Los investigadores que trataban de descubrir la red de la que tenían reportes llegaron a Placerville, una pequeña comunidad enclavada en las montañas de California. Y en efecto, lo que ahí vieron en una casa no dejaba lugar a dudas: atados con pesadas cadenas de hierro estaban varios perritos pitbull, que suelen ser utilizados para peleas clandestinas. También estaban, algo más pequeños, perros de otras razas que servían como carne de cañón para que los pitbulls se entrenaran y aprendieran a matar.
Era junio y en esa temporada el calor arrecia en las montañas californianas, llegando hasta los 29 grados celsius o más. A pesar del sol que caía a plomo, los perros permanecían amarrados a los árboles de los patios. Eran 27 animales y todos se miraban entre sí. Ninguno podía desatarse de esas gruesas cadenas que los mantenían esclavizados a ese patio y al sol.
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Los agentes, un poco más a lo lejos, alcanzaban a ver a una perrita recién parida. Una nueva camada de cachorros pitbull había llegado a un mundo que, muy seguramente, los esclavizaría. Nueve cachorros, nueve posibles futuros peleadores. También hallaron algunos ejemplares de razas más pequeñas: una mezcla de chihuahuas que, según la experiencia de los investigadores, son usados como “cebo”, entregados a los pitbull peleadores para que con ellos desarrollaran el instinto agresivo sin correr ningún riesgo de lesiones. Pudieron confirmar esa teoría cuando alcanzaron a ver a alguno de los perritos sparrings con cicatrices en la cabeza, milagrosamente aún con vida.
Muchos de los mismos pitbull estaban enfermos. Padecían una afección cutánea no tratada, diagnosticada provisionalmente en la escena como infección por demodex canis, un ácaro microscópico. También encontraron un caso grave de conjuntivitis, infección de los ojos.
Una base de datos elaborada por MILENIO, con base en datos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) y del Departamento de Justicia de Estados Unidos, en los últimos dos años han sido arrestadas 13 personas que traficaban animales a través de la frontera entre Estados Unidos y México. Entre 2021 y 2023, las autoridades han incautado decenas de perros –principalmente pitbulls– y cientos de gallos que llegaron a la Unión Americana para participar en peleas ilegales.
Los informes judiciales a los que tuvo acceso este diario revelan que muchas veces los traficantes de armas y/o drogas están detrás de este negocio ilícito, el cual ofrece premios de 5 mil dólares al ganador de una pelea de gallos y llegan a vender en mil 500 dólares un pitbull entrenado para participar en palenques clandestinos.
Restos de un gran criadero
Lo más impactante fueron los instrumentos que se encontraron en la escena del delito, los cuales revelaban que esos perros eran los últimos de lo que probablemente había sido un criadero de perros, que formaba parte de una red de centros de pelea que se habían dispersado por Estados Unidos y México.
Entre esos objetos se distinguió uno llamado “soporte de violación”, diseñado para sostener a una perrita e inmovilizarla mientras un macho la monta. Se utiliza en los criaderos para, desde luego, obligar a las hembras a tener constantes camadas, una tras otra.
Además, se hallaron tres cintas de correr para perros, usadas para ejercitar y entrenar a los ejemplares antes de una pelea. Con ello desarrollan fuerza y resistencia o, en su defecto, los aligeran para llevarlos al peso requerido de combate. A la lista se sumaron medicamentos veterinarios como antibióticos y antilombrices, una engrapadora para cerrar heridas en la piel, jeringas y bolsas intravenosas.
También había suplementos estimulantes de testosterona, que se les suministra a los perros para aumentar la masa muscular y su nivel de agresividad, sobre todo antes de una pelea. Descubrieron instrumentos hechos de piel de animales, que sirve para que los perros fortalezcan su mandíbula. Tampoco faltaban unos palos especiales utilizados para abrir las fauces de esos perros a fin de liberar su mandíbula cuando quedan trenzados uno con otro, o una báscula colgante –báscula de grúa– diseñada para pesar hasta cincuenta libras (poco más de 22 kilos).
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Trata de perros transfronteriza
Sin embargo, dos incautaciones revelarían que las redes no operan y se generan sólo desde Estados Unidos sino que se transporta a los perritos desde México hasta California y viceversa. En la casa de Placerville se encontraron boletos de convenciones en Mexicali, Baja California, y recibos de PayPal los cuales señalaban que los medicamentos para perros habían sido comprados fuera de California.
El sujeto que fue descubierto en la casa de Placerville respondió al nombre de Carlos Villaseñor. Se decía dueño de los animales, y reconoció cínicamente que viajaba a México para promover de manera activa las peleas ilegales de perros, según aseguró la Fiscalía de California.
En el domicilio se encontraron certificados de pedigrí los cuales revelaron que, presuntamente, Villaseñor se dedicaba al tráfico y criadero de perros de pelea desde el 2009. Es decir, llevaban unos 13 años fomentando el asesinato de perritos pitbull.
Documentos revelaron que, por ejemplo, un ejemplar llamado Miss Easy, certificado por una asociación llamada American Dog Breeders Association Inc, tenía una ascendencia que se remontaba a seis generaciones, que incluyían líneas de sangre conocidas de peleas como Little Gator.
El pedigrí también contenía notas escritas a mano incluidas las anotaciones ROM, o “[1, 2 o 3] XW”. Según los investigadores las siglas ROM significan Registro de Merit, es decir, refiere a un animal que en su descendencia produce campeones. Por otro lado, las letras "XW" indican el número de peleas de perros que ha ganado el ejemplar.
Los Giros y los Colorados
MILENIO encontró que desde el 2021 a la fecha las autoridades estadunidenses han logrado la detención de personas que llevaron animales e insumos desde México, a fin de utilizarlos en peleas ilegales en Estados Unidos. Las dos variantes favoritas de los criadores ilegales fueron los perritos pitbull y, por supuesto… los gallos de pelea.
Residentes fronterizos como Carlos Villaseñor fueron descubiertos debido a actividades encubiertas que develaron que los perros pueden ser vendidos en Estados Unidos por solo mil 500 dólares. En su caso, sentenciado desde el 26 de junio de este año pasó sólo 15 meses en prisión y apenas este 16 de noviembre pidió una reducción a su sentencia. Su familia manda cartas al juez donde le aseguran que Carlos es un buen hombre y proveedor de sus ocho hijos.
Sí, un buen hombre que se pasó asesinando perritos durante más de 13 años.
Por su lado, los gallos de pelea y los insumos para entrenarlos también son traficados desde México. Debido a que en Estados Unidos las peleas de estos animales están prohibidas, es mucho más sencillo conseguir los animales y toda la parafernalia de su entrenamiento en México.
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En los registros legales no se cuentan tantos detalles de la investigación, pero las autoridades de Estados Unidos señalaron en documentos de la Corte de California que se desarrolló gracias a la vigilancia a través de dispositivos electrónicos.
Así llegaron hasta un hombre llamado Jorge Calderón Campos. Según las investigaciones Calderón estaba, además, involucrado en el tráfico de drogas, pero al indagar más, se encontró que tenía una red de gallos de pelea en California.
Uno de sus cómplices era un ciudadano estadunidense llamado Horacio Ortega, de 36 años. A través de la intercepción telefónica comprobaron que el mexicano era quien organizaba las peleas de gallos, motivo por el cual fue detenido el 26 de abril del 2022.
En su casa encontraron 250 gallos, además de 250 mexican slashers, es decir navajas para gallos que se amarran en sus patitas para las peleas. Estas navajas son vendidas sin ninguna restricción en México.
“El 12 de febrero de 2022, la vigilancia electrónica autorizada por el tribunal reveló que Ortega habló con Campos y le preguntó si estaba en ‘los juegos’. Campos informó que estaban por iniciar la ‘tercera vuelta’. Más tarde, ese mismo día, los dos volvieron a hablar y revelaron que hubo 15 ‘entradas’ para ‘5 mil’”.
Un agente a cargo del caso refirió que “con base en mi formación, experiencia y conocimiento de la investigación, creo que Campos y Ortega estaban discutiendo que se ingresaron 15 gallos en un evento con un premio de 5 mil dólares”.
Este diario tuvo acceso a un documento de 100 páginas donde su defensa justifica por qué Jorge Calderón Campos utilizó a gallos para peleas en Estados Unidos. En el dossier se adjuntan, incluso, fotografías familiares: el hombre regordete y de bigote en forma de candado sopla hacia las velas de un pastel mientras abraza a sus niños pequeños. Esa imagen contrasta con la crueldad de las peleas donde se obliga a los animales a matarse.
Horacio Ortega nació el 6 de agosto de 1986 en Oaxaca, México, hijo de don Gerónimo Ortega Díaz y la señora Sarahí Martínez Cruz. Aseguran que Horacio y sus tres hermanos crecieron en un ambiente muy pobre, a veces sin comida. Él apenas terminó hasta el sexto año de primaria. Y se hizo gallero, entre otras actividades.
“Reconoce el hecho de que tomó una serie de decisiones terribles y desea desesperadamente enmendar sus acciones”, dice su defensa. Exige, humildemente, que el hombre sólo tenga una pena de 12 meses en prisión.
De fieras cuchilladas, la vida le arrebató…
Las herramientas para las peleas de gallos son recurrentes en las incautaciones en la frontera. La Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) reveló que en agosto de este año incautó en una inspección física de un vehículo que venía de México y entre las pertenencias personales de los conductores, 96 navajas para gallos.
“Estas hojas son ilegales en Estados Unidos, establece que está prohibido comprar, vender, entregar o transportar instrumentos afilados para su uso en empresas de peleas de animales”, dejaron claro las autoridades en un comunicado.
De hecho, en algunos casos el tráfico de animales para peleas ilegales ha estado ligado a organizaciones dedicadas al tráfico de armas o de drogas. Uno de los últimos casos fue revelado en septiembre de este año. Pedro Gavino era su nombre y era traficante de armas y además realizaban peleas de gallos.
Según las autoridades, Gavino compraba armas fabricadas por particulares en ese país y más tarde las llevaba ilegalmente a Ciudad Juárez, Chihuahua, y a Chicago, Illinois. Durante una de las transacciones de armas también se intercambiaron gallos de pelea y navajas mexicanas.
Cuando las autoridades finalmente lograron una orden para entrar a su rancho, localizaron 128 gallos de pelea, 30 gallinas utilizadas para criar gallos, 278 navajas o cuchillos mexicanos y 10 armas de fuego, entre las que se encontraban dos AR-15.
MILENIO elaboró una base de datos con los reportes de la EPA y del Departamento de Justicia de Estados Unidos, mismos que revelaron que entre el año 2021 y 2023 se encontraron 13 casos de personas que traficaban animales a través de la frontera entre Estados Unidos y México.
No sólo hubo gallos o perros de pelea sino también cocodrilos bebés, tucanes o monos, desde estados como Chihuahua y Baja California, fronteras por donde históricamente se trafica todo tipo de mercancías ilegales y exóticas.
aag