Aquel patrullaje de seguridad vial fue distinto. Eran las 11:35 horas del 9 de septiembre. Sobre los carriles centrales de la avenida Calzada Ignacio Zaragoza, a la altura del Metro Tepalcates de la Línea A del Metro de la Ciudad de México, el policía Francisco y otros compañeros observaron desde sus patrullas a un autobús del cual bajaban y subían personas en la vialidad, lo cual está prohibido.
No obstante, cuando procedieron a infraccionar al chofer no pensaron que en la unidad iban indocumentados centroamericanos, a quienes les habían cobrado 3 mil dólares (cerca de 60 mil pesos mexicanos) para llevarlos a Estados Unidos.
Dispuestos a informar al conductor del autobús la falta que había cometido al artículo 23 del Reglamento de Tránsito, una de las patrullas pidió al chofer que se saliera a los carriles laterales.
Una vez que éste se orilló, un policía le solicitó al chofer que le mostrara su licencia; mientras ello ocurría, el policía Francisco escuchó que una segunda persona acompañaba al conductor. Ésta, recuerda, les decía a los pasajeros que no dijeran nada “y que él lo iba arreglar”, lo que causó duda en el oficial.
La persona que intentó calmar la situación era el copiloto, a quien el policía le preguntó: “si conocía al chofer, de dónde venía y hacia dónde se dirigía”; todo ello al pensar que podría estar en peligro arriba de la unidad.
“La patrulla que le marca el alto detecta que hacían ascenso y descenso de personas en carriles centrales, a la altura del Metro Tepalcates. Entonces, se le indica que se salga a la lateral, se le marca el alto y se le solicita documentos al chofer haciéndole referencia que había infringido el reglamento de tránsito al hacer una maniobra de ascenso y descenso. El conductor proporciona los documentos, me acercó a la puerta del autobús y escucho que una persona les dice (a los pasajeros) que se calmen”, contó a MILENIO.
Fue entonces que supieron que ambos hombres llevarían a otro lado a los tripulantes, pero no querían decir a dónde. Ante ello, el chofer y el copiloto fueron interrogados por separado y “fueron diciendo que los pasajeros venían de otros países,” hasta que uno confesó que traían indocumentados, por lo que los presuntos traficantes de personas fueron detenidos y presentados ante el agente del Ministerio Público correspondiente, para determinar su situación jurídica y realizar las investigaciones del caso.
Al subir al autobús, el policía Francisco notó que los indocumentados estaban cansados por lo que trató de calmarlos y apoyarlos en todo momento. Asimismo los policías les invitaron de comer tacos, les dieron agua, unas galletas y yogurt.
Los elementos, quienes en todo momento se dirigieron con respeto, implementaron protocolos sanitarios ante la pandemia por covid-19, por lo que además les proporcionaron gel antibacterial.
'El gobierno de la Ciudad de México está muy preocupado por el tema de la protección de los derechos humanos y en todo momento estaremos pendientes de sus necesidades. Recordarles que en el tema de perspectiva de género, está para apoyarlos y ayudarlos; estamos a sus órdenes (...) Garantizando que en todo momento no se les violente ningún derecho y se les trate con dignidad y respeto. Tomen en consideración que la policía de la Ciudad de México está para ayudarlos', expresó en el autobús otro elemento de tránsito, como se escucha en videos de los cuales MILENIO tiene copia.
En el autobús viajaban 19 personas, de entre 14 y 41 años de edad, así como dos pequeños de uno y tres años. Los indocumentados eran seis ciudadanos de Guatemala, ocho de Honduras, un joven de Nicaragua y cuatro personas de El Salvador, a quienes trasladaron ante las autoridades migratorias correspondientes para brindarles auxilio.
“Nos sentimos con la satisfacción de poder ayudar a estas personas (…) y que en todo momento sintieran que estaban a salvo y protegidos”, dijo el policía Francisco.
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