Por las manos de Jesús Mario Rivas Souza pasaron 131 mil 974 cuerpos de personas que perdieron la vida en hechos violentos o causas desconocidas en más de 60 años de trabajo en el Servicio Médico Forense. El médico falleció a los 92 años, víctima de neumonía en su casa, en el fraccionamiento Bugambilias, en Zapopan, a las 13:27 horas de ayer.
Rivas Souza fue pionero en el campo forense en México, desafió al Estado Mexicano al desestimar la versión oficial de la muerte del Cardenal de Guadalajara y fue docente en la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Las aportaciones de Rivas Souza en la investigación científica significaron un avance cualitativo en la medicina forense, por lo que fue reconocido en Latinoamérica, Estados y Europa.
Trabajó en instituciones como Cruz Roja de Guadalajara, Procuraduría de Justicia de Jalisco, Asociación Médica de Jalisco, Hospital Civil de Guadalajara, Instituto Jalisciense de Asistencia Social y fue Director del Servicio Médico Forense, del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses.
El gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval Díaz, lamentó el deceso de Rivas Souza, a quien calificó como un “hombre de ciencia, que deja a un gran legado gracias a sus importantes aportaciones a la medicina forense en México y en el mundo. Mi más sentido pésame para su familia y amigos”, a través de Twitter.
En la misma red social, el gobernador electo de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, publicó: “Descanse en paz el Dr. Mario Rivas Souza, todo un pilar de la ciencia forense en nuestro país y ejemplo de vida para quienes nos dedicamos al servicio público.Pronta resignación a su familia y seres queridos”.
La UdeG lamentó “el fallecimiento del Dr. Mario Rivas Souza, Maestro #EméritoUdeG y Doctor Honoris Causa, cuyas aportaciones a la medicina forense fueron invaluables. En nuestra Institución, la labor docente del Dr. Rivas inició en 1957 en las facultades de Derecho y Medicina”. El Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses destacó que Rivas Souza “dedicó la mayor parte de su vida a esta ciencia en pro de la sociedad jalisciense. Nos unimos a la pena que embarga a la familia Rivas Barba”.
Trayectoria
Nacido el 10 de mayo de 1926, en Guadalajara, se trasladó con su familia a vivir a La Barca, en el rancho San Antonio, donde pasó su infancia. Años después, volvió a la capital del estado donde cursó la secundaria y preparatoria en el Instituto de Ciencias. En 1946 inició sus estudios en la Facultad de Medicina, de la Universidad de Guadalajara, y se graduó en 1952.
En esos tiempos las necropsias se realizaban solamente en la mañana, lo que le dio tiempo para incursionar en la docencia en 1957, impartiendo la clase de medicina legal. Dejó las aulas y el Servicio Médico Forense a principios de este año debido a las enfermedades que lo aquejaban.
Los medios internacionales pusieron atención a Rivas Souza horas después del homicidio del Cardenal de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido el 24 de mayo de 1993, cuando aseguró que el cadáver del purpurado presentaba 14 balazos a corta distancia y una huella de pólvora en el mentón, que se forma cuando un arma de fuego es disparada a corta distancia, contrario a la versión oficial, en la que aseguraban que habían sido disparos a larga distancia.
“Yo, Mario Rivas, desvestí al Cardenal, porque ni si quiera había quien lo desvistiera. Yo sabía dónde tenía los balazos y yo dije lo que tenía que decir, y nunca me he rajado de lo que yo dije”, dijo.
Por estas afirmaciones fue amenazado de muerte. La Procuraduría General de Jalisco le asignó un escolta, Zeferino Araiza, quien pasó de ser su protector a ser su amigo íntimo.
Amante de la lectura, escribió varios libros, tuvo hijos y plantó un árbol en el patio de su casa. Recibió más de un centenar de reconocimientos, incluso un puesto de socorros de la Cruz Verde lleva su nombre.
SRN