La participación de mujeres en delitos del crimen organizado está en aumento con un 80% de mujeres privadas de su libertad en cárceles de San Luis Potosí, involucradas en actividades del narco.
Marcela García, presidenta de asociación civil Nueva Luna, dijo que, durante los trabajos con mujeres privadas de su libertad que no cuentan con visitas de familiares, a quienes la asociación civil provee de insumos, se documentó este incremento.
“Hoy las mujeres privadas de la libertad ya no son aquellas mujeres por robos o delitos menores. Un 80 por ciento están participando dentro del crimen organizado”, dijo la presidenta de Nueva Luna.
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Afirmó que, aunque no ocupan roles de liderazgo, su participación incluye tareas como el cuidado de secuestrados y realizar trabajos encargados por sus parejas, quienes sí son líderes de los cárteles criminales.
“Son las que suministran los alimentos, son las que siguiendo a su pareja van y hacen el trabajo sucio”, agregó, Marcela García.
Lo que preocupa a Nueva Luna, es que no sean juzgadas con equidad de género, ya que a menudo reciben sentencias similares a las de los hombres a pesar de que no realizan funciones de sicarias; mientras los hombres planean y ejecutan los crímenes, a las mujeres les están dando los mismos años de prisión.
Las personas encarceladas por su actividad criminal como mujeres del narco, son del rango de edad de los 20 a los 49 años. Y el problema se agrava, dado que la participación de las mujeres en el crimen organizado parece transmitirse de generación en generación.
“También se identificó que pertenecer al crimen ya es un tema generacional; es criminal la abuelita, la hija y las nietas”, dijo la presidenta de la asociación civil Nueva Luna.
Un elemento a destacar es que la mayoría de estas mujeres que delinquen con el crimen organizado, vienen de entornos de violencia principalmente sexual, que viven en condiciones de pobreza extrema, con niveles muy bajos de educación y que ya experimentaron el consumo de drogas y alcohol.
En los trabajos con mujeres encarceladas y con quienes se encuentran en libertad en proceso de reinserción social, también se documentó que, en zonas marginadas existe un incremento de niñas desde los 12 años de edad que, al huir de sus casas son “levantadas” o reclutadas por el crimen organizado.
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Con el programa “Mujeres constructoras de paz”, la asociación civil, interviene en la zona sur de la capital de San Luis Potosí, identificada como una zona invadida por bandas criminales y de familias delincuentes, en donde se documentó que al menos siete mujeres excarceladas del penal de La Pila, vivieron en esa zona y al salir de prisión regresaron a vivir a esas colonias.
Nueva Luna, se fundó desde el año 2007 y desde el año 2013 comenzó a ingresar a los penales para promover la salud reproductiva y emocional de las mujeres. Además de la ayuda humanitaria, la asociación civil, trabaja con las mujeres privadas de su libertad, en la escritura autobiografía.
Al escribir sus historias se busca que experimenten un proceso de autoreflexión, que encuentren un proyecto de vida y logren una evaluación de conciencia. Los libros visibilizan el por qué las mujeres llegan a la cárcel, por la desigualdad social y el entorno en el que crecieron.
“Para a través de estas historias incidir en las políticas públicas. Se apuesta a dar voz a estas mujeres”, explicó Marcela García.
San Luis Potosí, cuenta actualmente con dos centros penitenciarios exclusivos para mujeres, uno en la comunidad de Xolol en el municipio de San Antonio en la Huasteca potosina en donde están recluidas 80 mujeres y el otro, el penal de La Pila en la capital del estado con una población femenil de 75 personas.
aag