QR: se le pierden 5 toneladas de coca al ‘narco’ en cuatro meses

La mercancía. Dos avionetas se desplomaron en la selva y una más fue abandonada en Chetumal.

Los capos colombianos han probado diversos caminos para el trasiego de cocaína hacia EU. (Gráfico: Mauricio Ledesma)
Abraham Reza
Ciudad de México /

El incremento de 17 por ciento en la producción de cocaína colombiana ya deja ver sus efectos al sur del territorio mexicano. No son los tiempos del Señor de los Cielos, pero en la frontera entre Quintana Roo y Belice han vuelto los puentes aéreos y los esfuerzos por traer coca a México, aunque también pérdidas para el narco calculadas en cinco toneladas en cuatro meses.

Prueba de esto son los restos de una avioneta tipo Cessna que se desplomó el 10 de marzo en la comunidad del Cedral, en Othón P. Blanco, ubicado a 85 kilómetros de Chetumal. Venía cargada con 1.5 toneladas de coca.

Este no es el primer caso de una aeronave que cae entre los ejidos y la selva. En noviembre pasado un jet se desplomó dejando en evidencia que su interior estaba atestado con 2 toneladas de cocaína acomodado en paquetes. Los hechos ocurrieron en la comunidad de Río Verde, también dentro del municipio de Othón P. Blanco.

Cifras del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Colombia batió récord en producción del coca entre 2016 y 2017, al pasar de 146 mil hectáreas a 171 mil, un aumento de 17 por ciento. Pero también se produjeron mil 379 toneladas de cocaína base, otro récord.

Javier Oliva, investigador de la UNAM, asegura que esta sobreproducción es uno de los factores que está ocasionando el fenómeno de los narcoaviones caídos, pues son actos desesperados de los cárteles por llevar coca a EU.

“Las conclusiones que podemos extraer de esos impresionantes datos son; primero, el consumo de esa droga aumentó; segundo, —derivado lógico de lo anterior— las ganancias de las bandas delictivas de Colombia y de las organizaciones por donde pasa la mercancía también, y tercero, dentro de los objetivos del Plan Colombia está la erradicación y contención a la producción de hoja de coca, lo cual es un evidente fracaso”.

El investigador tiene el registro de cómo creció año tras año la producción del narcótico en Colombia y señala que este fue gradual y ascendente.

“El crecimiento de narcocultivos se mantiene desde 2013, cuando hubo 48 mil hectáreas (la más baja desde que existen mediciones); en 2015 hubo 96 mil hectáreas; en 2016, 146 mil hectáreas, y en 2017, 171 mil hectáreas”.

A los desplomes se le suma el abandono de una aeronave que el 1 de enero de 2019 aterrizó sin autorización en el Aeropuerto de Chetumal. Aquel narcoavión llevaba en su interior una tonelada y media de la droga. Los dos tripulantes huyeron y lo único que se supo es que eran colombianos.

El regente de seguridad de Chetumal, Adrián Sánchez, señaló que aunque no se sabe adónde se dirigían, se supo que provenían de Colombia y que abandonaron el jet por la falta de combustible: “Prefirieron arriesgarse a ser detenidos y no morir en un impacto en la selva, como en otros casos ha ocurrido”.

A 20 días del desplome de la última aeronave, los restos siguen regados entre el follaje de los árboles. En el interior de lo que queda de la avioneta tipo Cessna también se aprecian los asientos sueltos, las mascarillas de oxígeno en el suelo, ropa llena de sangre y el tapiz desgarrado.

A fuera el escenario no es menos dramático, pues el intento de un aterrizaje forzoso dejó la huella del avión sobre la maleza, al menos 100 metros recorrió el jet en el suelo antes de impactarse contra el árbol que lo detuvo.

Las llantas del tren de aterrizaje también se desprendieron y la cubierta del avión se partió como pequeños tepalcates que se esparcieron alrededor de la cabina.

De acuerdo con los pobladores, tras el impacto de la avioneta matrícula N18BA, el Ejército solo fue a incautar la droga y ninguna otra autoridad volvió. Aquel día también se rescató el cuerpo de un colombiano y se detuvo al único sobreviviente: un sinaloense.

El Departamento de Estado de EU señala que, en los primeros seis meses de 2018, México incautó 5.5 toneladas métricas de cocaína, mientras que la Marina, otras 4.4 toneladas.

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