"Te sientes un objeto; me dijeron que renunciara y que no servía para el trabajo": mujer policía de FGR

8M

Ingrid ingresó en 2004 a la Policía Federal para poder solventar los gastos de su hija recién nacida, pero no sólo ha tenido que enfrentarse a delincuentes sino que debe soportar hostigamientos y actitudes machistas dentro de la corporación.

Elemento de la policía de CdMx. |Ariana Pérez
Ciudad de México /

En 2004 tenía 32 años y necesitaba generar ingresos para solventar los gastos que vendrían tras el nacimiento de su hija. Ingrid, cuyo nombre real fue cambiado, decidió ingresar a la policía, algo que no imaginó hacer. Incorporarse a las filas de una institución de seguridad no fue sencillo, pues además de librar batallas contra delincuentes tiene que hacer frente a otro enemigo: el machismo de algunos mandos y comandantes.

Ingrid era madre soltera en el momento que se inscribió a una convocatoria para entrar a la entonces Policía Federal. En su familia nadie antes había estado en una institución como ésta o similar. 

Tras apenas seis meses de haber tenido a su hija, debía realizar pruebas de acondicionamiento físico, como correr ocho vueltas a una cancha de futbol, lo que fue un poco difícil, pero sus ganas de ser una buena oficial la llevaron a que ahora sea parte de la Fiscalía General de la República (FGR).

"Ya cuando me quedé pues había machismo, como que a una mujer le dicen que no sirve o la tratan de hacer menos. Una persona me decía que yo no servía para policía por ser mujer y en ese momento tenía depresión postparto y estaba temerosa, era un miedo irracional, pero era más mi necesidad que el miedo que yo sentía en ese momento. Un directivo me dijo que renunciara porque no servía para policía", platica a MILENIO.

Luego de aprobar el curso de seis meses en el que también tuvo clases de inducción a la policía, de criminología y cómo marchar, fue aceptada. Ingrid quería entrar al área de análisis de la policía, pero la enviaron al área operativa y tuvo "que entrarle con todo".

No obstante, cuando ella se acercaba con algún compañero para saber cómo se hacía el traslado de un detenido o una excarcelación, le daban la espalda o la juzgaban por no saber qué hacer. 

Su primera tarea fue cuidar por ocho meses a los perros de la unidad canina, luego en la bodega de armamento y en la guardia armada, servicios que dice, "nadie quería" por no ser tan prácticos, pero ella los aprovechaba para tener más tiempo para estar con su hija.

Además, cuenta, comenzó a participar en el traslado de delincuentes de un penal a otro en diferentes entidades e incluso a Estados Unidos; tarea que implica un peligro toda vez que algún preso quiera escapar o que allegados a la persona recluida puedan atacar a los elementos para rescatar a un reo.

Para Ingrid, su labor implica un riesgo latente, pero "el trabajo te va haciendo un carácter y una formación" y hay que saber defenderse de compañeros que buscan sobrepasarse y "saberles poner un alto". 

"Te sientes como un objeto"

La elemento de la FGR describe que algunas compañeras, cuando no hacen caso a propuestas sexuales e indecorosas por parte de los mandos, por ejemplo, son enviadas al "estado más feo" del país y todo por no obedecer o denunciar el acoso y hostigamiento del que son víctimas.

"Una vez me ofrecieron viaticar más y la propuesta fue de una persona que consideraba mi amigo y que de repente lo hicieron jefe. Me dijo '¿quieres viaticar?' y le respondí que sí, pero cuando se lo dije me comentó 'ya sabes a cambio de qué'; le dije que no, que lo dejara así. Te das cuenta que a pesar de muchas cosas, sigue predominando el machismo y te sientes como un objeto (...) y dar mi cuerpo para que alguien me reconozca, pues no".

Pese a cumplir una jornada laboral, Ingrid no puede evitar dejar de ayudar a las personas y, aunque no porte algún uniforme, siempre que puede auxilia a quien lo necesite, e incluso cuando una persona es víctima de algún abuso policial. 

De hecho, asegura que por mayor que sea el coraje que le tenga a alguien que cometió algún delito, ella actúa con neutralidad cuando debe detener a la persona implementando siempre el protocolo policial adecuado y con apego a la ley.

El 8M y la violencia a la mujer

Hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres marcharán en varios estados del país para exigir un alto a la violencia de género, el acoso, desapariciones y feminicidios

En las movilizaciones se estima que participen mujeres de diversas edades, mientras tanto, en algunas calles de la Ciudad de México, por ejemplo, se colocaron vallas metálicas para resguardar establecimientos y sedes gubernamentales de cualquier daño que pudieran recibir por parte de las manifestantes.

Instalan vallas metálicas en Hemiciclo a Juárez previo a movilizaciones del 8M

En la capital del país se implementará un operativo por parte de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), en el cual se contempla un despliegue de 800 mujeres policías a lo largo del recorrido y mil 700 más pendientes en caso de requerir apoyo para las marchas que partirán del Monumento a la Revolución, la Glorieta de las Mujeres que Luchan y la Torre del Caballito, rumbo al Zócalo capitalino.

"Me moriría si mi hija no apareciera"

Para Ingrid, como oficial y madre, una fecha como hoy es comprender que el tema de la violencia hacia las mujeres es algo que a veces se da desde casa, donde la falta de valores es nula. 

"Yo viví violencia y pienso que la violencia también es el miedo, el no poder poner un límite a una persona, el no tener el valor de decir ya basta; a veces piensa uno que las personas van a cambiar. Hay mamás que toleran que el hijo sea infiel a la esposa y saben que le pegan y no hacen nada", opina.

En tanto, comparte que como madre, "me moriría si mi hija no apareciera", además de sentir coraje que una autoridad como un agente del Ministerio Público no haga nada para ayudar a las víctimas ya que algunos, "mientras no seas su familiar, es trabajo extra y equis".

Mujeres oficiales en CdMx.| SSC

Por ejemplo, expresa que las pintas o destrozos que algunas manifestantes ocasionan en marchas como las de hoy puede ser una señal de rabia, pero "a cualquier madre le daría coraje por saber querer dónde están sus hijas". No obstante, reconoce algunas oficiales que resguardan la marcha suelen ser agredidas también por ser una autoridad. 

"Desafortunadamente a nosotras como policías nos juzgan, pero no saben que nosotras también tenemos familia, somos seres humanos, te juzgan porque lo que ven (...) como policía te quedas incapacitada a reaccionar, nosotras nada más cumplimos un trabajo. A lo mejor no estamos de acuerdo, pero respetamos, vamos y cumplimos nuestra tarea, que es cuidar y tenemos que recibir insultos del mismo género", comenta. 

​Encomendada siempre a Dios, Ingrid sale de casa pensando en que nada malo le pasará, pero lo que sí ha hecho es decirle a su hija que cuando no sepa de ella en tres días, "ya hazte a la idea que yo estoy muerta" y "que me levantaron o algo", en tanto, siempre está en alerta y buscando ser una buena elemento de la FGR "y dar un sentido a la justicia".

"Poner un granito de arena para que se haga justicia en alguna situación que tú ves que es injusta, es eso lo que vale la pena, el que tú misma veas que de todos tus esfuerzos recibes fruto de esos esfuerzos. Te sientes bien contigo misma porque has hecho lo correcto, porque si buscas el reconocimiento de alguno de tus jefes o de un superior, pues no; me siento contenta por lo que hago". 

IR

  • Iván Ramírez
  • ivan.ramirez@milenio.com
  • Periodista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Editor web y reportero en temas de seguridad y justicia. Amante de los perros. Siempre buscando historias que contar.

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