problema latente donde he vivido toda mi vida, pues decidí que no podía ser la siguiente y porque era una situación que no podía dejar pasar; desde mi trinchera tenía que hacer algo para que el resto de las personas abriera los ojos y se diera cuenta de que podía ser cualquiera. Dijimos: “Tenemos que hacer algo”. De ahí nació la idea de hacer la marcha.
—¿Y qué dices de las audiencias?
—En nuestro municipio —responde Isthar— existen muchos y una gran variedad de “monstruos”: desde los que cometen crímenes atroces, hasta quienes los encubren, y, peor aún, quienes no aplican los castigos que merecen.
Miedo y furia en la ‘capital del feminicidio’
Crónica / Inseguridad en Ecatepec
En la colonia Jardines de Morelos hay nerviosismo e irritación luego de las primeras audiencias con el presunto culpable de 20 asesinatos de mujeres; una activista dice que los peores monstruos son lo que no aplican los castigos.
México /
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