Ariel y Erick vigilaban la colonia Presidentes de México, en Iztapalapa. Los dos policías de la Ciudad de México circulaban sobre la calle Canal Pedro Vélez cuando escucharon disparos muy cerca de ellos. Al buscar de dónde venían las detonaciones se percataron que varias personas corrían, pero de pronto vieron a dos jóvenes en una motocicleta; uno de ellos iba armado con un revólver y disparó contra la patrulla. Los oficiales escucharon un golpe en la carrocería, pero ambos elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) resultaron ilesos.
El 12 de marzo pasado, el policía Ariel recuerda que dos personas en una moto blanca con rojo, al ver que él y su compañero se acercaban al lugar de los hechos, aceleraron y se dieron la vuelta en la cerrada Francisco I. Madero, lo cual parecía una ventaja para los elementos para que los agresores no escaparan, sin embargo, más personas intentaron evitar que fueran detenidos. En tanto, las personas que corrieron previamente, recuerda el policía, “unas se aventaron abajo de los carros y se trataron de esconder porque era una agresión hacia ellos”.
Los policías encendieron la torreta de la patrulla y fueron tras los tripulantes de la moto. La persona que les disparó iba atrás de ésta, tenía 19 años, mientras que el conductor era un menor de 14 años.
“En la esquina, el que viene de copiloto en la moto nos efectúa un disparo el cual pegó en el cofre y se meten a la cerrada, no se percatan que es una calle cerrada. Mi compañero se quedó en la patrulla y les cerramos el paso y es donde, con comandos verbales hacemos la detención ya que no contaban con cartuchos útiles. En las detonaciones que realizaron a las personas, ahí se les van y a nosotros nos reciben con uno, es el que impacta del lado del copiloto, donde yo iba”, contó a MILENIO el policía Ariel.
El elemento recuerda que cuando se dirigían a los presuntos responsables, escuchó un golpe; era el disparo cuya bala pegó en la lámina del cofre y “por la misma adrenalina” no se detuvieron a revisarse para saber si los habían herido pues la única misión era detener a los agresores.
“En el momento no nos percatamos en dónde había dado el tiro, únicamente escuchamos el ruido de las detonaciones, escuchamos la otra detonación que es cuando llegamos y escuchamos el sonido cuando pega en la lámina. Por la misma adrenalina, no te deja pensar en si pegó del lado derecho o del lado izquierdo”, describió.
Al verse acorralados, los tripulantes de la motocicleta fueron detenidos, sin embargo, las personas a las que les habían disparado regresaron para tratar de agredirlos, pero no lograron hacerlo.
“La acción fue muy rápida, nos dispararon cuando vieron que nos bajamos con la intención de repeler la agresión. Nos mantuvimos al margen porque nos dimos cuenta de que había bastantes personas alrededor y en vez solucionar un problema íbamos a ocasionar otro, nos bajamos únicamente agarrando el arma y hacemos la detención, ellos automáticamente se rindieron porque ya nos habían disparado y no pudieron detonar el arma".
Cuando los oficiales Ariel y Erick creyeron que la situación estaba bajo control, llegó el padrastro de uno de los detenidos así como el hermano del otro joven para evitar que los subieran a la patrulla.
Los familiares llegaron en una motoneta azul metálico, quienes comenzaron a agredir verbalmente a los policías e intentaron liberar a los detenidos, sin embargo, luego de contener la situación, ambos fueron detenidos. Tras realizarles una revisión preventiva, se les halló una bolsa con aparente mariguana, mientras que al joven de 19 y 14 años les decomisaron un revólver y seis cartuchos.
“La moto llegó más o menos a tres cuartos de calle, se quieren dar la vuelta otra vez para salir y fue cuando mi compañero los encapsula, la moto ya no puede salir y lo que hacen es no oponerse al arresto. Nos percatamos que quien realizó las detonaciones, es el mismo cuenta con el arma, entonces me voy contra él y mi compañero contra el que va manejando la moto, que era el menor. Hacemos la detención, los aseguramos y llegó la demás gente”, cuenta el policía Ariel.
El oficial Ariel recuerda que los jóvenes detenidos los amenazaron diciéndoles que “no sabían con quiénes se habían metido”, y pese a que los familiares de los detenidos incluso intentaron abrir la patrulla y bajarlos, no lo lograron. Al sitio llegó apoyo de la SSC para apoyar en el retiro de las personas del lugar.
“Entre resguardar la integridad de los detenidos , resguardar tanto la integridad de mi compañero y la mía, en ese instante no pensamos nada. Ya cuando se había tranquilizado la situación le dije a mi compañero que me revisara si estaba herido, y él también me pidió que lo revisara”.
El policía Erick comentó que al ser atacados, en una acción inmediata, trataron de cubrirse estando en la patrulla, mientras él estaba al volante y Ariel iba como copiloto. Al recordar el momento, cuenta que “es una adrenalina que se siente, que no sabes si es miedo, y con la intensidad del momento, buscas asegurar a las personas y resguardarlas”.
La balacera, cuenta, fue producto de conflictos que los jóvenes de la moto y los demás vecinos ya tenían hace tiempo “un tipo de fricción”, pero “llegó un punto en el que estalló la bomba e hicieron esas acciones los muchachos”.
Los cuatro hombres, dos de 19 y 32 años y dos menores de edad de 14 y 15 años, fueron detenidos y junto con las motocicletas, el arma y la posible droga asegurada, fueron presentados ante el agente del Ministerio Público correspondiente, quien determinaría su situación jurídica y realizará las investigaciones subsecuentes del caso.
Tras realizar un cruce de información, se supo que el detenido de 32 años de edad cuenta con dos ingresos al Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, en el año 2009 por falsedad ante autoridades y en 2022, por robo calificado.
El oficial Ariel, quien lleva ocho años es la corporación, reconoce que “Iztapalapa es muy conflictivo”, y reciben amenazas “por todos lados por las detenciones”, pero el amor a la camiseta—en referencia al ser policía—le impulsa a seguir, “no salir con miedo a la calle sino con precauciones”, mientras que su compañero, con cinco años como policía, añade que no se sabe en qué momento “puede estallar la bomba”.
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