¿Quiénes fueron 'La Nacha' y 'La Chata', primeras mujeres con roles de liderazgo en el narco mexicano?

Los registros de mujeres con puestos importantes en organizaciones criminales son rastreables hasta la primera mitad del siglo XX

'La Nacha' y 'Lola La Chata' consolidaron redes delictivas de gran alcance en la primera mitad del siglo XX | SCJN/Asociación Histórica Americana
Ciudad de México /

La primera canción que menciona a Ignacia Jasso, alias La Nacha, la presenta en una situación de congoja por el fallecimiento de su esposo, Pablo González, un reconocido contrabandista de Ciudad Juárez, Chihuahua. Cuatro años más tarde —en 1935—, otro narcocorrido describió a la misma mujer como la nueva jefa en el negocio del tráfico de morfina.

"La Nacha mentada ha sido una hembra muy fina, la ley no la ha desterrado, siempre en Juárez se ha quedado traficando la morfina", se escucha en el tema Corrido del hampa (segunda parte), interpretado por Flores Y Durán.

​El caso de La Nacha Jasso, de quien se desconoce su segundo apellido, es considerado como uno de los más antiguos referentes de liderazgo femenino en la historia del crimen organizado del país, pero no es el único. ¿Quiénes fueron las primeras mujeres que captaron la atención de las autoridades por su alta relevancia en este ámbito? En MILENIO te contamos.

La Nacha Jasso, la primera jefa criminal en Ciudad Juárez

Documentos alojados en el archivo histórico de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) identifican que la trayectoria criminal de La Nacha Jasso inició a mediados de la década de 1920, cuando su esposo, Pablo González, era conocido como El rey de la morfina.

Ignacia 'La Nacha' Jasso fue una traficante de morfina de alta relevancia en Ciudad Juárez | Universidad de Warwick

Su experiencia y nexos tanto con delincuentes como con funcionarios corruptos llevaron a La Nacha a convertirse en la primera mujer líder de un cártel de drogas en Ciudad Juárez. Extractos de los múltiples expedientes abiertos en su contra han revelado que esta mujer estuvo en prisión al menos en seis ocasiones. Sin embargo, las rejas no eran un obstáculo para mantener a flote su negocio ilícito.

"Desde la cárcel llegó a traficar morfina y a su organización se le considera como el origen de uno de los cárteles más importantes de México", consideró la SCJN en una cápsula informativa sobre La Nacha.

Una muestra del alcance que tenían las influencias de La Nacha es rastreable en el expediente de la causa penal 100/1993, alojado en la Casa de la Cultura Jurídica en Ciudad Juárez, el cual describe una orden de cateo en el domicilio de Jasso.

Cuando los agentes de seguridad realizaron la inspección a la vivienda no sólo hallaron 39 envoltorios con morfina y otros enervantes, sino que también encontraron que el regidor de la Policía estaba de visita en el inmueble. Aunque dicho episodio llevó a La Nacha a una sentencia condenatoria, recuperó su libertad gracias a un amparo.

Tras uno de sus diversos ingresos a prisión, La Nacha presentó un recurso legal con el que pretendía ser liberada, usando su embarazo y su enfermedad de bronquitis como argumento. En aquella ocasión, sin embargo, su estrategia no funcionó.

Una crónica publicada en agosto de 1955 en la prensa de Estados Unidos —disponible gracias a la editorial de la Universidad de California— describe el hogar de La Nacha como una casa moderna, con todas las comodidades de la época: servicio de gas, estufa, una sala con muebles de buen gusto, televisión y la estatua de un santo en una pared.

Acorde con dicha narración, gran parte de la clientela de La Nacha eran adictos estadunidenses, quienes adquirían sus dosis de heroína por entre cinco y diez dólares. Aunque la droga de Jasso no era "tan blanca como debía ser" y tenía una apariencia sucia, el negocio prosperaba.

Diversos reportes sitúan la muerte de Ignacia Jasso en la década de 1980, mientras otros aseguran que su deceso ocurrió en algún momento de los años sesenta. Lo cierto es que no existen informes oficiales que permitan corroborar el lugar, la fecha ni las circunstancias en las que falleció La Nacha, también llamada La abuela del narcotráfico.

Lola la Chata: la 'vendedora de sueños' que conquistó la CdMx

"¿Qué vamos a hacerle? Ya me tienen aquí", fue una de las frases que le dijo a los reporteros María Dolores Estévez Zuleta, alias Lola La Chata, la mañana del 4 de abril de 1957, luego de ser detenida por elementos de la Procuraduría General de la República (PGR) en Coyoacán.

Dolores Estévez, alias 'Lola La Chata', nació en el barrio de La Merced, según los registros disponibles | Asociación Histórica Americana

Informes retomados por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y reportes disponibles en la Hemeroteca Nacional Digital de México refieren que La Chata nació en el barrio de La Merced, en la Ciudad de México, y durante más de dos décadas se mantuvo como la principal traficante de heroína en la capital.

Fuentes citadas por la historiadora y antropóloga Nidia Olvera apuntan que la incursión de La Chata en el trasiego de enervantes ocurrió en un contexto de creciente desigualdad social y acciones represivas que pretendían erradicar diversas actividades en barrios populares, desde el comercio informal y el narcomenudeo hasta el trabajo sexual.

Desde su infancia, Estévez Zuleta aprendió el oficio de comerciante en La Merced, pero con el paso de los años se percató de que la venta de drogas era un área de oportunidad más lucrativa. Su participación en estas actividades provocó que en la prensa y en las calles fuera conocida como "vendedora de sueños" y "la más importante traficante de heroína de la capital", acorde con la investigación de Olvera.

La detención de 1957 no era la primera de Estévez Zuleta, pues entre 1945 y 1946 estuvo presa en el complejo de las Islas Marías. De acuerdo con la citada antropóloga, durante su estadía en dicha prisión Lola La Chata le envió un telegrama al entonces presidente, Manuel Ávila Camacho, en el que argumentó que las acusaciones en su contra eran falsas y que su poder adquisitivo se debía a que, en algún momento, se ganó la lotería.

Aunque no hay certezas sobre cuántas ocasiones pisó la cárcel antes de 1957, aquel 4 de abril fue la última fecha en que Lola La Chata estuvo en las calles, ya que murió ese mismo año, luego de haber sido sentenciada a 15 años de reclusión en el llamado Palacio Negro de Lecumberri.

Un artículo de la historiadora Elaine Carey, publicado en 2016 por la Asociación Histórica Americana (AHA), sostiene que durante su gestión como comisionado de la Oficina Federal de Narcóticos de Estados Unidos, Harry Anslinger barajó la posibilidad de solicitar la extradición de Lola La Chata, pues era considerada en aquel país como un "peligro transnacional".


BM.

  • Baruc Mayen
  • Editor digital en la Unidad de Crecimiento de Milenio. Especialista en investigaciones a profundidad sobre derechos humanos, violencia y seguridad. Comunicólogo egresado de la FCPyS de la UNAM y apasionado de la fotografía.

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